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PROMESAS DE SANACION EN LA BIBLIA


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  565 Palabras (3 Páginas)  •  479 Visitas

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Jesús sana a muchos enfermos: Mateo 8:16-17

Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos. Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores.»

Jesús sana a la Suegra de Pedro: Mateo 8:14-15, Lucas 4:38-39

Entró Jesús en la casa de Pedro, y vio que su suegra estaba postrada en cama con fiebre.

El le tocó la mano, y la fiebre la dejó. Luego ella se levantó y comenzó a servirle.

Al atardecer, trajeron a él muchos endemoniados. Con su palabra echó fuera a los espíritus y sanó a todos los enfermos,

De modo que se cumpliese lo dicho por medio del profeta Isaías, quien dijo: El mismo tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades.

Jesús sana al siervo del centurión: Mateo 8: 5-13, Juan 4:43-54

Cuando Jesús entró en Capernaúm, vino a él un centurión y le rogó diciendo: —Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, y sufre terribles dolores.

Y le dijo: —Yo iré y le sanaré.

Respondió el centurión y dijo: —Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo. Solamente di la palabra, y mi criado será sanado.

Porque yo también soy un hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mi mando. Si digo a éste: “Vé,” él va; si digo al otro: “Ven,” él viene; y si digo a mi siervo: “Haz esto,” él lo hace.

Cuando Jesús oyó esto, se maravilló y dijo a los que le seguían: —De cierto os digo que no he hallado tanta fe en ninguno en Israel.

Y os digo que muchos vendrán del oriente y del occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos,

pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

Entonces Jesús dijo al centurión: —Vé, y como creíste te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella hora.

Jesús sana a un leproso: Mateo 8:1-4, Marcos 1: 40-45

Cuando descendió del monte, le siguió mucha gente.

Y he aquí vino un leproso y se postró ante él diciendo: — ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme!

Jesús extendió la mano y le tocó diciendo: —Quiero. ¡Sé limpio! Y al instante quedó limpio de la lepra.Entonces Jesús le dijo: —Mira, no lo digas a nadie; pero vé, muéstrate

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