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REFORMA PROTESTANTE Y LOS RETOS PARA LA IGLESIA DE HOY


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2020  •  Ensayos  •  4.165 Palabras (17 Páginas)  •  454 Visitas

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Conmemoración 500 Años de La Reforma Protestante

Conferencia - Domingo 29 de Octubre de 2017

Wilmer Alexander Farieta

REFORMA PROTESTANTE Y LOS RETOS PARA LA IGLESIA DE HOY

Introducción

Meditar nuevamente en aquellas Verdades Fundamentales del Cristianismo, aquellas que alzaron estandarte en La Reforma Protestante, como las que hemos visto hasta ahora en cada una de estas conferencias, no puede ser un simple recordatorio religioso que se guarde como reliquia en una vitrina de nuestras conciencias, ante la cual simplemente pasamos, hacemos una venia y luego olvidamos para seguir con nuestras propias vidas; tampoco puede ser una cátedra que sencillamente se la dejamos a los teólogos o a los Pastores para que se hagan cargo de estudiar aquellas doctrinas y cada tanto tiempo nos las enseñen en la iglesia, mientras continuamos con nuestras propias vidas. Cuando escuchamos que vamos a conmemorar La Reforma Protestante, lo que muchas veces tenemos en el corazón es un simple afecto religioso o tradicionalista que nos hace decir:   - Ey sí, vamos nuevamente a escuchar sobre la vida de Martín Lutero y de Juan Calvino, sobre las 95 tesis, las Cinco Solas…. (Como si fueran solo histirias y ya) Estas y otras actitudes pudieran ser nuestro caso, si es así, por favor examinemos nuestras almas, y con el corazón en la mano, dispongámonos delante del Señor para cambiar de pensamiento y aplicar realmente a nuestra vida como Iglesia, en nuestro tiempo y en nuestras circunstancias, lo que el evento de La Reforma nos hace reconsiderar, pues en verdad que para nosotros, el mundo cristiano del Siglo XXI, tiene bastantes aplicaciones para exhortarnos y confrontar nuestra Fe y nuestra forma de vivir en la actualidad.

Reforma significa restaurar algo que había perdido su forma original, y eso es lo que ha sucedido, y lo que hemos venido no solo a recordar sino a verlo también como parte de nuestra Iglesia, pues el desafío de mantenernos fieles a la Fe y a la Piedad, es algo que constantemente se encuentra en guerra no solo por causa de la multiplicación de los impíos que no honran a Dios, sino más aún por nosotros que luchando contra nuestra naturaleza caída varias veces damos el brazo y el pie a torcer y tenemos que arrepentirnos para nuevamente enderezar nuestros caminos, continuando en la reforma, volviendo a la forma original de la Fe que es en Cristo, y siguiendo los pasos de aquellos cristianos fieles y Reformadores en los siglos pasados, quienes lucharon por mantener una visión clara del Reino de Dios, entendiendo el Fundamento de la Iglesia y Su Misión Divina en esta Tierra.

Salmos 106: 1-5, 43-48

Las porciones inicial y final de este Salmo que hemos leído, nos bastan para reconocer una ilustración precisa sobre lo que es El Pueblo de Dios, pues allí vemos primero La Cabeza de La Iglesia que se dirige al Padre para interceder ante Él y traer de Sus Manos misericordiosas el Favor y la salvación para Sus escogidos, y luego vemos la Iglesia y Su historia resumida en 3 versos, que nos hablan de la infidelidad, la humillación y la reconciliación nuevamente con el Señor; así ha sido la historia de la Iglesia, desde la antigüedad con los santos de Las Escrituras, pasando por los días de La Reforma y hasta nuestros días. Constantemente nuestra Iglesia es desafiada, no por el mundo primeramente sino por Dios mismo quien prueba a Su Pueblo para que con La Luz de La Verdad se vuelva de sus malas obras, limpie y enderece sus caminos y se fortalezca no en la ayuda del hombre sino en Dios, reformando las arrugas o deformaciones en Sus vestiduras.

En esta conferencia titulada como “Reforma Protestante y los Retos para la Iglesia de Hoy” quiero hermanos que reconozcamos esta historia llena de desafíos provenientes de Dios, y que seamos conscientes de que las verdades expuestas hasta aquí siempre se ven probadas para que la Iglesia examine en dónde se encuentra su corazón, y así, aceptemos los retos que hoy debemos enfrentar, para mantenernos firmes en la Promesa del Salvador de que las puertas del Infierno NO prevalecerán contra La Iglesia.

  1.  Haciendo Memoria

El adagio popular dice: “Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”, esta sentencia la podemos ver acompañando las páginas de la historia no solo universal, sino especialmente la historia del Pueblo de Dios. Hacer memoria es conocer y considerar la historia, y sabemos que agarrar un tomo grueso que hable de la historia de la Iglesia es para muchos de nosotros un sedante para dormir, por esta causa también es un reto para la Iglesia de hoy, pero podemos estar tranquilos hermanos, pues si bien es un gran placer leer las páginas de la historia, no va a ser estrictamente necesario que debamos ir presurosos a estudiar algún tomo grueso de historia, excepto por la Historia Sagrada, pero si debemos tener un corazón humilde y dispuesto a aprender de los errores del pasado para no caer de nuevo en ellos.

La Reforma Protestante que conmemoramos es un gran acontecimiento histórico especialmente para el Cristianismo; como Iglesia Reformada, provenimos de las luchas allí mantenidas y los principios que salieron nuevamente a la luz allí para ser conformados a una Iglesia Fiel. Si desestimamos la historia podemos cometer un error al pensar tal vez como en el siguiente diálogo:

- Conozco las historias de La Biblia y sé que Cristo vino y que estableció a sus discípulos para que llevaran sus enseñanzas, luego de esto no sé qué más sucedió ni me interesa saberlo, sólo sé que aquí estoy en mi iglesia bautista, metodista, pentecostal, mi iglesia en que me crie desde pequeño, mi iglesia X…

En el contexto de conocer la historia de la Iglesia, si nuestro pensamiento es sólo como el anterior, entonces seriamos desconsiderados con la historia hecha por Dios y con una gran familia de Santos que nos ha precedido, pues tenemos desconectados siglos de historia en medio de los cuales un humilde santo podía entender que la Iglesia se trataba del Reino de Dios que por Cristo ha sido preservado a través de los siglos. La Biblia nos enseña a hacer memoria continuamente de las obras del Señor, leamos: Salmo 71:16. 

Ya hemos escuchado  en las conferencias anteriores de aquellos antecedentes y hechos que fueron dando lugar al desarrollo de La Iglesia por muchos años y que luego causaron la Reforma, y como sería redundante darlos nuevamente aquí, solo nos queda meditar en lo siguiente:

  •  Como expresa el verso anterior, hemos de venir a los hechos poderosos de Jehová y hacer memoria, la historia de tales hechos poderosos son también los de la Iglesia, y se remontan hasta las primeras páginas de La Biblia, pero después de la Ley de Moisés conocemos más frecuentemente la historia que se resumía en el Salmo 106:43-48, al leer especialmente los Salmos 105 y 106, hacemos memoria de los principios de una Iglesia constantemente bendecida y así mismo desafiada por Dios, Moisés murió en esta constante lucha por que el Pueblo fuera una y otra vez reformado de acuerdo a lo que el Señor mandaba; luego el pueblo se apartaba desconociendo la historia, desconociendo los hechos de Dios que los habían liberado, y nuevamente eran llamados a arrepentirse; de los jueces aprendemos y de los profetas como Elías o Daniel también, cuando encontraban en la historia detrás de ellos, los pecados del Pueblo para arrepentirse, para advertir a las nuevas generaciones y para declarar las promesas de liberación de Dios. Cuando el Pueblo cae nuevamente en el cautiverio por causa de ignorar su historia y olvidar la Ley, el Señor se acuerda de su Pueblo y levanta Reformadores como el Rey Josías del cual hemos leído, quien buscando en la historia detrás de él, encuentra el Libro de La Ley, lo lee junto con todo el pueblo y hace un pacto nacional de obediencia a Dios, así acaba radicalmente con el culto pagano e inmediatamente se conduce al propósito por el cual se levanta toda reforma genuina que es el de volver a la Verdadera Adoración según el mandamiento de Dios, pues el Rey convoca a la celebración de la Pascua y dice la Palabra que no se había celebrado una Pascua como aquella desde el tiempo de los Jueces ni en los demás reinados.  
  • Después de que el Señor Jesús asciende, se funda la Iglesia en Pentecostés y aunque fuera temprana y recién fundada, en sus primeros años, además de la persecución, la Iglesia también tuvo que enfrentar reformas tempranas, las cuales llevaban a cabo los apóstoles, quienes iban ordenando los asuntos de cada Iglesia local, corrigiendo sus tempranos abusos y errores y advirtiendo ya sobre la apostasía exhortando a que los creyentes se mantuvieran firmes defendiendo la Fe dada a los Santos; el mismo Señor Jesús desde la Gloria se revela a través del apóstol Juan para desafiar a la Iglesia a que volviera a hacer las primeras obras, a retomar su primer amor, a acordarse de dónde había salido y a arrepentirse de su temprana altivez, apartándose de las doctrinas falsas y perseverando hasta el fin, estas últimas palabras del Señor, son su llamado a la Iglesia a hacer memoria de las primeras obras y a reformar lo que está mal.
  • Luego de esto, no podemos cometer el error de pasar por alto 1500 años de historia de la Iglesia después de Aquella Iglesia Primitiva y antes de la Reforma, los cuales, aunque los llamemos “siglos de oscuridad”, hemos de aceptar  la promesa de Cristo cumplida, pues allí también la Iglesia Cristiana ha prevalecido contra las puertas del Infierno, ha extendido el Evangelio en medio de pruebas como en todos los tiempos y a pesar de la tiranía y las corrupciones del papado. Siempre habían comunidades cristianas fieles y humildes dedicadas a preservar la verdadera Fe y Piedad, que surgieron ante la decadencia moral creciente de los obispos y de la opulencia y prestigio de las iglesias reconocidas. Luego, durante la Reforma, volver a las sendas antiguas era un gran reto para las renovadas y crecientes comunidades cristianas, se debían enfrentar grandes persecuciones, revueltas y guerras civiles y religiosas que llevaban al martirio a muchos cristianos que no doblaron sus rodillas ante la religión apóstata del Anticristo; también se debía enfrentar a un trabajo arduo y de gran sacrificio para corregir y formar a las comunidades cristianas que se volvían a la Fe Reformada. La Visión del Reino de Dios, que conquistaba por el poder de La Palabra Santa y del Espíritu, logró hacer frente al gran reto de la Reforma de La Iglesia, y su fruto entregó no solo pequeñas comunidades fieles en ciertas ciudades, sino Iglesias Cristianas Bíblicas y además ciudades y naciones enteras humilladas haciendo pactos nacionales ante Dios, donde las Doctrinas fundamentales como las que hemos visto durante estas conferencias, se entregaron en las manos del pueblo, y ya no eran un misterio exclusivo que torcieran el papa y sus sacerdotes apóstatas, ahora eran doctrinas vivas y claras que hacían parte del sacerdocio de todos los creyentes.

En adelante, la historia de la Iglesia sigue llena de grandes logros y también de faltas, pero, para que concluyamos esta primera parte, primero debemos aprender a considerar los hechos que hemos escuchado guardándolos en nuestros corazones como si fueran los de nuestra familia (pues si vieron que nos hemos conectado directamente con esta historia hasta llegar a oír de la Reforma en Colombia y del Reformador de aquí de Bosa), entonces debemos honrar estos hechos como si nosotros fuéramos parte de ellos pues gracias a estas obras providenciales de Dios, es que hoy podemos tener una Iglesia que busca humildemente ser fiel y reformada; y segundo, debemos considerar como un acto de Piedad y responsabilidad con la Iglesia, el hacer memoria de las cosas pasadas, no con el propósito de saber más sino con el de velar por una Iglesia cada vez más fiel, que no vuelva a los errores del pasado

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