Reflexión De Mi Vida

DAVID MORÁNBARCELONA. «Conviene estudiar qué ocurre cuando una sociedad se vuelve cada vez más pornógrafa». Del dicho al hecho, Andrés Barba (Madrid, 1975) y Javier Montes (Madrid, 1976) se han

Actualizado 29/03/2007 - 03:12:42

DAVID MORÁN

BARCELONA. «Conviene estudiar qué ocurre cuando una sociedad se vuelve cada vez más pornógrafa». Del dicho al hecho, Andrés Barba (Madrid, 1975) y Javier Montes (Madrid, 1976) se han deslizado por el tobogán de la pornografía para analizar las relaciones privadas y colectivas de la sociedad con uno de los temas más clandestinos y, al mismo tiempo, omnipresentes. «Siempre linda con lo público por un lado y con lo tabú por el otro», señaló Barba.

El resultado, bautizado con el título de «La ceremonia del porno», les valió ayer a sus autores el XXXV Premio Anagrama de Ensayo, galardón dotado con 8.000 euros y del que resultó finalista «Poética del Café», de Antoni Martí Monterde (Torís, Valencia, 1968). «El porno ha sido un tema muy maltratado intelectualmente y pocas veces abordado con profundidad», apuntó Montes a modo de introducción de un ensayo que, según sus autores, no se posiciona ni a favor ni en contra, sino que trata de contar «el estado de la cuestión». «La pornografía ha encontrado su habitación en Internet y ha llevado a los consumidores a convertirse en productores». explicó Barba.

Cultura literaria de los cafés

Antoni Martí, por su parte, presentó la finalista «Poética del Café» no como «un inventario de cafés ni una compilación de anécdotas de escritores en cafés» sino como «una reflexión teórica de la importancia de los cafés en las transformaciones de la literatura desde finales del siglo XVII hasta nuestros días». «El café es una necesidad política, cultura y ciudadana», recordó Martí, quien aprovechó la ocasión para lamentar desaparición de estos espacios en Barcelona. «Me parece terrible que en la ciudad no haya ningún Gran Café», denunció.

Aún así, el propio Martí reconoció que actualmente es posible hacer «vida de café», aunque con algunas diferencias. «En «Austerlitz», W. G. Sebald traslada una típica escena de café a un McDonald´s», recordó el profesor y ensayista valenciano. No es lo mismo, no, pero puede llegar a serlo. «Sin los pasajes de París, Baudelaire no había sentado las bases de la modernidad. A lo mejor nuestros pasajes son los Ikea. Lo importante es qué narramos y cómo lo narramos», aseguró.

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