Reflexión salmo 51 y juan 17

Reflexión salmo 51

Debido a que nacemos pecadores [51.5], nuestra inclinación natural es complacernos a nosotros y no a Dios.  David siguió esta inclinación cuanto tomó la esposa de otro hombre.   También nosotros la seguimos cuando pecamos en cualquier forma.  Al igual que David, debemos pedir a Dios que nos limpie el corazón y el espíritu para tener pensamientos y deseos nuevos.  La buena conducta solo proviene de un corazón  y un espíritu limpios.  Si pedimos a Dios él nos concederá esto.

En su oración a Dios suplicó “Vuélveme el gozo de tu salvación”. Dios quiere que estemos cerca de Él y que experimentemos su vida plena y completa.  Pero el pecado inconfesado hace que esa intimidad sea imposible.  Confesar a Dios los pecados que cometemos.  Aunque tendremos que enfrentarnos  a las consecuencias terrenales, así como lo hizo David, Dios nos devolverá el gozo al andar con Él.

Dios quiere un espíritu quebrantado y un corazón contrito.  Nunca complacerá a Dios mediante acciones externas, por  muy buenas que sean, si la actitud interna de su corazón no es correcta. A Dios le agradan las personas que tienen un espíritu contrito y corazón quebrantado.

Reflexión juan 17

Jesús oro  por sus discípulos él dijo que así como él no era del mundo y guardaba sus mandamientos y que estaba con el padre que sus discípulos también. Esta oración es para todos nosotros que aceptamos la palabra de Dios y tratamos de guardar sus mandamientos. Esto nos invita a reflexionar no solo acerca del sacrificio que Jesús hizo por nosotros sino también acerca de que el cumplió con predicar como Dios se la había encomendado. El cumplir con esto lo hizo aún más agradable ante los ojos del padre, así como el debemos ser nosotros porque él es nuestro ejemplo a seguir para un día llegar a ser salvos y entrar en el reino celestial

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