Religion

En tiempos pasados, muchos creyentes eran torturados, devorados por bestias salvajes o quemados en la hoguera a causa de sus convicciones doctrinales. La primera segmentación importante se dio en el año de 1054 d.C. Cuando el obispo de Roma exigió que el obispo de Constantinopla se sometiera a su autoridad, pero la petición fue denegada. Cuando la reforma empezó en el siglo XVI, la jerarquía católica romana predijo que una vez el cristianismo se empezara a dividir, el proceso de fragmentación seria de nunca acabar. La iglesia católica ha experimentado muchos cambios en los últimos veinticinco años; la rigidez del pasado ha dado a una nueva era de tolerancia. La unidad, a no ser que esté basada sobre un acuerdo genuino con respecto al contenido real del evangelio, no vale el precio que le han puesto los ecuménicos.

No hay necesidad de arrepentirse a causa de diferencias doctrinales si la verdad del evangelio está en juego. En cierta ocasión Pedro empezó a hacer una representación equivoca del evangelio al repudiar a los gentiles y aliarse con los judíos que creían que la circuncisión era necesaria para la salvación; por ese motivo Pablo en público: “Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, gentiles y no como judío, ¿Por qué obligas a los gentiles a judaizar?”.

La biblia no es la razón del problema. Su contenido es claro, directo y practico. Todos los desacuerdos en interpretación son inventados por nosotros mismos. Nosotros, no el texto, somos la casusa de los problemas. Se puede presentar una serie de razones para las diferencias de opción. El primer lugar está las limitaciones de los hombres. La relación de Dios con la voluntad humana involucra algo de misterio. Las limitaciones humanas explican muchas diferencias de opinión, pero este factor no debería recalcarse demasiado. Todos hemos conocido a personas que jamás estarían dispuestas a abandonar doctrinas idolatradas aun si llegaran a convencerse de que tales enseñanzas no son bíblicas. “Nací y fui criado (católico, anglicano, presbiteriano, bautista, calvinista, o lo que sea), ¡y como tal moriré!”. La suposición que se esconde tras esta actitud es: “No estoy abierto a la posibilidad de examinar lo que creo. Que mis creencias sean verdaderas o no carece de importancia. Me gusta aquello con lo cual estoy familiarizado; no quiero negar la crianza que recibí, me siento cómodo donde estoy así que déjame en paz”. La verdad es que muy pocas personas tienen mente abierta, sobre todo en cuestiones de religión. El asunto crítico no es tanto la interpretación de la biblia como la sumisión a la autoridad de la biblia misma. El Espíritu con el cual debe empezar nuestra búsqueda de la verdad tiene mucho que ver con el adagio atribuido a Richard Baxter: “En cuestiones necesarias, unidad; en cuestiones dudosas, libertad; en todas las cosas, caridad”.

Para evitar la creencia en tres

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