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Revolucion Francesa

yeraldystaveras12 de Mayo de 2014

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La religión en la Francia revolucionaria jugó un papel importante en las dos primeras etapas de la revolución desde 1789 a 1795. Sin duda, las creencias religiosas de los franceses jugaron un papel preponderante durante la Revolución Francesa y aún hoy día inciden en las decisiones del pueblo francés. Cabe aclarar que presentare una visión general del panorama religioso en Francia durante el antiguo régimen a la Revolución, antes de 1789. A continuación se hará una síntesis histórica de la religión en Francia desde Luis XIV hasta el siglo XVIII para destacar el papel que en Francia jugo la Ilustración. Al enmarcar este trabajo en un periodo extenso de la Historia, veremos la participación de la religión y de la Iglesia en la revolución Francesa. Se intentará mostrar como la religión tuvo incidencia en la vida económica, cotidiana, política y social de Francia. A su vez se observara cómo la revolución incidió en la religión y finalmente se comprenderá el papel de la religión en tiempos de Revolución, tratando de contemplar distintas posturas sobre el tema.

El panorama religioso a fines del siglo XVII se presenta como un asunto complejo, puesto que no existía una única religión como hubiera deseado Luis XIV. Los cultos protestantes poseían una gran adhesión, y por ende se estaba dando una división religiosa. División de fieles que incidía en el aspecto económico y político. Provocando la preocupación de la corona. En 1685 el Edicto de Fontainbleu establece la unidad religiosa del reino, el cual sólo era legal en Francia la práctica de la religión católica. Para ese entonces el clero deja de ser para muchos una opción religiosa, se convierte en una forma de poder político y económico. El clero no es una unidad compacta, las diferencias políticas económicas radican básicamente en la composición del alto y bajo clero. En este último la situación económica es de pobreza y austeridad, su poder político no tiene la misma fuerza que el alto clero. El reinado de Luis XIV y sus medidas religiosas generan odio, obviamente por parte de los cultos prohibidos. También hay muchos sectores populares que ven en el alto clero un exceso de poder y una vía rápida de enriquecimiento y privilegio. La religión oficial “galicanismo” no solo genera problemas internos, al proclamar su independencia con respecto de Roma lógicamente levanta choques de tipo internacional. La caracterización del Antiguo Régimen francés como intolerante en lo religioso recae en gran parte en el reinado de Luis XIV. Esto no significa que antes o después de Luis XIV existiera una libertad religiosa digna de ser marcada. Así se llegaba al " Siglo de las Luces", con un panorama religioso complejo, y una profunda crisis del clero. Se hace imprescindible presentar al clero desde al ángulo de la proporción. ¿ Qué lugar tenía el clero en la sociedad francesa?. Estamos hablando de 130 mil personas, esto es el dos por ciento del total de la población francesa. El clero en el siglo XVIII, es en su mayoría un cuerpo privilegiado. Los privilegios que podrían citarse a este respecto serían interminables. Un elemento que me parece digno de ser destacado es el que refiere a lo que hoy conoceríamos como registro demográfico, en la Francia del antiguo régimen era patrimonio del Clero. El que no era católico no tenía existencia legal, su matrimonio era concubinato y sus hijos eran bastardos. Otro ejemplo de cómo la Iglesia no solo tenía la obvia importancia en el aspecto religioso, sino que se entremezcla en lo político, económico, social.

La corrupción del alto clero era algo evidente, algo que también definía en cierta manera la sociedad del antiguo régimen. Antes de Luis XIV la Iglesia designaba con permiso del Papa a sus miembros, posteriormente al Edicto de Fontainbleu, el Estado queda con la facultad de designar miembros eclesiásticos. Surge un problema fundamental que es el de la designación de hombres que veían en la Iglesia el medio más rápido para alcanzar dinero y poder. Como vemos los hombres dedicados verdaderamente a los asuntos religiosos se veían desplazados, por hombres ávidos y cercanos al poder político. Los hombres que realmente se dedicaban a las tareas religiosas por vocación eran en su mayoría los del bajo clero, parroquias rurales con poco presupuesto, curas empobrecidos que realizaban las obras de caridad y ayuda a la población. Más allá de que pueda ser una obviedad, habría que decir que el miembro del bajo clero, se va a parecer en su forma de vida y posibilidades económicas al campesino o trabajador. Por tanto es evidente que la Iglesia en el siglo XVIII sufría de graves problemas. Súmese a estos problemas internos la inquietud filosófica propia de las Ilustración que van a atacar a la Iglesia.

La muerte de Luis XIV significó para los protestantes la vuelta a la práctica. Pero a diferencia del siglo XVII, en el siglo XVIII nace la idea de tolerancia, que puede ser leído como un agotamiento religioso. La tolerancia aceptada por las autoridades se da bien entrado el siglo XVIII. El conocido Edicto de Tolerancia se realiza en el año 1787. Donde el poder político se muestra como oportunista ante los cultos religiosos. El caso más significativo sea el del enfrentamiento entre franceses e ingleses en 1744, donde la corona deja de condenar los cultos siempre y cuando éstos se reclutaran al ejército. Una clara muestra de la cercanía entre Iglesia y poder. El protestantismo abrigaba en su seno a campesinos, burgueses y gentes de profesión liberal. Esta es la Iglesia que nace en el siglo XVIII, presentando grandes contrastes. En su aspecto externo aparece como una institución fuerte, indisolublemente ligada al poder político. Con miembros de su propia familia que están desconformes por las desigualdades. Mientras un arzobispo disfruta de privilegios solo por haber sido noble pero sin vocación religiosa, el cura párroco rural con mayor vocación sufre las mismas penurias que el campesino que escucha su prédica y recibe su ayuda.

Hasta ahora presente el tema religioso desde los tiempos de Luis XIV hasta el siglo XVIII. Esta parte del trabajo va a estar dirigida a la Ilustración y la visión que los hombres Ilustres tenían. La actitud de los " iluminados" va a ser de crítica. Dura es la crítica y reproche hacia la religión. Dudan sobre el pecado original, y porqué toda la humanidad debe pagar por ese pecado. La Biblia para estos hombres es contradictoria, confusa, producto de los "retoques" que se le hicieron con los años. Uno de los puntos más criticados al cristianismo, es la forma de vida que este promueve, la sumisión de la humanidad. Verán al cuerpo eclesiástico como parásitos que frenan el crecimiento económico al ser dueños de grandes territorios que promueven el celibato que frena el crecimiento demográfico. Cuando se habla de la Ilustración y de hombres críticos a la religión automáticamente se piensa en Voltaire. Hombre que ha dedicado gran parte de sus obras a la religión y la tolerancia. También es objeto de crítica todo aquello que la razón no pueda explicar, ejemplo los milagros. Para Voltaire este tipo de cosas no hacen más que debilitar la fe de los hombres. Este decía que "Todas esas leyendas absurdas que añadís a las verdades del Evangelio apagan la religión de los corazones". Los ilustrados no pueden aceptar un poder justificado en elementos religiosos, por tanto es un ataque crítico en el terreno de la filosofía, de desbancar a los teóricos del absolutismo. Decir que la Ilustración es un movimiento radicalmente ateo es por lo menos una generalización apresurada. Podría si hablarse de una oscilación entre ateísmo y deísmo. Este último acepta la creencia en Dios pero no según las enseñanzas de una verdad revelada, sino tal como la admite la sola razón natural. A medida que el siglo XVIII las “Nuevas Ideas” comienzan a ganar su lugar, sobre todo en los sectores aristocráticos. El poder político a veces muestra un doble discurso, condena las ideas de los ilustrados pero en los hechos acepta mucha de estas ideas. El papel de la Ilustración es el de denunciar a la Iglesia como culpable de alimentar al dogmatismo, no permite el libre pensamiento, se relaciona con el poder político para mantener un orden establecido. Frena además la libertad económica por ser dueña de grandes territorios, recibir impuestos y diezmos. Es un tema espinoso, porque no se puede hablar de los ilustrados como un grupo de opinión monolítica, no se puede hablar de sus ideas como democráticas en los términos que entendemos hoy democracia. Si podemos hablar de un grupo de personas que se sienten y forman una elite. Tampoco se puede hablar de que el clero en su totalidad rechazaba las Nuevas Ideas. Para muchos la religión y la Iglesia estaban en franca decadencia. Los abusos y anormalidades estaban en boca de gran parte de la población francesa, y sumado a esto un grupo de intelectuales que desde la filosofía comienza una dura crítica a la religión. El Papa Benedicto XIV escribió en 1752: " No podemos negar que haya hoy en el mundo personas recomendables por sus talentos y por sus estudios; en tanto que su único objeto debería de ser el de combatir y extirpar el ateísmo y el materialismo del mundo". Como se ve la opinión del sumo pontífice refleja una profunda preocupación por la crítica de que era blanco la religión y la Iglesia. La actitud eclesiástica no va a ser de pasividad, va a responder al ataque con las mismas armas, con la crítica. La incredulidad ganaba sus fieles, y la Iglesia no podía permitir que esto ocurriese. “Nunca como en el siglo de la filosofía se publicaron tantos libros

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