Saber perder

Saber perder. . .

Cuando estaba en la primaria era uno de esos niños a los que les gustaba siempre ganar y llegar primero, durante un torneo de futbol realizado entre escuelas de la zona, comenzamos con nuestra participación acudiendo todos los sábados durante un mes al estadio de futbol Manuel Moreno Torres, ubicado a un costado de la secundaria conocida como la “3”. Luego de avanzar distintas fases a lo largo del mes, tuvimos la suerte de ganar todos y cada uno de nuestros partidos llegando así a la gran final.

Ese día el partido fue interesante ya que los dos equipos que disputábamos la final le poníamos todas nuestras ganas, nuestro rival, la escuela Rosas Moreno fue un duro contrincante durante los 90 minutos, para nuestra mala fortuna, el marcador no nos favoreció pues comenzamos perdiendo por 2-0 al medio tiempo. Al comienzo de los segundos 45 minutos logramos anotar un gol, el equipo se volcó contra los rivales buscando esa segunda anotación que nos mandara a tiempo de alargue.

En un final cardiaco, un balón fue estampado en el poste, quedando en la línea, no ingresando a la meta del rival. Por consecuencia perdimos ese partido y la final por ende.

Como para mí el perder era algo raro y extraño, no sabía cómo reaccionar, que emoción expresar, que sentimiento dejar fluir, por lo que en mi rostro podría verse una mirada desconsolada con algunas lágrimas en mis ojos. Aun y con esto, felicite y di mi mano a los rivales comprendiendo que no toda experiencia mala debe de tomarse como derrota o perdida sino como un aprendizaje que ayuda a corregir tus errores en situaciones futuras.

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