AFRONTAR LOS DEBERES Y LOS DILEMAS ÉTICOS DE LA PROFESIÓN

Por años se ha hecho énfasis en el deterioro que ha venido dándose en la función de la escuela, del miedo a enseñarse a sí misma, la escuela no sabrá liberar por completo nuestra sociedad (Perrenoud, 2004, p. 121), puesto que la violencia, el maltrato, los prejuicios, las desigualdades y las discriminaciones están presentes cada vez con más fuerza, por lo que el mismo autor menciona que no se puede pedir a la escuela que sea abierta respecto a estos acontecimientos y a la vez haga creer que los adultos están de acuerdo con las virtudes cívicas e intelectuales que ésta pregona.

En la educación de la ciudadanía, las buenas intenciones una buena convicción no bastan, falta crear situaciones que favorezcan verdaderos aprendizajes, tomas de conciencia, la construcción de valores, de una identidad moral y cívica. Una educación a la ciudadanía no puede encerrarse en un horario de clase, ni tampoco se esconde en la escuela en la construcción de los conocimientos, la educación va más allá, ya que también tiene que ver con el currículo, explícito o implícito, en otras palabras, ¿cómo prevenir la violencia en la sociedad si se tolera en la escuela?, ¿cómo apreciar la justicia si no se hace en clase, ¿cómo inculcar el respeto si no se vive este valor día con día?, esta es la realidad que se vive en los centros escolares, ya que los docentes en la mayoría de las ocasiones expresan a los alumnos “haz como yo digo, no como yo hago”, y con ello apenas logra cambiar las actitudes y las representaciones de los alumnos.

Así, pues, para una educación coherente con la ciudadanía se deben tener en cuenta las siguientes competencias específicas:

• Prevenir la violencia en la escuela y en la ciudad.

• Luchar contra los prejuicios y las discriminaciones sexuales, étnicas y sociales.

• Participar en la aplicación de reglas en común referentes a la disciplina de la escuela, las sanciones y la apreciación de la conducta.

• Analizar la relación pedagógica, la autoridad y la comunicación en clase.

• Desarrollar el sentido de la responsabilidad, la solidaridad y el sentimiento de justicia.

Los maestros que desarrollan estas competencias actúan no solo para el futuro, sino para el presente. Crean las condiciones de un trabajo escolar productivo en el conjunto de las disciplinas y ciclos de estudio. No se trata solamente de inculcar un modelo para que los alumnos lo lleven consigo en la vida, sino de aplicarlo aquí y ahora, a la vez para hacerlo creíble y para sacar beneficios inmediatos.

En cuanto a la primera competencia, luchar contra violencia en la escuela es en primer lugar hablar, elaborar de forma colectiva el significado de los actos

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