Actividad integradora Desastres naturales
luis_laguna9 de Marzo de 2012
10.507 Palabras (43 Páginas)850 Visitas
“Desastres naturales”
1. Introducción
2. Objetivos
3. Marco Teórico
4. Incendios Forestales
5. Volcanes
6. Tsunamis
7. Terremoto
8. Ciclones
9. Rayos
10. Tornados
11. Huracanes
12. Inundaciones y sequías
13. Desastres Notables Del Siglo XX En El Mundo
14. Análisis
15. Conclusión
16. Bibliografía
a. Introducción
Las primeras crónicas de desastres datan del siglo XVI y desde ese momento, la forma en que la población y las autoridades han actuado frente a las emergencias ha entrañado una combinación de improvisada generosidad con abusos oportunistas. Ocurría un desastre importante y sus efectos se iban olvidando con el paso de los años hasta que nuevamente la naturaleza mostraba su cara tenebrosa y la gente se veía obligada a sumergirse en la acción, como si las actividades meramente físicas de desenterrar de entre los escombros a muertos y heridos, ayudar a los vecinos a reconstruir y plantar de nuevo los campos, pudieran suavizar en hecho de que seria cuestión de tiempo hasta que la adversidad llamara a la puerta y hubiera que enfrentar un próximo desastre.
La realidad muestra que esta era la manera como se manejaban los desastres en las Américas hasta los primeros años de la década de los setenta. La mayor parte de las veces en socorro se prestó con mucha generosidad y solidaridad, pero adoptando medidas improvisadas y poco coordinadas, con lo que se presentaron problemas de competencia entre sectores y adicionalmente una respuesta internacional de ayuda que no era la más apropiada técnicamente o la mas sensible culturalmente. Esta respuesta o fase de socorro que incluía la rehabilitación y reconstrucción inmediata, cada vez se hizo mas frecuente y mas compleja debido al crecimiento de la población expuesta al riesgo y a la dependencia en aumento de la sociedad respecto a servicios indispensables como agua, electricidad, comunicaciones, carreteras y puertos.
Estas experiencias traumáticas mostraron a los países la necesidad de organizarse con el fin de responder mejor a los diferentes problemas que generalmente acompañan a un desastre, es decir: rescatar a los sobrevivientes, atender a los heridos, apagar los incendios y controlar los escapes de sustancias peligrosas, brindar albergue, agua y alimentación a los damnificados, evacuar a las personas a lugares más seguros, establecer comunicaciones, resguardar la seguridad y el orden público, e identificar y disponer de los cadáveres, entre otros.
Varias catástrofes pusieron de relieve las deficiencias de una respuesta organizada. Asignar toda la responsabilidad a las fuerzas armadas u otro órgano similar, sin inversión previa de recursos y participación del resto de la nación, trae consigo una fase caótica en la que los sobrevivientes enfrentan además de la recepción de la asistencia, a veces contraproducente, de una multitud de organismo e instituciones locales, nacionales e internacionales que actúan, no sólo por mandato, sino también porque por buena voluntad quieren brindar ayuda a los que sufren los efectos del desastre.
La fase de respuesta es compleja, porque además de la gran cantidad de entidades que participan, el problema mayor radica en la toma de decisiones sin medir sus repercusiones. Se complica aún más si se pretende tomar decisiones y dirigir las operaciones sin conocer siquiera su funcionamiento en condiciones normales en lugar de coordinar los esfuerzos de los actores locales.
En todos los tiempos y culturas el ser humano generalmente ha tenido una actitud pasiva y facilista o ignorante frente a las dinámicas del medio ambiente físico. Aún está profundamente arraigado el considerar las manifestaciones violentas de la Naturaleza como designios de Dios o asuntos ineludibles de la Naturaleza misma. Es común que ello se exprese en actitudes fatalistas, de resignación y postración, o simplemente de rechazo frente a un tema en el cual el bienestar o incluso la vida están comprometidas en un futuro incierto.
Planificar con el factor riesgo es, fundamentalmente (y el término mismo lo implica) un proceso de toma de decisiones frente a incertidumbre. Cada vez más, se espera de la Ingeniería un estrecho compromiso entre la búsqueda de mejor calidad de vida, de opciones de desarrollo y de la menor influencia adversa sobre el Medio Ambiente, lo que conduce a la necesidad de entender la complejidad del problema del manejo de riesgos, tratando sus diversas facetas: culturales, históricas, antropológicas, científico-naturales, técnicas, económicas, entre otras.
Gran parte del riesgo asociado a los fenómenos naturales puede atribuirse a problemas de percepción. Así como el riesgo de los fenómenos de evolución rápida (p. ej. sismos) no se percibe bien por su escasa ocurrencia, el riesgo que causan fenómenos de evolución lenta, generalmente no es percibido adecuadamente por esa característica, su lento y poco violento desarrollo. La escasa percepción de riesgos también puede deberse a negaciones individuales y colectivas que, incluso en lapsos de pocos años, pueden borrar de la memoria la ocurrencia de fenómenos amenazantes.
Para aportar a una nueva visión de los fenómenos amenazantes, de la vulnerabilidad de poblaciones y de las obras civiles y, sobre todo, al entendimiento que los desastres no sólo son producidos por eventos de gran magnitud que ocasionalmente afectan extensas regiones y producen ingentes daños, si no que en nuestro medio socioeconómico y cultural hacen parte de la cotidianidad y que, probablemente, están creciendo en frecuencia y en efectos.
Esta información, o la más reciente sobre los centenares de eventos desastrosos, desde los que afectan a individuos y pequeñas comunidades hasta los que producen víctimas fatales, reportados en los últimos meses, serían motivo suficiente para que en la Ingeniería colombiana se pensara más en la responsabilidad que le cabe frente a su interacción con la Sociedad y con la Naturaleza, siempre dinámica y actuante según leyes que a veces se nos olvidan, incluso en el salón de clase.
“Cuando llegue a Curacutín
Estaba lloviendo ceniza
Por voluntad de los volcanes
Me tuve que mudar a Talca
Donde habían crecido tanto
Los ríos tranquilos de Maule
Que me dormí en una embarcación
Y me fui a Valparaíso
En Valparaíso caían
Alrededor de mi las casas
Y desayune en los escombros
De mi perdida biblioteca
Entre un Baudelaire sobrevivo
Y un Cervantes desmantelado”
Pablo Neruda
De “desastres”
Del Corazón Amarillo
b. Objetivos
General
Redactar un documento de fácil entendimiento que refleje claramente la cronología de los desastres y sus efectos sobre los grupos humanos afectados dentro de un contexto global, considerando la función de la Ingeniería Sanitaria en las actividades de recuperación.
Específicos
• Hacer un recuento de algunas de las catástrofes que han ocurrido durante la historia de la humanidad.
• Explicar los conceptos básicos referidos a los desastres.
c. Marco Teórico
Definiciones Y Conceptos Básico
Todavía no existe una unificación clara en el manejo del vocabulario y conceptos relativos al problema de riesgos. En el marco de esta monografía se adoptan los siguientes, tratando de ilustrar los alcances de cada uno de ellos:
¿Qué es amenaza?
El término amenaza (en inglés, hazard) se refiere a la probabilidad de la ocurrencia de un fenómeno natural o tecnológico potencialmente peligroso. Generalmente se aplica a los fenómenos de ocurrencia sorpresiva, de evolución rápida y de relativa severidad (o violencia). Sin embargo, en rigor, la peligrosidad de los fenómenos naturales tiene que ser vista en relación con el grado de previsión de los elementos vulnerables y sobre todo, para las obras de infraestructura vital en plazos de tiempo relativamente largos; esto hace recomendable incluir en la categoría de amenazas también algunos fenómenos de evolución lenta (por ejemplo cambios en cursos fluviales y fenómenos de erosión).
Conviene, con la finalidad de orientar eficazmente las medidas de mitigación, distinguir aquellos fenómenos amenazantes que pueden ser híbridos, es decir, causados o incrementados por acción humana, como los deslizamientos y las inundaciones.
Amenazas frecuentes.- Los procesos y fenómenos periódicos y con lapsos de retorno cortos no son, en general, considerados como amenazas. Casi siempre las estrategias de adaptación a fenómenos estaciónales, a las mareas oceánicas, a las inundaciones en llanuras o a las lluvias periódicas, son eficaces. Sin embargo, en ocasiones, la intervención humana sobre el medio ambiente físico desconoce aún estas manifestaciones tan frecuentes; como por ejemplo, cuando se obstruyen, mediante procesos de urbanización, los canales naturales de drenajes permanentes o intermitentes.
Caracterización de amenazas
Un fenómeno natural puede caracterizarse como amenaza en relación con tres variables que permiten identificarlo como peligroso:
a. Ubicación.
b. Severidad.
c. Recurrencia.
Los literales a y c caracterizan el comportamiento espacio-temporal del fenómeno, mientras que el literal b caracteriza la forma en que se manifiesta.
Cada una de estas variables básicas puede ser reducida a componentes. Esta reducción, generalmente, es necesaria para la evaluación misma de
...