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Biotecnologia


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  3.848 Palabras (16 Páginas)  •  220 Visitas

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Tiene género la Biotecnología?

A propósito de los discursos de la maternidad en las Nuevas Tecnologías Reproductivas (N.T.R)

1.- ¿Tiene género el conocimiento?

Mi intervención la voy a enfocar desde mi ámbito de estudio, es decir, la Filosofía. Desde la Filosofía voy a tratar de presentar una serie de reflexiones sobre la ciencia-técnica, su método y sus procedimientos desde el punto de vista del género. Y hago esta reflexión porque creo que interrogarse acerca de si la ciencia es neutral respecto al género es uno de los grandes retos que tendrá que dirimir la ciencia del siglo XXI .

El punto de partida es que el saber en general se ha desarrollado en Occidente durante más de dos mil años con una contribución mínima de las mujeres. La ausencia de las voces femeninas ha implicado que las preocupaciones de los varones hayan sido las que han ocupado a los científicos, que la actitud de dominio, control, y explotación haya sido la que ha predominado en el conocimiento científico, que las perspectivas de los varones hayan configurado los métodos y las teorías, y que los sesgos masculinos no hayan sido puestos en cuestión o hayan sido naturalizados como la realidad tout court.

La ausencia de las mujeres y la presumible neutralidad de los saberes provoca una reacción por parte de la crítica feminista, la que a partir de la década de los sesenta comienza a denunciar el sexismo y androcentrismo inherente a varias prácticas culturales: la historia, la literatura, la publicidad…, pero la alarma se produce cuando el análisis feminista dirige su crítica al propio conocimiento científico. El privilegio epistémico del conocimiento científico sustentado en su objetividad, universalidad, neutralidad y racionalidad se tambalea al admitir que el sexismo y el androcentrismo impregnan la ciencia en cuanto institución social, ocupación, prácticas científicas, lenguaje, contenidos, metodología, metáforas etc. de tal forma que comienza a tener sentido la pregunta : ¿Es neutral la Ciencia respecto al género? Y la Epistemología ¿tiene género?

Ante estos interrogantes algunas personas contestan: ”El conocimiento es simplemente conocimiento con independencia del género o de cualquier otra cuestión ajena al propio conocimiento”. Pero también se puede contestar que “el conocimiento es algo menos y algo más de lo que a simple vista parece”. Se puede pensar que existen buenas razones para considerar que el género es pertinente para la epistemología y para la ciencia .

La acusación de que el conocimiento no es puro ni desinteresado tiene ya una larga tradición. Desde el siglo XIX –cuando menos- se presentan razones acerca de la contaminación y manipulación del conocimiento por causas externas al mismo. Freud, Marx y Nietzsche, los llamados Filósofos de la Sospecha, denuncian la falacia de la “verdad” de la ciencia, afirmando que tras la aparente racionalidad o neutralidad asoman siempre deseos de carácter inconsciente, económicos o la voluntad de poder. Por su parte, Walter Benjamín, en su libro Tesis sobre la Filosofía de la Historia, publicado en 1938, mantiene que la historia no es más que una reconstrucción del pasado construida por los grupos y las clases dominantes, basándose en los datos que ellos consideran “relevantes” para confirmar su propia historia. Asimismo Jurgen Habermas en Conocimiento e Interés (1982) afirma que no existe el conocimiento desinteresado, que todo conocimiento se mueve por algún tipo de interés, generalmente de carácter técnico, cuando el verdadero interés de las ciencias debiera ser el interés emancipatorio.

Si nos ceñimos al ámbito de la Filosofía de la Ciencia, ocurre que desde la década de los sesenta autores como Kuhn, Feyerabend, Toulmin o Hanson contestan la llamada Concepción Clásica de la Ciencia, es decir, aquella concepción basada en una filosofía neopositivista y verificacionista según la cual el conocimiento científico es un saber progresivo, que sigue un desarrollo lineal, acumulativo, neutral y con una separación clara entre ciencia y tecnología, estando la primera a salvo del enjuiciamiento moral, mientras la segunda podría hacerse acreedora de tales juicios en función de su buena o mala aplicación. A partir de la publicación de La Estructura de las Revoluciones Científicas de Kuhn en 1971, de Observación y Explicación de Hanson en 1977 o Historia de la Ciencia y sus Reconstrucciones Racionales de Imre Lakatos en 1977 nadie puede ignorar que en el quehacer científico tiene una gran importancia no sólo el contexto de justificación sino el contexto de descubrimiento, así como que existe también lo que Hanson denomina una “carga teórica de los hechos”, es decir, que no existe una percepción de los hechos científicos sin ideas, teorías e incluso prejuicios y que por lo tanto los factores sociales, culturales o históricos están incidiendo en el quehacer científico por lo que la objetividad no puede ser identificada con una estricta neutralidad ni con la independencia contextual de los valores epistémicos.

A partir de esas aportaciones es difícil no tener en consideración que la ciencia es una acción ejercida por las comunidades científicas que usan una serie de teorías, conceptos, métodos y valores compartidos (incluidos los metafísicos no explícitos) y que las disputas científicas se dirimen no sólo por valores cognitivos sino que en su resolución intervienen factores ajenos a la propia actividad científica.

Las razones acerca de que “el conocimiento es algo menos y algo más que el propio conocimiento” se ven incrementadas notablemente con las aportaciones del gran teórico del poder, de la microfísica del poder, de Mitchel Foucault . Para Foucault saber y poder están relacionados dialécticamente ya que toda forma de poder conlleva un discurso que legitima y reproduce las relaciones de dominación. El ejercicio del poder crea perpetuamente saber e inversamente el saber conlleva efectos de poder. El discurso es una forma específica de poder, procura la legitimación del mismo, mientras el poder institucionaliza el saber.

Para la teoría feminista la complicidad no sólo se da entre conocimiento y poder, entre razón y dominación, entre racionalidad y opresión sino de todos ellos con la masculinidad.

Partiendo de la hipótesis de la íntima conexión existente entre saber y poder y de la vinculación de ambos con la masculinidad se aborda el análisis de las Nuevas Tecnologías Reproductivas.

2.- El nacimiento del Biopoder

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