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ETICA


Enviado por   •  15 de Junio de 2015  •  518 Palabras (3 Páginas)  •  137 Visitas

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ETICA

EL ETHOS PREFECIONAL

EL CODIGO DEOTOLOGICO

PAOLA APARICIO

9-735-337

Conviene recordar, en principio, que una profesión es un tipo de actividad social, a la que se han atribuido desde Max Weber un buen número de características, de las que aquí destacaremos únicamente las siguientes:

1. Se trata de una actividad que presta un servicio específico a la sociedad de una forma institucionalizada. El servicio ha de ser indispensable para la producción y reproducción de la vida humana digna, como se echa de ver en el hecho de que personal sanitario y docentes, juristas, ingenieros, arquitectos, empresarios o economistas y un largo etcétera sean imprescindibles, no sólo para mantener la vida humana, sino para promover una vida de calidad.

2. La profesión se considera como una suerte de vocación, lo cual no significa que alguien se sienta llamado a ellas desde la infancia, sino que cada profesión exige contar con unas aptitudes determinadas para su ejercicio y con un peculiar interés por la meta que esa actividad concreta persigue. Sin sensibilidad hacia el sufrimiento de la persona enferma, sin preocupación por transmitir el saber y formar en la autonomía, sin afán por la justicia, mal se puede ser un buen médico, enfermera, docente, jurista. Y así podríamos seguir con las, restantes profesiones.

3. El profesional, al ingresar en su profesión se compromete a perseguir las metas de esa actividad social, sean cuales fueren sus móviles privados para incorporarse a ella.

En este sentido, creo que llevan razón algunos filósofos de inspiración aristotélica cuando recuerdan que las actividades sociales ya tienen unas metas precisas, por las que cobran su sentido y legitimidad social. Que cada actividad profesional -diría yo- justifica su existencia por perseguir unos bienes internos a ella, bienes que ninguna otra puede proporcionar. Transmitir conocimientos y educar en la autonomía es el bien de la docencia; ampliar la información de los ciudadanos y proporcionarles opiniones diversas es el de la actividad informativa; prevenir la enfermedad, cuidar y curar es el bien de las profesiones sanitarias; trabajar por una convivencia más justa debería ser la meta de los juristas en sus diferentes dedicaciones. Metas todas ellas que empiezan a borrarse del horizonte cuando, por poner un ejemplo, dice el abogado al cliente que entra en su despacho: "Si lo que usted busca es una solución justa al problema, ha errado el camino; aquí no vamos a tratar de justicia, sino de sacar lo que podamos". ¿Y qué sentido tiene, a fin de cuentas, una profesión si no proporciona los bienes sociales que la legitiman?

Naturalmente, quien ingresa en una profesión puede tener motivos muy diversos para hacerlo: desde costearse una supervivencia digna hasta enriquecerse, desde cobrar una identidad social a conseguir

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