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El pago de tenencia en Nuevo León


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2017  •  Informes  •  2.033 Palabras (9 Páginas)  •  212 Visitas

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Una figura encapuchada corría atreves de los frondosos árboles, con una rapidez y agilidad casi sobre natural, atravesaba cada uno de sus obstáculos que se imponían en su camino sin mayor —problema.

Paro un momento para cerciorarse que el pequeño bulto que traía en sus brazos estuviera bien, con un leve suspiro vio como el pequeño bebe aún seguía dormido, sin importarle todo el movimiento que provocaba al correr, volvió a tapar a su pequeño compañero para seguir corriendo pasando sobre los charcos de lodo, consecuencia de las lluvias.

A los minutos después paro en seco al ver el imponente castillo que se encontraba a unos metros de ella, custodiado por guardias que se encontraban equipados de pies a cabeza  que caminaban de un lado a otro en busca de algún enemigo. Miro como la luna proyectaba su luz en el castillo causando que este se viera terrorífico.

Camino de forma recta hacia la entrada rezando internamente para que el pequeño bebe no llorara, se fijó en el hombre que custodiaba la puerta y como este la miraba de pies a cabeza, este luego de unos segundos le pregunto la causa de su presencia. En respuesta ella movió un poco la capa que le cubría mostrando un tatuaje en su cuello, el guardia de inmediato dio la señal para que abrieran la puerta dejándola pasar.

Se escuchaban gritos de personas aterrorizadas, vidrios y platos romperse y animales que corrían asustados del lugar.

Un grupo de personas golpeaban desesperadamente las grandes puertas de lo que parecía un granero. Mientras un grupo grande de sujetos con capaz negras se acercaban con armas en las manos. Uno a uno los gritos fueron silenciados sin piedad.

— ¿Estos eran los últimos? — pregunto uno de los encapuchados

—Así es— confirmo la persona que se encontraba a su lado, mientras se sacaba la parte de arriba de su capa, dejando ver a una mujer de mirada penetrante.

— ¿Dónde está el príncipe? — volvió a preguntar nuevamente también sacándose la capucha mostrando a un varonil hombre con una cicatriz que surcaba la mitad de su cara pasando por su ojo izquierdo.

—Está en el pueblo— se giró y empezó a caminar en dirección contraria de la que venía, siendo seguida por su grupo de asesinos.

Caminaba sigilosamente entre los pasillos de la oscura casa, con delicadeza pisaba las tablas para no emitir ningún sonido, paso frente a una chimenea donde en su interior aun ardían pedazos de madera. Suspiro levemente tocando su cintura cerciorándose que sus armas estuvieran en su lugar, escucho un pequeño sonido en la puerta más cercana toco el pomo de la puerta para abrirla pero como sospechaba esta se encontraba bajo llave, con un suave movimiento paso una de sus manos sobre el pomo escuchando con satisfacción como esta emitía el pequeño sonido de clic.

Finalmente entro a la habitación lo primero que vio fue a un sujeto de espalda que se encontraba estirando una alfombra, el hombre con mucho nerviosismo se giró  para encarar al intruso.

— ¿Tu… tu eres el príncipe? — pregunto tratando de parecer seguro

—Así es, veo que no perdió el tiempo—dijo mirando la alfombra que se encontraba detrás del hombre.

—No se dé que habla—pronuncio mientras gotas de sudor recorrían su rostro

— ¿Seguro? — pregunto el encapuchado, mientras que con un movimiento de su mano la alfombra salió volando dejando ver una pequeña puerta adherida al suelo, camino en dirección a esta ignorando por completo al hombre, se inclinó y tiro de la mesilla de la puerta dejando ver lo que escondía su interior.

—Sigo sin entender el que creyeras que no, nos daríamos cuenta de tu robo. —Giro su rostro para ver al hombre- y dime ¿Cuánto laziro hay aquí? — se giró por completo mirando al hombre que parecía estar a punto de colapsar.

—Yo… bueno… no es lo que-

—¿Qué?, que no es lo que creo—pregunto con total sarcasmo— salgamos de lo cliché quieres, y vámonos directo al grano— con su mano derecha cubierta por unos guantes negros se saco la capucha mostrando a un joven de pelo oscuro  con unos anormales ojos azules eléctricos cubiertos por una máscara negra que cubría la parte superior de su rostro.

— ¡Por favor! — Exclamo el hombre tirándose al piso haciendo una especie de reverencia— ¡No me mates!, te daré todo el laziro que quieras, pero por favor  ¡no me mates!

—No seas ridículo a mí no me interesa el laziro, yo solo vengo a cumplir ordenes

—Pe…pero

—No, hazte el favor y almenos ten algo de dignidad—no dejo que el hombre siguiera hablando ya que con un chasquido de sus dedos diez dagas que se encontraban en su cintura salieron volando para incrustarse en el cuerpo del hombre, este solo alcanzo a mostrar una expresión de asombro para luego caer de espalda escuchándose un fuerte crujido al chocar su cuerpo con el suelo.

El ahora asesino se quedó mirando un rato el cadáver de su víctima un ladrón y violador que gustaba vivir lo máximo de la vida a costa de otras personas. Se volvió a colocar la capucha mirando un punto fijo de la habitación, unos pasos que provenían del exterior del pasillo llamaron su atención poniéndolo en alerta, como si fuera una casualidad del destino se giró justo en el momento en que la puerta era abierta, quedo mirando a los intrusos viendo como estos ingresaban a la habitación.

—Ya está listo— hablo una voz femenina mientras miraba el cadáver del hombre

—Wow sí que lo ensartaste— hablo con asombro uno de los recién llegados, un joven de alborotados cabellos castaños

—Keenth, ten más respeto no estás hablando con cualquier persona, estás hablando con su alteza— reprendió la morena mujer

—Sí, sí, lo siento, pero es verdad hiciste mierda al hombre—miro a la mujer con burla— su alteza— esto provocó una mirada asesina de la mujer la cual dirigía su mano a su pistola

—Bien creo que ya es hora de irnos—hablo el hombre que se encontraba parado junto a la puerta

—Es verdad, el ejercito de este reina ya debe venir—hablo el enmascarado mientras sacaba la última daga del cuerpo del cadáver— Vamos Felia abre un portal.

—A sus órdenes— hablo la mujer moviendo sus dedos haciendo formas extrañas con una rapidez anormal, a los segundos frente a ellos apareció una puerta de metal con diferentes cerraduras, el enmascarado se acercó y poso una de sus manos sobre ellas susurrando unas palabras al instante todas las cerraduras cayeron al piso dejando abierta la puerta.

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