Financiamiento Y Apoyo A Proyectos En México.

Financiamiento y apoyo a proyectos en México.

Kattya Jiménez Camacho

Introducción

¿Quién no soñó con descubrir la cura contra el cáncer?, ¿O ser el primer hombre en pisar Júpiter?. La verdadera pregunta sería, ¿a cuántas personas, la falta de dinero, les corto las alas para salir y perseguir sus sueños?, ¿cuántos se quedaron con la idea, pero jamás la desarrollaron, y no por falta de entusiasmo?

En el presente ensayo describiré como el apoyo a los jóvenes con la visión de desarrollar proyectos que faciliten la vida diaria no es correctamente distribuido o en su defecto es escaso, recalcando que México es rico en mentes brillantes con visión y actitud para salir adelante.

Artículos en diversas revistas resuelven que la clave para el desarrollo de un país es el apoyo a la inventiva juvenil, en particular en el nivel superior y medio superior.

Se le llama emprendedor, a aquél que identifica la necesidad de un producto o servicio, y empieza un proyecto por su propio entusiasmo, armando la idea de que una persona así, puede cambiar al mundo.

En materia educativa, social, política y económica, esto representa todo un reto, ya que involucra modificar la organización del país, convirtiéndolo en uno justo, democrático e independiente, sin dejar de ser globalizado.

En México, la barrera más alta que impide el inicio de un proyecto es el conjunto de variables, como el analizar el entorno y la viabilidad de este, los recursos financieros y la elección de socios adecuados, si es que se asociará.

Desarrollo

Con el objetivo de enfrentar la cruda realidad y transformarla en oportunidad, se creó el Programa Nacional de Educación (en adelante Pronae), en el que se planteó que era necesario incrementar el financiamiento federal y estatal a la educación pública para consolidar su desarrollo. (1)

Reconociendo que el sistema tenía varias fugas, y se tenían que buscar fuentes alternas de financiamiento, estableciendo un nuevo modelo de subsidio simple y equitativo. Para esto se requiere considerar las diferencias de costo por alumno en los diferentes niveles educativos y áreas del conocimiento, tomando en consideración criterios de desempeño institucional.

Pese al esfuerzo realizado en los últimos años, aunque las aportaciones financieras del gobierno federal y de los gobiernos de los estados a la educación han aumentado, los recursos son aún insuficientes para atender el problema satisfactoriamente.

Las instituciones públicas han tenido que fomentar en sus estudiantes la búsqueda de fuentes
de financiamiento alternativas, que a su vez, contribuyan a vincularlos con el entorno del proyecto. Esta última como medida provisional, ya que se busca lograr el incremento anual del financiamiento a la educación superior, del .4% hasta alcanzar 1% del producto interno bruto en el 2013.

En materia científica y tecnológica específicamente, el gobierno aposto por el Programa Especial de Ciencia y Tecnología (PECYT), en el que justificó la importancia que tiene para el país la inversión en investigación. (2)

En el que, tras varios estudios, se llego a la conclusión de que no existe una estructura institucional que sustente el sistema anterior de incremento en el porcentaje del PIB destinado a este tema, no existe un presupuesto nacional de ciencia y tecnología con orientación verídica, y no hay una planificación que coordine este “gasto”.

Como punto positivo a este programa, se le buscaron tres objetivos estratégicos, el más importante de ellos, el incrementar la capacidad científica y tecnológica del país, elevando la competitividad e innovando las empresas.

Después de 5 años, el PECYT estableció como metas, alcanzar 1.5% de inversión nacional en ciencia y tecnología; y 1% del PIB en gasto en investigación y desarrollo

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