Hiustoria Del Vaso

Vaso: Proviene del latín vasum; recipiente destinado a contener líquidos y del cual se bebe directamente, principalmente aquellos de forma cilíndrica o cónica, abiertos, sin asa ni pie, y fabricados en vidrio u otros materiales. Por extensión se denomina también vaso a la cantidad de materia o líquido contenida en este recipiente.

El primer vaso que utilizó el hombre primitivo unía sus manos formando un cuenco o copa. Luego llegarían recipientes más sofisticados como cuernos, cáscaras de frutos, trozos de madera vaciados, hasta que la alfarería se puso al servicio de todo tipo de necesidades domésticas. Las culturas más desarrolladas de la Antigüedad han dispuesto de vasijas de cerámica que pueden considerarse precedentes del vaso. Progresivamente, las vasijas de barro vidriado aceptaron la competencia de metales y aleaciones y los primitivos vasos se hicieron morfológicas mentes muy variadas y más lujosas.

Numerosísimos son los modelos de vasos que nos legó la antigüedad. Ya en la antigua Grecia se recomendaba a los artistas y a los sabios su diseño y fabricación, así como la expresión literaria de los motivos que representaban sus tallados, pinturas y dibujos.

Se conocen vasos antiguos valiosos que merecieron el honor de ser tenidos como joyas por sus propietarios y que, en su momento, entraron a formar parte de los tesoros de los conquistadores.

Aquiles (héroe el más fuerte y valeroso de los héroes griegos, prototipo de la audacia y de la fuerza), para la celebración de los juegos que organizó alrededor de la tumba de Patroclo (otro héroe griego, amigo íntimo de Aquiles, a quien acompañó a la guerra de Troya. Héctor mató a Patroclo al confundirlo con Aquiles), con motivo de sus funerales, quiso que se confeccionaran vasos como premio a los triunfadores. Muchos vasos eran destinados a los templos y sacrificios, así como para el adorno de las tumbas. El barro y los metales como el oro y la plata, entraban en la fabricación de vasos.

Los vasos pintados fueron conocidos por primera vez en el siglo XVII. En la Alta Grecia y en Sicilia, se encuentran muchas joyas de este tipo que reproducen motivos de la Mitología e Historia de aquellas regiones, descrito en caracteres griegos. Por esos vasos, entre otras obras de arte se ha podido ir conociendo los progresos artísticos de Grecia, llegándose a la conclusión de que si estas joyas no eran debidas a artistas de gran renombre en la época, al menos, eran reproducciones efectuadas por manos diestras en la reproducción de cuadros célebres. Estas pinturas, fijadas en el interior de los vasos antiguos, han servido también para esclarecer textos oscuros de varios escritores y determinar diversos sucesos poco claros de los que se tenían vagas noticias perdidas en el boca oreja de los tiempos. Estos hechos, así como los vasos que se pueden apreciar grabados en las medallas de la época, dan motivos más que suficientes para considerar esos vasos como originarios de Grecia.

Los griegos desplegaran su sentimiento artístico en las vasijas destinadas a servir, guardar y beber el vino. Las utilizadas, con el oficio de las copas actuales, para beberlo tenían con frecuencia la forma de una cabeza de animal, generalmente de becerro o jabalí, con el hocico apoyado en la mesa para servir de pie. Los romanos, en cambio, emplearon sólo vasos o cubiletes toscos, de barro cocido, por regla general teñidos de negro con óxido de hierro. Los etruscos bebían en una taza con pie, también de barro, que recibía el nombre de “cyanthus”.

En los tiempos de los bárbaros y en la Edad Media beber se consideraba la mayor señal de fiesta. En esa época se bebía abundante cerveza y vino en las fiestas de familia, los banquetes, las grandes ceremonias y los días señalados en el calendario. Ya entonces eran los ingleses famosos por su gran afición a los líquidos embriagantes. Ellos usaban para beber unos jarros de madera muy ornamentados, parecidos en su forma a las actuales jarras de cerveza.

Durante muchos siglos el agua y las demás bebidas se bebían en vasijas de barro, salvo entre los pueblos del norte de Europa que utilizaban el cuerno de bisonte. Otros países usaban copas de cuero con pie metálico, pero sólo como un lujo, sobre todo si eran de cuerno de rinoceronte, por la creencia de que en ellas se podía detectar cualquier veneno que se quisiera mezclar con la bebida. También se utilizaron vasos y copas de oro, plata y bronce con complicados y artísticos adornos, siempre como artículos de lujo. El vaso o jarrito de barro era lo que comúnmente se empleaba, y lo que aún se emplea en muchas tabernas.

Algunos de los jarritos de barro utilizados entre los siglos XVI y XVIII llevaban letreros y figuras alusivos o simbólicos, como pequeñas imágenes de Cristo en el fondo o la figura de un sapo, una serpiente o un diablo como símbolos de los peligros ocultos en la bebida.

Los vasos y las copas de cristal parecen ser de origen italiano, principalmente veneciano, aunque Alemania pronto compitió con Venecia en este terreno. No obstante, la cristalería alemana era mucho más pesada y menos graciosa que la de Italia. En el siglo XVII había modelos de copas venecianas con la curiosa particularidad de obligar a beber su contenido de una sola vez, pues su forma impedía sostenerla sobre la mesa. Entre estas copas, de cerca de un metro de altura, hay cierta analogía con los vasos para “una yarda de cerveza”, de moda en la misma época entre los oficiales del ejército inglés.

En Nápoles, en Capua, en Nola, en Lucania y en Sicilia, entre otros lugares, se han encontrado a menudo en las tumbas vasos parecidos a los descritos. La cantidad y belleza de los mismos varía según la fortuna que detentara aquél a quien pertenecía la sepultura. También, los vasos pintados eran regalos que se solían hacer a las personas queridas, como a los jóvenes en su matrimonio.

En la antigua Galia, se hallaron vasos que no pueden ser confundidos con los vasos griegos o etruscos. Son una especie de jarrones adornados con bajorrelieves, máscaras, cuellos de cisne, guirnaldas de vid y de yedra.

Un vaso de plata hallado en Herculano, tiene la forma de un mortero y representa la apoteosis de Homero.

Entre los vasos de mármol más bellos encontrados, destaca el de Mídices, que representa el sacrificio de Ifigenia (hija de Agamenón y Clitemnestra; su padre, jefe de los griegos reunidos contra Troya, debió sacrificarla a Apolo para tener los vientos propicios a la flota helénica, pero la diosa Artemis la salvó y la hizo sacerdotisa suya en Táuride), del que existe una admirable copia en el Parque de Versalles.

Son numerosas las formas de vasos que nos ha legado la antigüedad, cada uno con su nombre. Esta es una relación de nombres de vasos

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