IMAGEN EN BLANCO Y NEGRO

31/03/2021

Fragmento número 1

1-IMAGEN EN BLANCO Y NEGRO

Estando en camino, terminando la tarde, sumergido en bits y comandos en medio de la luz y la noche la vi. La vi en imagenes de blaco y negro, sin enternder muy bien su color, sin descubrir claramente la temporarilad de su mortalidad con una sorisa de monaliza, neutra y con sus pequeños ojos cerrados, destellanes y profundos. Sus cabellos dispuestos en un orden caótico y salvaje que bajaban por su silueta hasta llegar a sus pechos tratando de ocultar toda su feminidad. En mis pensamientos pasaron diferentes preguntas acerca de su mundo y su vida, pero sobre todo mis emociones comenzaron a revolver en espirales instantes, sueños, deseos y futuros, futuros inciertos y verdaderos, claros y divagos, que mantenían esa perversa ilusión del deseo y lo desconocido.

Un movimiento, un reflejo aprendido, una palabra, un saludo, solo eso bastó para empezar a enlazar, a enredar una viejas costura, como de aquellos bolsillos rotos de gastados pantalones que sin medir sigo usando día tras día. Con aquel ímpetu del niño que rompe una piñata las palabras iniciaron a emanar en cascadas, ella con una inquisidora curiosidad preguntaba directa, creo que que le gustaba saborear la realidad y el control, el ritmo y el objeto de las conversaciones, yo perdía y otorgaba, a asentaba y contestaba, a veces asestaba una pregunta o dictaba un juicio de una realidad o por una experiencia, me gustaba pues me sentía en un pequeño juego de adivinanzas, de adivinanzas ridículas o hiperrealistas que suelen inventar los niños en su mente ingenua y creativa. Las conversaciones se extendian, a veces y no importaba el momento del día, pero era en la noche cuando nos dejábamos ir , caer, en conversaciones deslumbrantes como fútiles, sagradas o con sabores profanos, imaginado de una manera tan vívida nuestros labios y cuerpos solo escuchando en susurros, nuestras silenciosas voces por la bocina del teléfono.

Pero todo era una idea mental, no habíamos tocado nuestras manos una sola vez. Yo en mi cabeza intentaba visualizar cómo sería aquel primer encuentro, ensayaba las palabras, pensaba en cuál sería la mejor ruta para caminar o el mejor bar para tomar un café, y en cómo impresionarla con mi mejor mirada o con mis historias de la vida en el mar o de algún otro lugar en el cual había vivido. Ignoraba muchas cosas, el color de su piel, el aroma de su cuello, la cadencia al caminar o su verdadera silueta. Y por fin después de unos días de mucho hablar y reírnos en nuestras conversaciones acordamos nuestra primera cita.

Por Origo Sam (Rodrigo Uribe)

...