Los teléfonos "inteligentes" (smartphones)

Desde el año 2007 los teléfonos "inteligentes" (smartphones) se multiplican en número y en importancia. Muchos usuarios los utilizan para organizar sus actividades, navegar en Internet, compartir información en redes sociales y por supuesto relacionarse con otras personas.

Dada la cantidad de aplicaciones y posibilidades que ofrecen estos dispositivos, con frecuencia vemos que algunas personas pasan muchas horas del día con su teléfono en la mano, mirando la pantalla e interactuando de manera unilineal. Este comportamiento de prestarle más atención al celular que a las personas, se ve en todo tipo de lugares y se repite en encuentros familiares, salidas con amigos e incluso en reuniones de trabajo.

Para denominar esta forma de comportarse con la tecnología, se utiliza el término "phubbing" que proviene de la unión de dos palabras en inglés: phone (teléfono) y snubbing (menospreciar). Su epicentro mediático y propagandístico lo tiene en Australia y su impulsor es Alex Haigh, un joven de 23 años que inició una campaña en contra de esta manera de actuar qué "distancia a las personas y atenta contra la comunicación personal", tal como lo expresa en su sitio web: stopphubbing.com.

Sin embargo, la discusión sobre el uso de las tecnologías es mucho más amplia y se relaciona a consumos culturales que van variando con el tiempo y modificando ciertas costumbres, hábitos y comportamientos.

Frente a la campaña anti phubbing, que reivindica apagar los celulares y mirarse "cara a cara", hay opiniones que consideran que estas campañas parten de una concepción lineal del uso de la tecnología, en donde las personas se ven determinadas por los dispositivos móviles y sin capacidad para despegarse de ellos.

Siguiendo esta argumentación, las personas no eligen prestarle atención a quienes los rodean porque priorizan responder mensajes o interactuar con su dispositivo en cualquier oportunidad, momento y lugar. Omitiendo que la decisión siempre la tienen los usuarios y que muchas veces el hecho de hacer phubbing remite a "escapar" de ciertas situaciones sociales incómodas o simplemente es un modo más de entretenerse.

En el sitio web del impulsor de esta campaña, más de 26.000 personas consideran una "falta de respeto" la acción de hacer phubbing. Sin embargo, también es posible pensar que así como los consumos tecnológicos se modifican, los "modales" y lo que se considera de "buena educación" cambia con el tiempo y se acepta de manera colectiva. Pensar en normas de conducta, o en reglas que obliguen a los ciudadanos a dejar sus teléfonos en lugares públicos, suena hoy impensado y cercano a una estrategia más cercana a la publicidad que al "respeto" por el otro.

En conclusión, la campaña en contra del phubbing nos

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