Referencias Y Nombres
Enviado por juandipineda01 • 24 de Octubre de 2013 • 461 Palabras (2 Páginas) • 229 Visitas
La más notable obra de nuestra literatura –porque en toda nuestra literatura no hay
nada comparable– en el bachillerato nos la prohíben, es decir, nos la recomiendan;
es lo mismo que prohibir, porque recomendar a uno como un deber lo que es una
carcajada contra la adaptación, es lo mismo que prohibírselo. Después de eso uno
no se atreve ni a leerlo, le cuentan que el gerundio está muy bien usado, le hablan
de sintaxis, de gramática, del arte de los que saben cómo se debería escribir pero
que escriben muy mal: una cosa que a Cervantes no le interesaba, pues lo que
hacía era escribir soberanamente, con las más ocultas fibras de su ser. Cuando
nosotros llegamos a abrir los ojos ante el Quijote, con asombro, nos damos cuenta
que tanto Sancho como el Quijote pueden estar de acuerdo porque ambos son
irrealistas, el uno construye una realidad, el otro se atiene a la inmediatez, lo real
pasa por encima de uno y por debajo del otro y en conjunto los dos son una crítica
de la realidad, a nombre de la inmediatez del deseo y a nombre de la
trascendencia del anhelo. La realidad es la que queda muerta, no ellos.
Y sin embargo, Cervantes no nos puede dar eso inmediatamente; el más grande de
nuestros autores, un hombre de la altura de Shakespeare, nos da un texto que si
nosotros no somos capaces de descifrar, de interpretar, no lo entendemos. No
somos capaces ni siquiera de leerlo, o lo leemos por “fuerza de voluntad”, que es
peor; pero de lo que se trata es de coger el entusiasmo, coger el ritmo, coger el
estilo de Cervantes, o mejor dicho los estilos de Cervantes. Cervantes sabe
hacerlo todo, el estilo metonímico de Sancho, apoyado en refranes para darse aire
de que no es él el que lo dice y poner la ponzoña por debajo; el estilo lírico de
Don Quijote: “Ya no hay hombre que saliendo de este valle entre en aquella
montaña y de allá pise una desierta y desolada playa de mar"; esa combinación de
estilos que nos da el Quijote se nos escapa porque no sabemos leerlo; ese es el
problema
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