Software

En la actualidad diversas empresas las cuales construyen aplicaciones de software se han vuelto cada vez más importantes en las labores cotidianas, potenciado con mejoras tecnológicas los equipos de computación, donde estos soportan en muchos casos la mayor parte de las operaciones del negocio.

Las empresas tienen por objetivo que deben lograr (planillas, inventarios, determinar el flujo de caja, matrícula de clientes, notas, etc.); y, se hace; pero es indudable que los proyectos de software se caracterizan por altas tasas de fracaso o fallas, debido a que no se realicen ensayos de funcionamiento de las aplicaciones en entornos controlados, con el fin de detectar los posibles defectos presentes antes de que el producto se ponga en funcionamiento.

Para ello hace falta definir un proceso de pruebas serio, uniforme para todos los proyectos, es decir, estandarizado y que incluya las mejores prácticas de pruebas siempre y cuando haya un modelo que asegure la mejora continua de la complejidad, el tamaño y el conocimiento que se tenga del software, el cual impacta en el ciclo de vida del mismo, tanto proveedores de software y consumidores de los servicios de desarrollo, acostumbrados a metodologías formales para el desarrollo de software, quienes toman precauciones a la hora de emprender un proyecto adoptando metodologías ágiles.

Para esto es importante tener en cuenta, que para el uso de las metodologías agiles es necesario mostrar los beneficios que estas ofrecen, en las empresas y/o instituciones de nivel superior aplicadas en el desarrollo de software.

Por esto surge la necesidad de aplicar metodologías agiles al desarrollo de software está plenamente justificada, por el alto grado de fracasos en los proyectos. Sin embargo estudios recientes indican que si “las pruebas no son eficaces, pueden permitir que el software defectuoso llegue al cliente causando graves problemas, además sólo alrededor de un 25% de los profesionales cuenta con formación específica en esta técnica” .

Muchas de las causas de fracaso de estos proyectos están directamente relacionadas con la escasez de las pruebas de software, y de la ausencia de la tendencia de no usar procedimientos estándares a la hora de producir software que permitan planificar y controlar adecuadamente un proyecto de software.

Debido a lo que se ha mencionado anteriormente, “en Latinoamérica son seis las empresas certificadas con el máximo nivel CMMI, de las cuales tres son colombianas: Intergrupo, PSL y Asesoftware, de igual forma Colombia reporta en abril del 2011 un total de 37 empresas certificadas en el modelo IT Mark.”

Dado que en las universidades que ofertan Ingeniería de sistemas o carrearas a fines en las actividades de pruebas de software pasan casi desapercibidas, debido a que no se crean casos de pruebas que permitan garantizar la calidad del software,

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