Terciopelo

TERCIOPELO.

Tejido de seda de pelo corto y grueso, peludo solamente por el derecho y liso por el revés. El verdadero terciopelo se teje con dos urdimbres, una entretejida con la trama para formar el dorso, y otra para dar lugar al pelo. La fibra de la urdimbre que ha de formar el pelo pasa bajo el hilo de la trama y sobre un alambre recto, formando de este modo un lazo.  Al final de este alambre hay una cuchilla que corta los lazos cuando es retirada de ellos. Algunos terciopelos más baratos y otros de chiffon (gasa) muy delgados, que se usan para vestidos, se tejen a veces como una tela doble, cara con cara, y el pelo se obtiene separando ambas laminas con una cuchilla que se mueve dentro de ellas de un lado a otro a la manera de una lanzadera.

La técnica para hacer el terciopelo de algodón es por completo diferente. Los terciopelos pueden ser lisos, listados o con dibujos. E n algunos modernos terciopelos lisos, para que parezcan antiguos, se suprime el pelo de ciertas zonas, dando la sensación de haber sido desgastado por el uso.

Los bellos terciopelos genoveses de los siglos 16 y 17 se combinaban con fondos de raso, damasco o brocado, de forma que el terciopelo sólo formaba el dibujo. Los terciopelos holandeses de Utrecht fueron muy conocidos, y parece ser que el nombre de esa ciudad fué adoptado para distinguir los terciopelos de algodón grueso o de pelo de camello de los más finos de seda hechos en Italia. Un auténtico terciopelo es totalmente de seda, pero los hay que se fabrican con el derecho de seda y el revés de algodón. Hoy se hacen algunos de rayón y los más modernos de entre ellos dedicados al vestido no se cuartean, con lo que queda obviado el único defecto que presentaban los tejidos peludos. El pelo de camello, la lana y el algodón también se utilizan actualmente. No existe límite alguno en sus posibilidades de color. La palabra terciopelo también se usa en general para todos los tejidos de urdimbre pilosa, excepto para las felpas y el rizo.

TERCIOPELO BROCHADO: terciopelo cuyo dibujo aparece por el contraste entre el pelo cortado y las lazadas sin cortar.

 Venecia tuvo especial fama por sus terciopelos, ya fueran de dibujo grande y vigoroso, ya pequeño e intrincado y apto para confección de trajes. Una corporación de tejedores de terciopelos se había establecido en 1347, y ya en 1421 se registraron 2 secciones diferentes: la de los que sólo fabricaban telas lisas y la de los que tenían con dibujos. Luego la especialización se hizo aún mayor, llegando a registrarse hasta 5 secciones gremiales en 1452, cada una de ellas experta en una labor especial. A ellas deben atribuirse los más hermosos terciopelos ferronnerte, también fabricados en otras ciudades y cuyos dibujos se asemejaban hierros artísticos y parecía como si hubiese hubiesen grabado en el tercio pelo con un buril.

 Los dibujos, en realidad rayas delineadas eran sencillos, generalmente ojivales y circundaban granadas y cardos. El propio tejido era particularmente luminoso y tenía cierta cualidad de gema acentuada por los colores rojo rubí o verde esmeralda, aunque algunos de aquellos terciopelos se utilizaron para trajes, la mayoría se destinó a vestiduras de ceremonias en las que el contraste con los orifrés de complejo brocado hacía parecer aún más lujosos a los géneros. Nada puede en absoluto igualar a aquellos espléndidos terciopelos cuyo efecto no ha podido lograr ni siquiera los más diestros de nuestros actuales artesanos.

Los primeros terciopelos fueron casi siempre de color rojo rubí sobre fondo de oro. Las tonalidades más populares de los siglos 15 y 16 fueron carmesí o marrón, amaranto, violeta, índigo o azul turquesa, verde, azul pálido o gris y el oro auténtico o la seda dorada que se usaba a veces en su lugar. Radiaciones florales multicolores se hacían en fondo de damasco entretejido con oro y plata. Una tela del siglo 16 posee una palma en plata bordeada de azul sobre un fondo de raso carmesí, y un brocatel de la misma época está hecho con una orden de hilos de seda roja de seda roja una trama de amarillo de oro e hilos de plata entretejidos.

 En un dibujo floral barroco aparece el follaje en multitud de tonalidades verdes como las flores en rosa apagado y otras porciones del modelo en azul, todo ello sobre el fondo de damasco blanco. Difícil sería hallar nada más encantador en su armónico colorido que aquellos tejidos de Venecia, sobre los que aún campeaba toda la sutileza del oriente.

Los más bellos tejidos genoveses, los terciopelos en particular que tan justa fama alcanzaron, fueron creados en los siglos 15 y 16. Los dibujos de gran tamaño, entonces en boga, se adaptaron mejor al terciopelo con un fondo de raso o de oro que a los tejidos fabricados totalmente en esas en seda lisa.

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