William Ospina : Es Tarde Para El Hombre

Según Humberto Maturana, la evolución del hombre se debió a una herramienta más poderosa socialmente que el trabajo como propuso Engels. Fue el lenguaje quien facilitó las condiciones de su desarrollo. Aunque históricamente, puede afirmarse la trascendencia del lenguaje y su vital importancia para el progreso de la humanidad, actualmente cabria preguntarse si la comunicación sigue cumpliendo ese papel.

Anteriormente, el lenguaje ayudaba en sus primitivas formas a exteriorizar la cosmovisión del hombre. Con esto, él tendió un puente con su medio y de algún modo le asignó un sentido para entender mejor lo que pasaba. Tomando como ejemplo un árbol o la luna, vemos como el lenguaje ha sido sencillamente determinante para el hombre pues, le dio una noción de cosmogonía.

Tenemos pues, el lenguaje como constructor genuino de la realidad inmediata en todos los tiempos. Al hacer historia con sus dibujos, el hombre “invento” conceptos fundamentales, como memoria colectiva, cultura, tradición, identidad.

Mas tarde el hombre buscaría la forma de masificar su producción artística literaria convirtiéndolo en herramienta básica del conocimiento y expresión artística que facultara en su momento a los individuos para apropiarse de sus circunstancias y plantear la critica.

El cristianismo, en la edad media, estancó la comunicación en sus diversas formas, lo cual fue nefasto para la humanidad. Con el renacimiento, todo lo tocante al hombre cobra nueva vida con las artes y las ciencias y una forma predominantemente racional de concebir el mundo, lo cual condujo a una revolución industrial que planteó la técnica y la ciencia como el vehículo al progreso.

Esto derivó en un positivismo lógico y éste en una sociedad consumista industrializada en la que prima el consumo y no la critica. Así las cosas, el lenguaje ahora es mas una herramienta de retroceso que coarta la libertad. Los medios en su afán de vender mediante el poder de la imagen, esclavizan al hombre en un mundo de necesidades y no de reflexión.

Allí radica la enorme responsabilidad de las comunicaciones: en evitar que aquello que revolucionó al hombre lo destruya, en esta época de la inmediatez donde prevalece la transmisión instantánea de información y el proceso comunicativo intelectivo original, esta condenado a desaparecer. Estamos cayendo en el oscurantismo que trae la excesiva información que no da lugar a sopesarla, valorarla.

Y ya hemos visto que ella solo ha contribuido a un aumento de la desigualdad y el abuso. La autopista de la información lleva rápidamente, pero hacia atrás, al hombre. Su desconocimiento mayúsculo del entorno y una sobreestimación de lo poco que puede controlar, le han granjeado enormes catástrofes, llevándolo ciego a la guerra del odio mal informado.

Lo que es fatal es su distanciamiento de la naturaleza que el conforma

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