AGUA PARA TODOS
Andybu21 de Noviembre de 2014
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Agua para todos Hernández Enríquez Julieta
Michel Camdessus Ciencias Políticas y Administración Pública
Fondo de Cultura Económica
No. Pág.:294
I. Reflexiones al filo del agua: comienza el tiempo del mundo acabado…: Durante siglos, el agua no fue una preocupación; cuando faltaba, se emigraba hacia otro pozo, otro manantial. Lástima que hoy ya no existen horizontes qué ampliar.
II. Un recurso que hay que proteger, inquietudes qué mitigar: El agua es la fuente de toda vida. Es un “ambiente de vida” con propiedades únicas.
III. Del agua y los hombres: el agua, derecho del hombre, ¿y por lo tanto derecho de las mujeres? : ¡Desengañémonos! la injusticia es descarada. La condición de la mujer respecto al agua contribuye a mantener sociedades en condiciones indignas.
IV. ¿Qué nos ha enseñado la historia?: Valorada en todas partes, divinizada a veces, cantada universalmente por los poetas, se la proclama como uno de los derechos inherentes del hombre.
V. Una nueva partida: La última década del siglo xx no fue muy alentadora para todos aquellos que consideraban el desarrollo como la gran tarea de nuestro tiempo y la solidaridad como la primera respuesta a todos sus retos, incluido, el del agua.
VI. Los falsos amigos del agua: Los “falsos amigos” del agua son muchos y pueden, con las mejores intenciones, conducirnos a equivocaciones.
VII. Recuperar el agua como una prioridad para todos: La humanidad acaba por considerar más seriamente el compromiso de reducir a la mitad el porcentaje de personas sin acceso al agua potable y a su saneamiento a partir de ahora y hasta el año 2015.
VIII. Una nueva gobernanza del agua: ciudadanía, alianza, solidaridad: Alcanzar un estado de desarrollo sustentable requiere una gobernanza eficaz.
IX. La contribución de los primeros beneficiarios: En el mundo actual, es un inmenso privilegio tener un hábitat conectado a una red pública de distribución de agua. Los más pobres aspiran a esta ventaja y están dispuestos a pagar al menos el mismo precio a los vendedores.
X. Aprovechar mejor los fondos privados: Necesitamos evaluar las diversas fuentes de contribución privadas a las cuales el mundo puede recurrir, empleando sensatamente, cuando sea indispensable, el recurso de las garantías.
XI. Lo que solamente pueden lograr los recursos públicos: La ayuda pública para el desarrollo constituye la prueba de la sinceridad de los compromisos de los gobiernos y, por ende, de su capacidad para conducir a los otros actores hacia los objetivos del milenio.
XII. Pasar a los hechos: la estrategia y los guardianes del fuego: El 22 de marzo de 2004 señalo la clausura del año mundial del agua. Algunas decisiones se habían tomado. Los miembros del grupo de trabajo sabían perfectamente que la mayor parte de sus propuestas requería recisiones adicionales antes de llevarse a acabo.
Resumen:
Uno de los objetivos del milenio adoptados por la ONU, se ha comprometido a reducir a la mitad la proporción entre ese año y el 2015—en una población creciente—de esta multitud de seres humanos privados de agua potable.
Capítulo I. Reflexiones al filo del agua: comienza el tiempo del mundo acabado…:
Esta es la pregunta aplazada durante tanto tiempo: en este comienzo del siglo XXI, ¿se puede llevar agua de calidad a todos los habitantes de nuestro planeta de forma duradera? La respuesta es directa y brutal: no, si continuamos hoy despilfarrando el recurso y echándolo a perder; no, si no encontramos los recursos financieros necesarios para distribuir y tratar el agua para miles de millones de hombres y mujeres que no tienen acceso a ella en buenas condiciones.
Comienza el tiempo del mundo acabado. Durante siglos, el agua no fue una preocupación; cuando faltaba, se emigraba hacia otro pozo, otro manantial. ¡Lástima que hoy ya no existen horizontes qué ampliar, y que las reglas han cambiado!
Desde hace 4 000 millones de años, no ha cambiado la cantidad de agua de la que disponemos en la Tierra. La frase de Lavoisier es muy conocida: “nada se crea, nada se destruye, todo se transforma”. La cantidad de agua es invariable, pero su forma, la duración de los circuitos que tiene que seguir, así como su calidad, pueden verse afectadas.
El recurso es estable, abundante en teoría, pero desigualmente distribuido. Esta agua que nos es vital, en lugar de que la apreciemos y conservemos, la tratamos mal. Sobre todo, nuestra necesidad de agua, lejos de adaptarse a este entorno limitado, continúa creciendo muy rápidamente.
Al igual que el oro negro, el oro azul también está muy mal distribuido. Si cada uno de nosotros tuviera acceso a los 15 000 litros diarios a los que teóricamente tienen derecho, el problema del agua sería infinitamente más sencillo de resolver.
La contaminación es el daño más visible, más evidente y el que más nos perjudica, los orígenes son múltiples, agrícolas, industriales o urbanos.
.De esta manera, ecosistemas enteros son mutilados por el hombre. Se ataca la biodiversidad. Con la desaparición acelerada de los bosques se da simultáneamente la “evaporación” de las zonas húmedas, al miso ritmo.
La primera causa de alza continua y fuerte del consumo del agua es el crecimiento demográfico. Cada punto de crecimiento es también un punto de crecimiento de nuestro consumo de agua. Frente a una oferta de agua prácticamente fijada, desigualmente distribuida y a menudo mal empleada, descubrimos por todas partes, pues, una demanda en gran aumento.
El callejón sin salida ambiental también es cada día más evidente. Contaminaciones de todas clases, aumento del número de catástrofes naturales y deforestaciones fuera de todo control que a veces tienen como fin el robo de los tesoros más bellos del patrimonio natural mundial, constituyen otras tantas señales de la desgracia que se avecina.
Capítulo II. Un recurso que hay que proteger, inquietudes qué mitigar:
El agua es la fuente de toda vida. Es un “ambiente de vida” con propiedades únicas. Sin agua, las células no podrían intercambiar información. Sin agua, no podrían funcionar grandes ciclos de regulación del ecosistema.
Esencial en los orígenes de la vida, también lo es en el seno mismo de los organismos vivos y de sus interacciones.
En los cursos del agua, las características más importantes las dan la corriente, la temperatura y las sustancias disueltas.
Durante los periodos de estiaje del año es cuando la humanidad tiene mayor necesidad de agua. Hoy se sabe desalar el agua de mar y las aguas llamadas salobres (menos saladas que el mar), y se hace en forma industrial, segura y a precios accesibles. Se abastecen con agua desalada el equivalente de una población de 15 millones de habitantes y todos los años se ponen en marcha fábricas capaces de alimentar a 10 millones de habitantes. El agua de mar desalada es más cara, pero de cualquier forma accesible para usos humanos e industriales.
Hay todo género de contaminantes. Algunos naturales, se manifiestan, por ejemplo, en momentos de fuertes calores, en los que la actividad bacterial y viral se intensifican y el oxigeno disuelto en el agua se vuelve escaso; dos fenómenos peligrosos para la flora y la fauna acuáticas, para los animales y el hombre, que pueden beber esta agua que enferma.
Aun así, la mayoría de los contaminantes del agua son antròpicos, es decir que tienen algo que ver con las actividades humanas, agrícolas, domesticas, artesanales e industriales.
Es preciso reconocer que la falta de una política coordinada del agua en los países del Norte ha producido algunas catástrofes, desecamientos parciales de los ríos y un considerable desorden en los créditos públicos. Eso no podía seguir así. Valiéndose de diferentes recursos, a través de diversas experiencias, un consenso termino por imperar en los países ricos: la idea de que todos los usuarios deben administrar juntos, de la mejor manera posible, “sus” recursos de agua.
La gestión integrada de recursos de agua es un proceso que favorece el desarrollo coordinado del agua, del territorio y de los recursos relacionados, con el objetivo de hacer más eficiente de manera equitativa el bienestar económico y social sin comprometer la supervivencia de los ecosistemas vitales.
No olvidemos que los recursos de agua se encuentran a disposición de toda la nación, que administrar agua es prevenir y meditar en los conflictos entre los diversos usuarios. Se trata claramente de una responsabilidad política. Es deber del Estado ejercerla.
Capítulo III. Del agua y los hombres:
La pregunta ha podido plantearse en la medida en que este derecho no figura explícitamente en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, de diciembre de 1948.
El derecho al agua impone a los Estados y a las colectividades públicas responsabilidades precisas y, justo es reconocerlo, muy gravosas. Si éstas no se combinan mínimamente con sanciones internacionales, se puede imaginar que cada vez se aplicarán más medidas relacionadas con la demanda, sumando sus consecuencias a los diferentes modos de ejercer presión de la sociedad civil y de la comunidad internacional para hacer respetar ese derecho.
El agua, derecho del hombre, ¿y por lo tanto derecho de las mujeres? ¡Desengañémonos! La injusticia es descarada. Profundamente arraigada en la tradición y en las culturas locales, la condición de la mujer respecto al agua contribuye a mantener la totalidad de esas sociedades en condiciones
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