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Aborto. Causas. Síntomas y signos. Tratamiento

lcg7Tesis25 de Agosto de 2013

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Para otros usos de este término, véase aborto.

El aborto espontáneo o aborto natural es la pérdida de un embrión o feto por causas no provocadas intencionalmente. Se distingue pues del aborto inducido. El término sólo se aplica estrictamente cuando dicha pérdida se produce antes de la semana 20 del embarazo,1 denominándose a partir de ese momento parto prematuro. A su vez el aborto se puede subdividir en temprano (antes de semana 12) y tardío (después de la semana 12 y hasta las 20 semanas de gestación) El aborto espontáneo puede ser retenido, cuando no se elimina nada, incompleto, cuando no se eliminan todos los productos de la gestación, o completo cuando todo es eliminado por completo.

Índice

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• 1 Causas

• 2 Frecuencia

• 3 Síntomas y signos

• 4 Tratamiento

• 5 Prevención

• 6 Véase también

• 7 Referencias

• 8 Enlaces externos

Causas[editar • editar fuente]

La causa más frecuente es la muerte fetal por anomalías congénitas del feto, frecuentemente genéticas,2 en especial las trisomías autosómicas (no sexuales).3 En otros casos se debe a anormalidades del tracto reproductivo, o a enfermedades sistémicas de la madre (diabetes, nefritis, traumatismos graves), o enfermedades infecciosas (Mal de Chagas, toxoplasmosis, brucelosis, sífilis, listeriosis, hepatitis B, sida).

Frecuencia[editar • editar fuente]

La tasa natural de fracaso de las gestaciones es muy elevada, aunque la mayor parte ocurre en las primeras semanas y en la mayor parte de los casos la madre no llega a enterarse. Se estima que uno de cada cinco embarazos detectados terminan por aborto espontáneo en las primeras semanas. La cifra aumenta a más del 30% en estudios de mujeres embarazadas cuyos niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana ha descendido después de haber confirmado el embarazo.3

Cuando una mujer aborta espontáneamente en tres o más ocasiones de forma consecutiva, se llama aborto de repetición. Las causas pueden ser genéticas en un 50% de los casos, el síndrome antifosfolípido en el 15% y otros motivos como alteraciones uterinas y trombofilias.4

Entre los factores de riesgo comprobados están la edad elevada, las enfermedades sistémicas y la ocurrencia previa repetida de abortos espontáneos.

Síntomas y signos[editar • editar fuente]

Los síntomas — es decir, signos percibidos por el propio paciente — más frecuentes son el dolor abdominal de tipo cólico o en la región lumbar; la hemorragia vaginal acompañada o no de dolores cólicos abdominales o la emisión de materia sólida tisular o de coágulos por la vagina. Por otra parte algunos de estos signos son frecuentes durante los primeros meses de la gestación sin que tengan que ir necesariamente seguidos de aborto.

Existen signos médicos que pueden permitir al especialista detectar una situación de riesgo de aborto.

Tratamiento[editar • editar fuente]

Una vez observados signos de riesgo la recomendación suele ser de restringir ciertas formas de actividad, o incluso un reposo completo. Igualmente suele recomendarse en esos casos la abstinencia sexual. Sin embargo, hay estudios que dicen que el reposo no tiene efectos beneficiosos y que debería dejarse a elección de la paciente.5 6

Si el aborto se produce, suelen presentarse signos evidentes, primero en forma de una reducción de los signos del embarazo, pero también por secreciones vaginales anormales, las cuales deben ser evaluadas, también para saber si el aborto es completo o no.

Si el aborto no se completa en un plazo de pocas semanas, se requerirá cirugía para completarlo artificialmente. La cirugía puede sustituirse por un tratamiento con medicamentos, pero los efectos secundarios y el riesgo de que la evacuación no se complete, obligando finalmente a recurrir a la cirugía, hace que esta opción no sea siempre preferible.

Los efectos de un aborto espontáneo suelen desaparecer volviendo al ciclo menstrual normal y a una probabilidad normal de embarazo, aunque suele recomendarse una moratoria de uno o dos ciclos antes de volver a intentarlo.

Prevención[editar • editar fuente]

Las posibilidades de aborto espontáneo pueden limitarse mucho con una atención especial por parte de la madre y una vigilancia médica acentuada, especialmente si dependen de limitaciones físicas de la madre. El riesgo asociado a enfermedades sistémicas se combate tratándolas antes del eventual embarazo y vigilando el estado de la madre durante éste.

¿Qué es un aborto espontáneo?

Un aborto espontáneo (o aborto involuntario) es la pérdida de un bebé en las primeras 20 semanas de embarazo. Alrededor del 10 al 20 por ciento de los embarazos detectados terminan en un aborto espontáneo y más del 80 por ciento de estas pérdidas suceden antes de las 12 semanas.

Esto no incluye situaciones en las que pierdes un óvulo fertilizado antes de que el embarazo se estabilice. Los estudios han demostrado que entre el 30 y el 50 por ciento de los óvulos fertilizados se pierden antes o durante el proceso de implantación, a menudo tan pronto que una mujer tiene su periodo más o menos en la fecha esperada.

¿Qué puede causar un aborto espontáneo?

Del 50 al 70 por ciento de los abortos espontáneos que tienen lugar durante el primer trimestre son el resultado de anomalías cromosómicas en el óvulo fecundado. La mayoría de las veces, esto significa que el óvulo o el esperma tienen un número equivocado de cromosomas, y como resultado, el óvulo fecundado no se puede desarrollar normalmente.

A veces un aborto es consecuencia de problemas que ocurren durante el delicado proceso del desarrollo temprano. Esto incluye un óvulo que no se implanta adecuadamente en el útero o un embrión que tiene defectos estructurales que le impiden desarrollarse.

Como la mayoría de los proveedores de salud no hace un análisis completo de una mujer saludable después de que haya sufrido un primer aborto espontáneo, a menudo es imposible saber con certeza qué causó la pérdida del embarazo. Incluso cuando se hace una evaluación detallada (por ejemplo, después de que una paciente haya tenido dos o tres abortos espontáneos seguidos), la mitad de las veces no se llega a averiguar la causa.

Cuando el óvulo fecundado presenta problemas cromosómicos, hay posibilidades de que se produzca un óvulo anembriónico o embarazo anembrionario. En este caso, el óvulo fecundado se implanta en el útero, y la placenta y el saco gestacional comienzan a formarse, pero el embrión interrumpe muy temprano su desarrollo o no se forma en absoluto.

Como la placenta empieza a secretar hormonas, la prueba de embarazo da positiva, pero un ultrasonido mostrará que el saco gestacional está vacío. En otros casos, el embrión se desarrolla, pero solamente durante un tiempo muy breve debido a que presenta anomalías que hacen imposible su supervivencia, y el desarrollo se interrumpe antes de que el corazón empiece a latir.

No obstante, una vez que el corazón del bebé comienza a latir —lo cual por lo general se puede apreciar mediante un ultrasonido alrededor de las 6 semanas de embarazo—, y no presentas síntomas como sangrado o cólicos similares a los dolores de la menstruación, las probabilidades de que tengas un aborto espontáneo bajan significativamente y continúan disminuyendo con cada semana que transcurre.

¿Qué factores aumentan el riesgo de sufrir un aborto espontáneo?

Aunque cualquier mujer puede tener un aborto espontáneo, algunas tienen más propensión a perder un embarazo que otras. Aquí tienes una lista de factores de riesgo:

• Edad: las mujeres de edad más avanzada tienen más posibilidades de concebir un bebé con anormalidad cromosómica, y este tipo embarazos se pierden con más facilidad. De hecho, las mujeres de 40 años tienen el doble de posibilidades de sufrir un aborto que las mujeres de 20 años. Tu riesgo de aborto también aumenta con cada niño que esperas.

• Un historial de abortos: las mujeres que han tenido dos o más abortos seguidos tienen más probabilidades de tener un aborto que otras mujeres.

• Enfermedades y afecciones crónicas: algunas de las condiciones que pueden aumentar el riesgo de aborto son una diabetes mal controlada, afecciones heredadas que causan problemas en la coagulación de la sangre, enfermedades del sistema inmunitario (como síndrome antifosfolípido o lupus) y afecciones hormonales (como el síndrome del ovario poliquístico).

• Problemas uterinos o cervicales: tener ciertas malformaciones congénitas del útero, adhesiones uterinas severas (tejido cicatrizado), o un cuello uterino débil (insuficiencia cervical), aumenta las probabilidades de aborto. La relación entre fibromas uterinos (un tumor benigno) y el aborto espontáneo es controvertida, pero la mayoría de los fibromas no causan problemas.

• Un historial de defectos de nacimiento o problemas genéticos: si tú, tu pareja, o miembros de tu familia tienen una anomalía genética, se les ha diagnosticado una en un embarazo previo, o han tenido un niño con un defecto de nacimiento, corres un riesgo más alto de aborto.

• Infecciones: la investigación ha demostrado un riesgo de aborto algo más alto si tienes listeria, paperas, rubéola, sarampión, citomegalovirus, parvovirus, gonorrea, VIH y algunas otras infecciones.

• Fumar, beber y usar drogas: fumar, beber alcohol, y usar drogas como cocaína y éxtasis durante el embarazo

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