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Atentado al libertador

Ensayo12 de Junio de 2013

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ATENTADO AL LIBERTADOR

 Atentado en Jamaica- Kingston, 10 diciembre de 1815.

Procedente de Cartagena, Bolívar llegó a Kingston el 14 de mayo de 1815, emigrado; allí se alojó en la casa de su edecán, Rafael Páez. En esa isla se encontraba un joven negro llamado Pío (el general Daniel Florencio O'Leary lo denominó Pito), quien había trabajado antes en la servidumbre de Bolívar; unos españoles de la isla le ofrecieron 2.000 pesos por consumar el atentado. El 10 de diciembre de 1815, el negro Pío se escondió en la casa y, a las 10 de la noche, clavó el vil puñal al ocupante de la hamaca, José Félix Amestoy, comisario de Bolívar, quien saldría al amanecer para Santo Domingo; el Libertador se había quedado durmiendo en una casa cercana debido a un fuerte aguacero tropical. El negro Pío fue enjuiciado y ahorcado en la Plaza Principal de Kingston el 23 de diciembre de ese año. Se consideró como autor intelectual de este magnicidio frustrado al capitán general de Venezuela y gobernador de Caracas, el cruel Salvador de Moxó.

 Atentado del Rincón de los Toros.

El 16 de abril de 1818, el general Simón Bolívar se salvó de un audaz y nocturno atentado contra su vida, ejecutado por un comando realista.

La acción tuvo lugar en Rincón de los Toros (en territorio del actual estado Guárico), donde el Libertador había establecido su cuartel general, acompañado por 700 jinetes y 500 soldados de infantería ligera.

Informado de su posición y las características del sitio por un desertor republicano, el coronel realista Rafael López le ordenó al capitán Mariano Renovales que en compañía de ocho hombres escogidos se infiltrara durante la noche en el campamento de Bolívar y lo matara.

En medio de la oscuridad, Renovales se encontró con el coronel Francisco de Paula Santander, jefe de Estado Mayor, quien rondaba el campo, a quien le dio la consigna, contestó a sus preguntas satisfactoriamente, y autorizado a pasar adelante, continuó hacia el lugar donde Bolívar y otros jefes tenían colgadas sus hamacas.

Allí Renovales y sus hombres dispararon sus armas a quemarropa sobre los que dormían, y velozmente se retiraron seguros de haber dado muerte a Bolívar. Pero el Libertador se hallaba despierto cuando el coronel Santander examinaba a Renovales, y movido tal vez por un presentimiento, dejó casi desnudo la hamaca y se retiró a cierta distancia; pocos minutos después oyó la descarga, y suponiendo a sus tropas atacadas y rodeadas, escapó de aquel sitio.

De inmediato, en el campamento se presentó una gran confusión, donde todos, exagerando el peligro imaginado por su misma incertidumbre, corrían desolados sin saber a dónde… Al sobresalto causado por la descarga sucedió en breve el terror, cuando se extendió la voz de que Bolívar había muerto; y después, de que había sido apresado y conducido prisionero. Rumor, por cierto, totalmente falso.

Lo que sí resultó cierto fue que como consecuencia de las descargas de los comandos realistas hacia las tropicales hamacas, esa noche murieron el capellán fray Esteban Prado y los coroneles Mateo Salcedo y Fernando Galindo.

 Noche Septembrina.

La Conspiración o noche septembrina fue un atentado contra el Libertador y Presidente de la Gran Colombia Simón Bolívar ocurrido en Bogotá el 25 de septiembre de 1828, por opositores del gobierno.

La oposición a Bolívar había crecido entre los liberales neogranadinos especialmente tras haber declarado éste la dictadura el 27 de agosto de 1828,

Bolívar se encontraba alojado en el Palacio de San Carlos de Bogotá; un grupo de santanderistas (liberales) preparó un atentado en el cual estaba involucrado el coronel barcelonés Pedro Carujo. En el palacio se encontraban con Bolívar el coronel José Bolívar (que no era familiar del Libertador), el médico Thomas More, el teniente Fernando Bolívar, sobrino y secretario; el subteniente Andrés Ibarra y Manuela Sáenz.

La medianoche del 25 de septiembre unos doce civiles y veinticinco soldados comandados por Pedro Carujo forzaron la puerta del Palacio Presidencial (Palacio de San Carlos) y asesinaron a los guardias, tras lo cual buscaron el cuarto de Bolívar. Manuela Sáenz quien se encontraba esa noche con Bolívar lo despertó. Al enterarse de lo que sucedía, Bolívar cogió su pistola y su sable y trató de abrir la puerta pero Manuela lo convenció de que escapara por la ventana.

Bolívar mandó a averiguar la situación en los cuarteles mientras el estuvo toda la noche bajo un puente lo que empeoró su tuberculosis.

Durante los días que siguieron fueron arrestados los supuestos culpables y se les siguió "juicio" a muchos de ellos así como a militares de alto rango sobre los que se tuviera sospecha alguna de participación en el atentado, sea planificando, colaborando con sus ejecutores o simplemente callando. Fue acusado Santander, y el almirante Padilla.

Manuela Sáenz fue denominada "La Libertadora del Libertador". En el Palacio San Carlos se lee en una placa con la siguiente inscripción: "Detente, espectador, un momento y mira por donde se salvó el padre Libertador de la patria, Simón Bolívar, en la nefasta noche septembrina de 1828".

AMORES DE BOLÍVAR.

 María Ignacia Rodríguez.

Simón Bolívar huérfano, llega a los 16 años arriba al puerto de Veracruz el 2 de febrero de 1799. Es en esta ciudad donde a fuerza de protocolo, con rapidez, por intermedio del soltero Oidor de la Real Audiencia, Don Guillermo de Aguirre y Viana, pariente del obispo de Caracas, entra en relación con doña María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio, a quien llamaban “la güera Rodríguez”, significando así el rubio color de la piel y el cabello de esta bella mujer.

Muy joven la “güera”, resplandeciente, de un armonioso cuerpo, de hoyuelos graciosos en las mejillas, cara un tanto redonda, atractivos pechos y caminar que “alzaba incitaciones”; ojos azules como el cielo, rasgados, cabellos largos y sedosos aunque algo rizados, boca pequeña, nariz perfilada y el talle elegante, con facilidad gracia y popularidad se movía a sus anchas en la sociedad mexicana de la época, por sus dotes personales que llegaban a compensarle los “pecadillos reiterados, y además por ser hija de Don Antonio Rodríguez de Velasco y Osorio y de Doña María Ignacia Osorio y Bello, gente de valimiento en aquella corte asentada sobre las aguas lustrales y el poder reprimido de Tenochtitlán.

La encontró Bolívar en la casa de su hermana María Josefa, la Marquesa de Uluapa, en cuya señorial y apropiada mansión del bosque de Chapultepec se hospedara el joven caraqueño. Entonces el flirteo emocional a escondidas del marido celoso y gruñón ya herido el corazón del otro, fue de tal importancia como para constituir el primer amor efímero del Libertador –y cuidado si el primer descalabro de la “güera”.

 María Teresa del Toro y Alaiza:

El salto grande y su mujer sin duda alguna; María Teresa del Toro y Alaiza, emparentada por sangres muy cercanas a la burguesía provinciana criolla de Caracas y el centro del país, a través del Marqués del Toro y los Rodríguez del Toro. María Teresa, joven aunque dos años mayor que Bolívar, ya que él tenía 17 años, y sin ser bella, la anhelada compañera del futuro Libertador le ataría por su carácter y educación. Mujer frágil, tímida, de ojos claros, profundos y tristes, pálida de tez, amable, inspiradora de honda ternura, casta, tejedora de sueños, avasallante y femenina. La visita luego Bolívar en el norteño puerto de Bilbao, tierra de ancestros, donde con su familia reside temporalmente en el otoño de 1801. Luego de obtener el permiso o dispensa real que como militar le permita contraer nupcias, el miércoles 26 de mayo del año 1802, sin más espera se cansan en la parroquia de San Sebastián.

Una vez realizado tan importante paso vital, cumpliendo vínculos hereditarios de inmediato la pareja prepara viaje rumbo al puerto americano de La Guaira, desembarcadero natural de Caracas.Poco duró el idilio de los enamorados ya que la joven María Teresa fue presa de la fiebre amarilla, y luego de muchas dolencias, delirios y aferramientos, muere el sábado 22 de enero de 1803.

Tanto amó Simón Bolívar a esta mujer, que todavía escribe 25 años después: “Quise mucho a mi mujer y su muerte me hizo jurar no volver a casarme. He cumplido mi palabra”.

 Ana Lenoit.

En su carrera hacia la gloria Bolívar sigue al Estado Soberano de Cartagena, y en conjunción como coronel efectivo de los ejércitos neogranadinos con doscientos hombres y la bandera cuadrilonga desde Barranca invade la cuenca caliente del bajo Magdalena para perseguir sin pausa a los soldados realistas. A finales de 1.812 y cargando con veintinueve años en los meandros y visiones de sus aguas revueltas, de frente al majestuoso rio, Cupido hace las suyas y así conoce a la francesa Anne Lenoit, entonces de diecisiete años bien formados, tímida, joven de pareceres y rubia bella de Paris, “la mayor atracción del pueblo”; establecida familiarmente en aquel lugar junto con su padre, un emigrado europeo que se desempeñaba como comerciante en la tórrida zona de Mompox.

Así que enhebrado en las horas del tiempo en aquella naturaleza salvaje se cultivo entonces un apasionado aunque corto romance de intimidad, debido lo ultimo a la vasta campaña militar que se iniciaba por aquellas fechas, y al decir del biógrafo Indalecio Lievano Aguirre, en esos cinco días permanecido en Salamina ( antes, Punta Gorda), Bolívar gustoso de las deliciosas aventuras galas se entrevista en varias

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