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Biscochos


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  5.293 Palabras (22 Páginas)  •  283 Visitas

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Introducción

Mediante el presente trabajo se darán a conocer diez recetas de bizcochos y sus respectivas historias y lo importante que han sido en historia mundial algunos de ellos y de cómo esta mezcla de huevos, azúcar, harina y materia grasa en alguno de los casos son el punto de partida para una infinidad de recetas que logran cautivar los paladares de la gente.

Origen histórico de los bizcochos

La palabra bizcocho proviene del latín "bis coctus", que significa "cocido dos veces". La doble cocción (que hoy día en general no se mantiene) consiste en secarlos en el horno después de cocidos para conservarlos mejor. Con esto se pueden conservar mucho tiempo, por lo que fueron ampliamente utilizados como alimento de soldados y navegantes. Se trata de una preparación de gran antigüedad, hay antecedentes en las representaciones de la tumba de Ramsés III en Tebas, procedentes del siglo X a. de C.

El bizcocho uruguayo es frecuentemente emparentado con la pastelería alemana. Se sostiene que es un derivado del krapfen (berlines o bollos dulces fritos bañados en azúcar y rellenos), que fuera traído por la inmigración alemana que se dirigió a la región del Río de la Plata.

De acuerdo a otras versiones, sin embargo, el origen del bizcocho sería la fusión de las panaderías francesa y española, tal cual lo demuestran los relatos del Montevideo colonial de Isidoro de María y de los estudios genealógicos de Juan Alejandro Apolant y Ricardo Goldaracena. De estos estudios y publicaciones se desprende que los primeros panaderos de Montevideo provenían de Francia y España, tal como quedó documentado en los registros de inmigración de los primeros pobladores en los cuales consta su profesión. De hecho, el cruasán hojaldrado, una de las variedades de bizcocho, se inventó en Francia y su primera receta data de 1905.

La historia nos ha dejado muchísimas recetas, muchas de ellas ligadas a algún evento o lugar. No hay ciudad o pueblo que carezca de su bizcocho típico.

Los bizcochos más tradicionales son el cruasán dulce o salado, la margarita, la galleta dulce y el pan con grasa:

• Los cruasanes dulces (del francés croissant) han sido siempre diferenciados a la vista por tener una capa de azúcar sobre su parte superior y por su forma recta, distinta de la de media luna que presentan los salados. El hecho de que puedan ser también rellenos puede, sin embargo, convertir en rectos también a éstos últimos, quedando sólo la cobertura azucarada para reconocer a los dulces. Los rellenos suelen ser de queso o jamón para los salados y de dulce de membrillo o dulce de leche para los dulces, pudiendo haber otras variantes (salame, pasta de chocolate, etc.). En vez de azúcar común, su cara superior puede estar cubierta también con caramelo, azúcar impalpable o chocolate cobertura.

• Las margaritas son una variación de los cruasanes a la que se le unen las puntas y se deja en el centro un espacio para ser rellenado con crema pastelera, dulce de membrillo o dulce de leche y se le espolvorea azúcar por arriba (tanto al relleno como a la masa circundante). Las margaritas son entonces, siempre dulces.

• Las galletas dulces tienen forma generalmente cúbica pero también pueden ser cilíndricas. Hechas con una masa a base de grasa animal o vegetal, se elevan en varias capas y son una variante en miniatura de un tipo de pan llamado galleta, galleta de campaña, o galleta con grasa. Tienen una cubierta de caramelo con azúcar espolvoreado por arriba en su cara superior.

• Los pan con grasa (así pluralizados) son del grupo de bizcochos salados. Son también una variación en miniatura de otro tipo de pan, conocido como cañón por la forma que termina adoptando una vez completado su armado: una base sobre la que se cruza por encima una porción de masa que queda en punta, levantada, como apuntando como lo haría un cañón. El nombre de pan con grasa es el usado en Montevideo mientras que en otras ciudades es más conocido como carnerito o cuernito.

La denominación bizcochuelo o bizcocho es tradicional en Uruguay, Argentina, Ecuador, Perú y Bolivia y según el añadido edulcorante que la masa tenga recibirá el nombre completo: bizcochuelo de vainilla, bizcochuelo de chocolate, etcétera.

En España se le llama "bizcocho", excepto en Canarias donde se llama "bizcochón" en la provincia de Santa Cruz de Tenerife o "queque" en la provincia de Las Palmas. En Chile y Perú se llama "queque" (del inglés cake). En Filipinas, se llama "mamón". En Italia se llama "Pan di Spagna", literalmente "Pan de España".

El bizcocho más sencillo contiene los tres ingredientes básicos (huevos, azúcar y harina) en proporciones idénticas. Adicionalmente puede llevar grasa, generalmente mantequilla, aunque también manteca de cerdo o margarina y más raramente aceite de oliva. La levadura química se suele añadir para gasificar y, por tanto, darle volumen (si bien montando las claras a punto de nieve se consigue lo mismo). El bizcocho admite líquidos en pequeñas cantidades (sobre todo leche pero también algún licor). Los demás ingredientes sirven para aromatizar y darle su sabor distintivo, como ralladura de limón, almendra molida, cacao, coco rallado, etcétera.

Se pueden distinguir dos grupos fundamentales: los bizcochos para tomar solos y los bizcochos para rellenar, emborrachar o formar tartas, que son más ligeros.

Suspiro de Monja

Origen: España y otros orígenes.

El suspiro de monja es un buñuelo cuyo origen data de hace unos cuantos siglos, y es otro de los postres característicos españoles que fue creado originalmente por monjas. España tiene un gran número de postres en su gastronomía que se los debe a las monjas y a los conventos, que suelen ser los mejores sitios para encontrar ejemplos de estos postres. La historia de cómo este postre obtuvo su nombre es algo más turbia.

En España la leyenda cuenta que, mientras las monjas estaban preparando unos bollos usando pasta choux (una pasta típicamente francesa), una de ellas liberó una flatulencia y el resto se echaron a reír. Ene se momento, una de ellas dejó caer un poco de pasta choux en un recipiente con aceite hirviendo y, voilà, un buñuelo nació.

Aunque posible (cosas más raras han pasado), es más probable que se llamen suspiro de monja

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