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Tengo Ganas De Biscocho


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2013  •  857 Palabras (4 Páginas)  •  211 Visitas

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Introducccion

Tragicomedia Mexicana I es una crónica que narra los hechos que sucedieron de 1940 a 1970, es un libro que relata con humor los sucesos históricos de tres décadas del acontecer de la vida nacional.

Durante estas tres décadas, cinco sexenios, México vivió lo político como si se tratara de una obra teatral que incluía dos géneros literarios, que son la tragedia y la comedia. Los actores principales que eran Avila Camacho, Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz en este escenario fueron los presidentes que manejaron al país a su modo y se comportaban como si en la obra teatral desempeñaran el papel del Rey Sol cuya frase era “el estado soy yo”.

El poder se heredaba. El presidente, al terminar su periodo de gobierno y despertar de su “sueño”, dejaba un sucesor tipo monarquía, y bastaba escuchar las siguientes palabras para poseer la banda presidencial: “usted será el presidente de la República”. Esto provocaba un descontento que desembocaba en fuertes enfrentamientos durante las primeras elecciones a las que se refiere Tragicomedia Mexicana I , pero de nada servía porque se aplacaba a los rebeldes. El fraude electoral provocó desconfianza en la población y como respuesta para futuras elecciones se abstuvieron de votar y cabe mensionar que de los 17 millones de mexicanos, votaban dos y medio millones.

Los funcionarios del gobierno transmitían información política y el pueblo, la masa, la recibía. Sus mensajes adoctrinaban, persuadían a la población para hacerles ver que la mejor opción (si no es que la única) era la del partido oficial. Estos políticos tenían la capacidad de hablar y hablar sin decir gran cosa en sus discursos, y poseían la capacidad de lanzar insultos, infundios y descalificaciones contra cualquier cosa que afectaba al partido, al presidente y por ende a la nación.

El disgusto de la población por las artimañas de los funcionarios se manifestaba por medio de huelgas, manifestaciones y mítines, cuyos participantes eran fuertemente oprimidos o “castigados”. La mayoría de las veces, las manifestaciones eran disueltas por los granaderos (devotos de la “Santa Madriza”) o por el ejército por órdenes presidenciales. Se aplastaba a los indefensos que se atrevían a exponer públicamente sus ideas como en el gobierno de Miguel Alemán de “mano dura” y de Gustavo Díaz Ordaz de “mano pesada y durísima”.

Otro modo de expresar el descontento de la población era mediante “rumores” y críticas de la prensa, revistas e historietas (como la Familia Burrón ) que también desembocaron en fuertes ataques a la libertad de expresión por parte del gobierno y a veces hasta en la censura.

Se creó una infinidad de instituciones que aseguraban “el bien común de la población” sin embargo, su verdadera tarea era controlar la población con técnicas como el espionaje. Líderes, burócratas y funcionarios en sus discursos halagaban a los presidentes con el sello de la retórica revolucionaria frente a la multitud (cuya especialidad era “dorar las píldoras” para que el pueblo creyera que todo lo que hacían los políticos era por su bien).

Las campañas (formas de comunicación política persuasiva) fueron solamente promesas y planes idénticos o parecidos a los del otro candidato, por cierto, ambos muy parecidos a las que escuchamos en voz de nuestros candidatos para las elecciones del dos de julio del 2000: democratización; modernización industrial; exaltación de la mexicanidad; lucha contra los uncionarios deshonestos; lucha por mejores condiciones de vida del pueblo; y un gabinete de rabajo, no de política, compuesto por flamantes técnicos y universitarios.

Estos años se vieron caracterizados por el saqueo del gobierno. Su enriquecimiento y despilfarro eran reflejados por sus palacetes, sus empresas privadas y por sus flamantes cadillacs.

A pesar de todo, durante estas décadas la modernidad llegó a nuestro país: el anillo periférico, la torre Latinoamericana, la construcción de Ciudad Universitaria, el Metro, el IMSS, el alumbrado, etcétera. Adelantos que sin lugar a dudas eran opacados por la desolación de una realidad social durísima para el pueblo.

La comunicación política, como se puede percibir, se vio afectada por todo tipo de factores: económicos, socioculturales (como el analfabetismo, la escolaridad y la pluralidad de etnias), políticos (grado de libertad, independencia de la prensa y de acceso cerrado a los medios de comunicación), históricos (tradiciones y el pasado revolucionario), existencia o inexistencia de los medios masivos, etcétera. La democracia no fue un factor que haya caracterizado el periodo que abarca Tragicomedia Mexicana I , por lo mismo no se cumplió aquella regla electoral que dice “entre más democrático sea un régimen político la comunicación política es más amplia y continua, se realiza por más canales y fluye no sólo desde las élites, sino también de la opinión pública de las masas”.

La política en México de1940 a 1970, la obra de teatro de la que hablé al principio, fue tras bambalinas y se rigió bajo el dicho que proclama “todo político que se debe respetar debe violar sus pactos”.

Desarrollo

El libro de tragicomedia mexicana traía muchos problemas como que

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