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CONSIDERACIONES EN TORNO AL ACTO DE ESTUDIAR.


Enviado por   •  22 de Mayo de 2013  •  1.405 Palabras (6 Páginas)  •  2.407 Visitas

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CONSIDERACIONES EN TORNO AL ACTO DE ESTUDIAR.

Toda bibliografía debe reflejar una intención fundamental de quién la elabora: la de atender o despertar el deseo de profundizar conocimientos en aquel o aquellos a quienes se propone. Si falta en quienes la reciben el ánimo de usarla, o si la bibliografía en sí misma no es capaz de desafiarlos, se frustra entonces esa intención fundamenta.

La bibliografía se convierte en un papel inútil más, entre, otros, perdido en los cajones de los escritorios.

Esa intención fundamental de quién hace la bibliografía le exige un triple respeto: hacia las personas a quienes se dirige, hacia los autores citados y hacia si mismo. Una relación bibliográfica no puede ser una simple serie de títulos, hecha al acaso o de oídas. Quien la sugiere debe saber lo que está sugiriendo y por qué lo hace. Quien la recibe, a su vez, debe encontrar en ella, no una prescripción dogmática de lecturas, sino un desafío. Desafío que se hará más concreto en la medida que empiece a estudiar los libros citados y no a leerlos por encima, como si apenas los hojease.

Estudiar es, realmente, un trabajo difícil. Exige de quién lo hace una postura crítica, sistemática. Exige una disciplina intelectual que no se adquiere sino practicándola.

Esto es precisamente lo que la “educación bancaria” no estimula. Por el contrario, su tónica reside fundamentalmente en matar en los educandos la curiosidad, el espíritu investigador, la creatividad. Su “disciplina” es la disciplina de la ingenuidad frente al texto, no para la posición critica indispensable.

Este procedimiento ingenuo al cual se somete al educando, junto con otros factores, puede explicar las fugas del texto que hacen los estudiantes, cuya lectura se torna puramente mecánica, mientras que con la imaginación se desplazan hacia otras situaciones. Por último lo que se les pide no es la comprensión del contenido, sino no su memorización. En lugar de ser el texto y su comprensión, el desafío pasa a ser la memorización. Si el estudiante consigue memorizarlo, habrá respondido al desafío.

En una visión crítica las cosas ocurren de otro modo. Quién estudia se siente desafiado por el texto en su totalidad y su objetivo es apropiarse de su significación profunda.

Esta postura crítica, fundamental, indispensable al acto de estudiar, requiere de quien a eso se dedica:

a) Que asuma el papel de sujeto de ese acto.

Esto significa que es imposible un estudio serio si quien estudia se coloca frente al texto como si estuviera magnetizado por la palabra del autor, al cual atribuiría una fuerza mágica; si se comporta pasivamente, “domesticadamente”, procurando solamente memorizar las afirmaciones del autor; si se deja “invadir” por lo que afirma el autor; si se transforma en una “vasija” que debe ser llenada por los contenidos que toma del texto para colocarlos dentro de sí mismo.

Estudiar seriamente un texto es estudiar el texto de quien estudiando los escribió. Es percibir el condicionamiento histórico-sociológico del conocimiento. Es buscar relaciones entre el contenido de estudio y otras dimensiones afines del conocimiento. Estudiar es una forma de reinventar, de recrear, de reescribir, tarea de sujeto y no de objeto. De esta manera, no es posible, para quien estudia en esa perspectiva, alienarse con el texto, renunciando así a su actitud crítica frente a él.

La actitud crítica en el estudio de la misma que es preciso adoptar frente al mundo, la realidad, la existencia. Una actitud de adentramiento con la cual va alcanzando la razón de ser de los hechos cada vez más lúcidamente.

Un texto será tanto mejor estudiado en cuanto, en la medida en que se tiene de él una visión global, se vuelva a él, delimitando sus dimensiones parciales. El retorno al libro para esa delimitación aclara la significación de su globalidad.

Al ejercer el acto de delimitar los núcleos centrales del texto que, en interacción, constituyen su unidad, el lector crítico irá descubriendo todo un conjunto temático, no siempre explicito en el índice de la obra. La demarcación de estos temas debe atender también al cuadro referencial del sujeto lector.

Es así que, frente a un libro, ese sujeto lector puede despertar ante un trozo que le provoca una serie de reflexiones en torno a una temática que lo preocupa y que no es necesariamente la temática principal del libro en estudio. Una vez sospechada la posible relación entre el trozo leído y su preocupación, corresponde, entonces,

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