Capacitación Comunitaria

Capacitación comunitaria

Para Dessler (2000: 345), la capacitación consiste “en proporcionar a los empleados, nuevos o actuales, las habilidades necesarias para desempeñar su trabajo”. En otras palabras, la capacitación permite seguir la rápida evolución de las profesiones y las prácticas profesionales. Se puede utilizar para anticipar los cambios o para reaccionar rápidamente a lo que no hemos podido prever. Así, para que las organizaciones puedan aspirar a tener una alta productividad y un desempeño eficiente conducente a la excelencia, deben atenderse las necesidades de desarrollo del elemento más importante: el personal.

Ahora bien, capacitar a la ciudadanía bajo un criterio transformador, argumenta Hernández (2006:134), “conduce a conformar una sociedad progresista y más justa, donde los individuos buscarán mejores formas de convivencia, desarrollarán un espíritu crítico y se inclinarán al bien social”. Para esta autora, educar socialmente al hombre, “es crearle facultades para asumir sus responsabilidades ciudadanas y prepararlo para que pueda atender a sus deberes personales, los referidos a la comunidad como localidad donde reside y los del país como territorio que forma parte del contexto universal”. En otras palabras, es contribuir a formar en las personas una conciencia social, como eje sustantivo de la convivencia pacífica entre los seres humanos.

Entonces, es a través de la capacitación educativa como las personas se preparan para vivir en sociedad: al establecer relaciones y convivir adquieren conciencia de pertenencia a la comunidad. Por medio del contacto con las personas, del ejemplo y de la práctica social, es como se adquieren los valores, creencias, actitudes, principios; allí está la clave para orientar el comportamiento de las personas hacia lo deseado socialmente.

En consecuencia, lo deseado es despertar en los individuos condiciones para que a partir de sus propias vivencias comunitarias puedan identificar contravalores y comportamientos individuales que les limitan su desarrollo y el del entorno social. Es decir, partiendo de las propias debilidades personales, aprenderán, lo cual permitirá posteriormente incursionar en otros aspectos formativos relacionados con la estructura de la personalidad, procurando crear las bases para otros aprendizajes morales de mayor dificultad para ser instalados, pues toca las dimensiones de lo afectivo, lo más interno del ser humano a la vez de asociarse con el desarrollo de las capacidades personales, del potencial ciudadano.

Para Quintana (citado en Cieza, 2006:89), “la capacitación comunitaria encuentra su cobertura teórica y técnica en el ámbito disciplinar de la Pedagogía Comunitaria”. De la misma manera que aquélla se sitúa en el marco de la educación social, ésta lo hace dentro de la Pedagogía Social, por tanto comparte su mismo carácter científico y sus mismos principios

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