Carta De Aalborg
fredyrmenam5 de Marzo de 2013
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CARTA DE LAS CIUDADES EUROPEAS HACIA SOSTENIBILIDAD
(La Carta de Aalborg)
(tal como fue aprobada por los participantes en la Conferencia europea sobre ciudades
sostenibles celebrada en Aalborg, Dinamarca, el 27 de mayo de 1994)
• Parte I: Declaración de consenso: las ciudades europeas hacia sostenibilidad
• Parte II: Campaña de ciudades europeas sostenibles
• Parte III: Participación en las iniciativas locales del Programa 21: planes de acción local en
favor de sostenibilidad
Parte I
Declaración de consenso Las ciudades europeas hacia sostenibilidad
I.1 El papel de las ciudades europeas
Nosotras, ciudades europeas, signatarias de la presente Carta, declaramos que en el curso de la
historia hemos conocido imperios, estados y regímenes y hemos sobrevivido a ellos como centros
de la vida social , portadores de nuestras economías y guardianes de la cultura, el patrimonio y la
tradición. Junto con las familias y los barrios, las ciudades han sido la base de nuestras sociedades y
estados, el centro de la industria, el artesanado, el comercio, la educación y el gobierno.
Comprendemos que nuestro actual modo de vida urbano, en particular nuestras estructuras de
división del trabajo y de las funciones, la ocupación del suelo, el transporte, la producción
industrial, la agricultura, el consumo y las actividades de ocio, y por tanto nuestro nivel de vida, nos
hace especialmente responsables de muchos problemas ambientales a los que se enfrenta la
humanidad. Este hecho es especialmente significativo si se tiene en cuenta que el 80% de la
población europea vive en zonas urbanas.
Hemos aprendido que los actuales niveles de consumo de recursos en los países industrializados no
pueden ser alcanzados por la totalidad de la población mundial, y mucho menos por las
generaciones futuras, sin destruir el capital natural.
Estamos convencidas de que la vida humana en este planeta no puede ser sostenible sin unas
comunidades locales viables. El gobierno local está cerca del lugar donde se perciben los problemas
ambientales y muy cerca de los ciudadanos; comparte además con los gobiernos a todos los niveles
la responsabilidad del bienestar del hombre y de la naturaleza. Por consiguiente, las ciudades tienen
una función determinante en el proceso de cambio de los modos de vida, de la producción, del
consumo y de las pautas de distribución del espacio.
I.2 Noción y principios de sostenibilidad
Nosotras, ciudades, comprendemos que el concepto de desarrollo sostenible nos ayuda a basar
nuestro nivel de vida en la capacidad transmisora de la naturaleza. Tratamos de lograr una justicia
social, unas economías sostenibles y un medio ambiente duradero. La justicia social pasa
necesariamente por la sostenibilidad económica y la equidad , que precisan a su vez de una
sostenibilidad ambiental.
La sostenibilidad ambiental significa preservar el capital natural. Requiere que nuestro consumo de
recursos materiales, hidricos y energéticos renovables no supere la capacidad de los sistemas
naturales para reponerios, y que la velocidad a la que consumimos recursos no renovables no supere
el ritmo de sustitución de los recursos renovables duraderos. La sostenibilidad ambiental significa
asimismo que el ritmo de emisión de contaminantes no supere la capacidad del aire, del agua y del
suelo de absorberlos y procesarlos.
La sostenibilidad ambiental implica además el mantenimiento de la diversidad biológica, la salud
pública y la calidad del aire, el agua y el suelo a niveles suficientes para preservar la vida y el
bienestar humanos, así como la flora y la fauna, para siempre.
I.3 Estrategias locales hacia la sostenibilidad
Nosotras, ciudades, estamos convencidas de que la ciudad es, a la vez, la mayor entidad capaz de
abordar inicialmente los numerosos desequilibrios arquitectónicos, sociales, económicos, políticos,
ambientales y de recursos naturales que afectan al mundo moderno y la unidad más pequeña en la
que los problemas pueden ser debidamente resueltos de manera integrada, holística y sostenible.
Puesto que todas las ciudades son diferentes, debemos hallar nuestras propias vías hacia la
sostenibilidad. Integraremos los principios de sostenibilidad en todas nuestras políticas y haremos
de nuestras fuerzas respectivas la base de estrategias adecuadas a nivel local.
I.4 La sostenibilidad como proceso creativo local en busca del equilibrio
Nosotras, ciudades, reconocemos que la sostenibilidad no es ni un sueño ni una situación inmutable,
sino un proceso creativo local en pos del equilibrio que se extiende a todos los ámbitos de la toma
de decisiones en este nivel. Permite un retorno de información permanente sobre las actividades que
impulsan el ecosistema urbano hacia el equilibrio y aquéllas que lo alejan de él. Al basar la gestión
urbana en la información recogida a través de un proceso semejante, la ciudad aparece como un
todo orgánico, haciéndose patentes los efectos de todas las actividades importantes. Mediante un
proceso de este tipo, la ciudad y sus habitantes pueden elegir entre opciones con conocimiento de
causa y un sistema de gestión cimentado en la sostenibilidad permite tomar decisiones que no
representan únicamente los intereses de las personas afectadas, sino también los de las generaciones
futuras.
I.5 Resolución de problemas mediante negociaciones abiertas
Nosotras, ciudades, reconocemos que no podemos permitirnos trasladar nuestros problemas ni a
comunidades más grandes ni a las generaciones futuras. Por consiguiente, debemos resolver
nuestras dificultades y desequilibrios primero por nosotras mismas y, en su caso con la ayuda de
entidades regionales o nacionales. Este es el principio de la concertación, cuya aplicación dará a
cada ciudad una mayor libertad para definir la naturaleza de sus actividades.
I.6 La economía urbana hacia sostenibilidad
Nosotras, ciudades, comprendemos que el factor restrictivo de nuestro desarrollo económico se ha
convertido en nuestro capital natural, como el aire, el suelo, el agua y los bosques. Debemos
invertir, por tanto, en este capital, respetando el siguiente orden prioritario:
• invertir en la conservación del capital natural existente (reservas de aguas subterráneas,
suelo, hábitats de especies raras);
• fomentar el crecimiento del capital natural, reduciendo el nivel de explotación actual (por
ejemplo, de las energías no renovables);
• aliviar la presión sobre las reservas de capital natural creando otras nuevas, como parques de
esparcimiento urbano para mitigar la presión ejercida sobre los bosques naturales;
• incrementar el rendimiento final de los productos, como edificios de alto rendimiento
energético o transportes urbanos respetuosos del medio ambiente.
I.7 Justicia social para urbano sostenibilidad
Nosotras, ciudades, somos conscientes de que son los pobres los más afectados por los problemas
ambientales (ruido, contaminación del tráfico, ausencia de instalaciones de esparcimiento, viviendas
insalubres, inexistencia de espacios verdes) y los menos capacitados para resolverlos. El desigual
reparto de la riqueza es la causa de un comportamiento insostenible y hace más difícil el cambio.
Tenemos la intención de integrar las necesidades sociales básicas de la población, así como los
programas de sanidad, empleo y vivienda, en la protección del medio ambiente. Queremos aprender
de las primeras experiencias modos de vida sostenibles, de forma que podamos mejorar la calidad
de vida de los ciudadanos en lugar de maximizar simplemente el consumo.
Trataremos de crear puestos de trabajo que contribuyan al sostenibilidad de la comunidad,
reduciendo así el desempleo. Al intentar atraer o crear empleo, evaluaremos los efectos de las
oportunidades económicas en términos de sostenibilidad a fin de favorecer la creación de puestos de
trabajo y productos duraderos que se ajusten a los principios de sostenibilidad.
I.8 Una ocupación del suelo sostenible
Nosotras, ciudades, reconocemos la importancia de que nuestras autoridades locales apliquen unas
políticas eficaces de ordenación del territorio que impliquen una evaluación ambiental estratégica
de todos los planes. Debemos aprovechar las oportunidades que ofrecen las concentraciones
urbanas más grandes de proporcionar eficaces servicios públicos de transporte y de suministro de
energía, manteniendo al mismo tiempo la dimensión humana del desarrollo. Al emprender
programas de renovación del centro de las ciudades y al planificar nuevas zonas suburbanas,
tratamos de asociar diferentes funciones con el fin de reducir la movilidad. El concepto de
interdependencia regional equitativa debe permitirnos equilibrar los flujos entre el campo y la
ciudad e impedir a las ciudades una mera explotación de los recursos de las zonas periféricas.
I.9 Una movilidad urbana sostenible
Nosotras, ciudades, debemos esforzarnos por mejorar la accesibilidad y por mantener el bienestar y
los modos de vida urbanos a la
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