Castigo Y Sociedad Moderna David Garland
SONIAYESSY9212 de Diciembre de 2014
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“CASTIGO Y SOCIEDAD MODERNA” DAVID GARLAND
Garland hace una descripción global del castigo en la sociedad moderna, nos da un análisis de los diferentes autores sobre el Castigo como un aspecto social problemático.
El autor señala que el castigo es un “hecho conjunto, complejo de procesos e instituciones interrelacionados, más que un objeto un hecho uniforme, que las distintas perspectivas de interpretación tienden a centrarse en etapas o aspectos completamente distintos a este multifacético proceso.”
El castigo tiene diversos propósitos pero el principal es controlar la actividad delictiva, el autor señala que al igual que las instituciones sociales, el castigo interactúa con su ambiente, formando parte de la configuración de los elementos que abarca el mundo social.
Foucault afirma que la pena tiene como función vigilar y crear disciplina en la sociedad, ve al castigo como un instrumento que permite que el trasgresor se transforme en un hombre de bien.
Foucault nos ofrece una descripción de la microfísica del poder penal y de la manera en que las medidas penales atrapan a los individuos, sujetándolos a los procesos de disciplina, normalización y castigo, pero también lo critica señalando que es un error pasar del análisis de cómo se organiza el poder en la esfera penal al argumento de que la penalidad es tan sólo ese poder.
CASTIGO Y CULTURA.
La tendencia de muchos autores a adoptar un estilo funcionalista de explicación mostrando cómo funciona la penalidad para propiciar el control, la clase, o la solidaridad.
La obra de Foucault, de los marxistas, de Durkheim y de Weber aborda un aspecto o característica cultural de la sociedad moderna su individualismo, su racionalidad, su secularismo, o sus valores burgueses y lo explica conforme a una teoría de la estructura social o del cambio social; el problema es que cada una de estas teorías da una versión muy selectiva de la cultura, resaltando los elementos culturales que se ajustan a sus intereses generales.
Clifford Geertz capta este punto muy bien cuando argumenta que la cultura y la estructura social no son más que dos aspectos de la misma cosa: práctica social con significado, por ende sólo podemos referirnos a la cultura como una dimensión de la vida social y un contexto conformador de la acción social (y penal).
Cuando hablamos de "cultura" no nos referimos sólo a los sistemas intelectuales y a las formas de conciencia, sino también a las estructuras del afecto y a lo que podría llamarse configuraciones o "sensibilidades" emocionales.
Los patrones culturales estructuran las formas en que concebimos a los criminales, proporcionando los marcos intelectuales (científicos, religiosos o de sentido común) a través de los que vemos a estos individuos, entendemos sus motivaciones y los clasificamos como casos. Dichos patrones también estructuran nuestra forma de sentir respecto de los delincuentes
Una característica de las formas culturales es que tienden a proliferar alrededor de las diferencias que ocurren en el mundo natural y social.
Los patrones culturales cambian con el tiempo y que el desarrollo cultural tiende a ejercer un influencia directa sobre los patrones del castigo.
Las distinciones sustentadas en diferencias de género también desempeñaron un papel preponderante en la estructuración de la política penal.
El castigo es una institución comunicadora y didáctica; por medio de sus políticas y declaraciones pone en efecto y en circulación cultural, algunas de las categorías y distinciones con las cuales damos significado a nuestro mundo.
El castigo es una de las múltiples
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