Charrería en Hidalgo

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                                                             Julio Vladimir Barrera Gómez.

                                                              Taller de Lectura y Redacción

                                                              Maestro Fernando Soto Moreno.

                                                              Ejercicios de redacción No. 2

Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

     Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades.

              Ciencia Política y Administración Pública.

“Hidalgo Cuna de la Charrería:

Deporte Nacional o Deporte

 Que Muere”.

Buenos días Doctor Edmundo Hernández Hernández, director de este Instituto; Doctor Edgar Manuel Castillo Flores, Coordinador de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública; Maestro Fernando Soto Moreno, titular de la materia: Taller de Lectura y Redacción; Licenciado Daniel Peña Jiménez, profesor de la asignatura: Teoría Política Clásica; compañeros invitados; compañeros de grupo. El día de hoy me presento ante ustedes con el fin de dar lectura a mi ensayo: “Hidalgo Cuna de la Charrería: Deporte Nacional o Deporte Que Muere”. Para lo cual pido su atención y educado silencio.

“Algunos elitistas están empeñados en emular la vida campirana, pero tan aferrados a su exclusivo mundo, que incluso se han apropiado de las labores que surgieron del medio rural, pero sin dejar de lado su gusto por el dinero”.

-(Julio Vladimir Barrera Gómez).

Según múltiples organizaciones como la Federación Mexicana de Charrería Asociación Civil, y la Organización México Máxico, además de la cultura popular, los primeros charros surgieron en los llanos de Apan, aproximadamente en las primeras décadas del siglo XVII; donde no se consideraban deportistas, sino trabajadores relacionados a la ganadería que se apoyaban de caballos para desempeñar su labor, y que, en sus tiempos libres usaban a los animales y su talento para divertirse con las suertes que conocemos hoy en día.

Sin embargo, en nuestro tiempo, la charrería y quienes la practican distan mucho de aquellos pioneros de la colonia. La historia y las migraciones de terratenientes principalmente hacia ciudades, han hecho que el llamado “Deporte Nacional” tome tintes monetarios, y cambiado al público.

Múltiples hacendados se volverían entonces empresarios del espectáculo que invierten fuertes cantidades de dinero en la formación de cuadrillas y promoción de eventos que conjugan las suertes con la música para así poder ofrecer diversión a algunos adinerados, y mucha gente que buscando una mejor calidad de vida se desplaza también fuera del campo.

Pero, la introducción de los ricos a estas tradiciones campiranas desafortunadamente no ha traído solamente cosas buenas, y en un balance con respecto a la situación actual de la charrería, podríamos decir que sin quererlo, fueron los artífices de la muerte de dicho deporte.

Y, gracias a que los actuales pseudo defensores de la mexicanidad han tomado como uno de sus estandartes la charrería, dicha actividad se ha corrompido, para volverla un festival de patanería, machismo y falsa valentía, donde predomina el alcohol sobre las suertes, y se compite con el dinero más que con la habilidad. Y no quiero decir que éste mal tener dinero o beber; lo malo es beber en exceso y ponerse en ridículo ellos mismos y de paso al deporte que intentan defender; o pretender que entre más poder adquisitivo se tiene, mejor persona sé es.

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