Charreria
diana_aboites23 de Mayo de 2013
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La figura del charro mexicano es un símbolo de nuestra mexicanidad, el charro mexicano se remota a la época de la colonia donde se originaron las haciendas de economía mixta, agrícola-ganadera.
El primer contacto de los pobladores indígenas de américa con el caballo se remota a la época de la conquista.
Al desembarcar los españoles traían 14 caballos, los habitantes indígenas confundieron como caballo y jinete en un solo ser.
Tabasco hicieron por primera vez su aparición bélica con “pretales y cascabeles”, mostraron el arte de montar a los aborígenes.
Caballos y yeguas, fueron los primeros que trataron por el territorio, por razones de tiempo y de guerra no deben considerarse aun como la simiente de la caballada mexicana.
Hasta 1619, los caballos estaban prohibidos para los indígenas y los criollos, aun cuando ellos fueran descendientes de reyes, sin embargo, los indios y mestizos tenían que ocuparse del cuidado de los animales y como los caballos estaban en libertad, había que lazarlos, jinetearlos y amansarlos con la reala. Fue así como Don Antonio de Mendoza primer virrey de la nueva España (1535-1550) se vio obligado a otorgar permisos para que los indios montaran.
Y en 1619 el virrey otorgo el primer permiso para que los indígenas en la hacienda de san Javier pudieran montar libremente caballo con silla, freno y espuelas.
En el siglo XIX los terratenientes poseedores de ganado y propietarios de grandes extensiones de tierra, fueron los mayormente beneficiados con la economía rural, para la cual requirieron de gran cantidad de trabajadores. Las haciendas llegaron a emplear varios centenarios de peones que al parecer estaban lejos de los límites de las haciendas. El agro mexicano giro durante varios siglos en torno a la economía de las haciendas predominado criadoras de ganado en donde surgieron significativas escalas de trabajadores protagonistas de hechos que darían origen al charro y a la charrería. Los trabajadores teniendo mayor que los arrendados, el rodeo era una valida circular que hacían los vaqueros montados en sus caballos para bajar ganado de las serranías y concéntralos en un punto donde se haría la selección de animales , los animales sin marcas “orejones” se repartió entre los distintos “señores de ganado”.
Los vaqueros marcaban a las bestias con el hierro del hacendado en sitios especialmente designados .Nacieron entonces los herraderos.
La actividad conocida como “coleadores” surgió como una necesidad, pues a menudo, las haciendas tenían demasiado ganado; una vez que los animales estaban separados acostumbraban derribarlos.
Los charros de sus andanzas y faenas.
Durante las 2 primeras décadas del siglo XX tenían todavía lugar los rodeos, llamados entonces jaripeos.
A los jaripeos se invitaba a charros, expertos en las lides de lazar, colear y jinetear el ganado.
No faltaba beber de boca de botella, pasando de mano en mano.
La música daba el último toque a la fiesta campirana amenizada por un conjunto de mariachis de alguno de los ranchos.
El atuendo del caballo con sus arreos, hacen juego con la vestimenta de su dueño.
La silla: ha sufrido modificaciones, conforme fueron surgiendo nuevas labores con el ganado.
La anquera: de la gualdrapa como una enaguila de acuerdo grueso que cubre alrededor de su parte baja con zarcillos o brincos, de los cuales cuelgan algunos adornos llamados “higas y cascajos” a los que la gente de campo llama “ruidos”. Este aditamento es muy útil para ayudar a los toros.
El nuevo charro…
La fiesta charra, se inicia con el desfile general de los charros participantes y de las Adelitas de alguna Escaramuza, quienes recorren en sus corceles el ruedo y rinden honores a la bandera. De acuerdo al orden establecido, las diferentes suertes, que entre
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