Chef.

(Por Armando Muñoz Iñiguez)

¿Qué es realmente ser chef? ¿A caso es portar un uniforme de tal profesión? ¿O tal vez saber preparar ricos alimentos con gran creatividad?

No, ser chef es más que eso, es entregar el cuerpo, el alma y el corazón a la profesión. Estar dispuesto a enfrentar cualquier adversidad que se interponga, saber que se puede ganar como se puede perder y saber qué hacer en tal caso. Es lidiar con clientes, jefes, ayudantes, comandas, pedidos, discusiones, corajes y estrés. Malos ratos, noches sin dormir, horas y horas encerrado en la cocina.

Pero… a final de cuentas, si es lo que te apasiona, lo que te gusta y para lo que te preparaste y tanto soñaste… ¿No vale la pena sufrir todo esto con tal de lograr tu satisfacción personal? Para mí si lo vale… vale cada gota de sudor, cada mala cara del compañero, cada hora en la escuela. ¿Quién dijo que la vida es fácil? No se, pero quien lo haya dicho no sabía lo que realmente es la vida. La felicidad se da cuando uno alcanza su éxtasis, su satisfacción al verse realizado, al ser “alguien”. Y para llegar a eso se necesita sufrir mucho, pasar por las cosas más inimaginables, crueles y hasta sádicas de este mundo.

Es por eso que: es verdad que la cocina, el ser un chef apesta, es una miseria… todo aquello que la gente ve de ella es un mito, una utopía. Pero ¿A que se vino a este mundo si no a soñar y cumplir esos sueños en realidad? Miedos y prejuicios hay que dejarlos fuera, valor y coraje al frente de uno. Saber afrontar las cosas, tener una respuesta para todo, una solución rápida y efectiva. Ser débil de carácter, tener falta de actitud y empeño no sirven para nada, no sirven en esta profesión ni en ninguna otra. Para ser el mejor hay que sentirse el mejor y eso solo se logra con empeño, actitud y entrega. No con misericordia y empatía.

Ser chef es disfrutar cada olor, casa esencia, cada corte, cada rebanada, cada sabor que me da la vida dentro de la cocina. Disfrutar la exquisitez del sabor

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