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Comentarios Reales

zaloap27 de Mayo de 2012

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Resumen de la Obra Los Comentarios Reales

Libro Primero

Explica que la división en “Viejo” y “Nuevo Mundo” no era geográfico sino solo dos modalidades de un mismo mundo. Explica que el clima variado del Perú no solo está condicionado por su cercanía a la línea ecuatorial, sino por sus altitudes con respecto al mar. Relata también una historia que había escuchado de boca de viejos conquistadores, sobre un pre-descubrimiento de América realizado por el piloto español Alonso Sánchez de Huelva, unos años antes del viaje de Colón. Luego remite a la Historia del cronista Gómara para quienes deseasen enterarse más sobre los viajes del navegante genovés. Otro asunto que le toma interés es la deducción del nombre Perú: refuta la suposición de aquellos que lo consideraban derivado de la voz quechua "pirua" (pirhua o granero), o del nombre Ofir bíblico; para él, deriva del vocablo "pelu" o "beru", con que los indios de las actuales costas del Pacífico colombiano y ecuatoriano designaban a ríos. El nombre del Perú ya era usado por los españoles desde antes que arribaran al territorio peruano. Luego el autor señala los límites del Perú, al norte hasta el río Ancasmayo, en los confines de Pasto y Popayán, y al sur hasta el río Maule, en Chile; al oriente llegaba hasta la región de los Antis o selva, territorio cuya columna vertebral lo constituye “aquella nunca jamás pisada de hombres ni de animales ni de aves, inaccesible cordillera de nieves”, los Andes. Se intercala la historia de Pedro Serrano, un náufrago español que sobrevive en una isla inhóspita, relato que constituye toda una joya literaria y que parece ser un antecedente de Robinson Crusoe. Finalizada las descripciones geográficas, el autor pasa a relatar la historia del Perú. Sostiene que antes de los incas los pobladores del antiguo Perú eran muy primitivos y salvajes, que practicaban la idolatría, el canibalismo y los sacrificios humanos, así como costumbres sexuales nefandas como el incesto y la sodomía, y usaban venenos y hechizos, época toda que se conoce como la gentilidad. Y que preciadamente para rescatar de la barbarie a estos habitantes el Sol envió a sus hijos, Manco Cápac y Mama Ocllo, que salieron de las aguas del Lago Titicaca con la misión de fundar una población donde se hundiera una barreta de oro que llevaban consigo, lo que ocurrió en la falda del cerro Huanacauri, cerca de donde se elevó la ciudad Cuzco, futura cabecera del Imperio inca. Esta leyenda archiconocida es solo relatada por Garcilaso; ningún otro cronista la consigna. El autor menciona también otra variante de esta leyenda sobre el origen de los incas, así como la forma en que la pareja real civilizó a sus vasallos, enseñándoles la agricultura, la textilería y otros oficios, así como a rendir culto al Sol como dios principal, obedecer las leyes y a abandonar sus prácticas aberrantes. Se describen también las insignias de la realeza inca. Manco Cápac fue pues el primer inca y antes de morir dejó un testamento, encargando a sus hijos que recordaran siempre que eran hijos del Sol y que cumplieran siempre las leyes dadas por su padre, y que fueran mansos y piadosos con sus vasallos. Otro de los mandatos que diera el padre Sol era la de someter a las poblaciones primitivas por la fuerza del convencimiento, a quienes debían ofrecer, a cambio de su vasallaje, una nueva religión, nuevas leyes y costumbres para que vivieran como hombres y no como brutos. Solo en caso de que se mostraran esas poblaciones belicosas y reacias, los incas podían aplicar la fuerza de las armas. Finaliza el capítulo con una explicación del significado de los nombres reales de los incas.

Libro Segundo

En este libro el autor trata sobre la idolatría de los Incas de la segunda edad, y su origen. Afirma que los incas rastrearon al Dios verdadero, que tuvieron una cruz en un lugar sagrado del Cuzco, que creyeron en la inmortalidad del alma y la resurrección universal. Explica el significado de la palabra huaca y explica la adoración que daban al Sol y sus sacrificios de llamas, más no de seres humanos. Describe sus sacrificios y ceremonias, y que sus leyes religiosas fueron impuestas por el primer Inca; sobre sus leyes y la división del imperio en cuatro distritos o suyus (Chinchaysuyu, Contisuyu, Collasuyu, Antisuyu), y cómo registraban a sus vasallos por decurias, a la cabeza de los cuales se hallaba un decurión o chunca camayoc. Luego pasa a narrar la vida y hechos de Sinchi Roca, el segundo rey de los Incas, quien luego de dedicar las debidas exequias a su padre, salió del Cuzco en campaña hacia el sur, al Collasuyu, logrando someter por la fuerza del convencimiento a los indios puquinas y canchis. Llegó hasta el pueblo de Chuncara, a 20 leguas hasta donde su padre había dejado los límites de su reino. Le sucedió su hijo Lloque Yupanqui, el tercer inca, cuyo nombre significa zurdo destacado. Éste salió también a hacer conquistas; mientras que los canas salieron y se sometieron voluntariamente, los ayaviris se resistieron, por lo que tuvieron que ser sometidos por las armas, para que sirviera de escarmiento al resto de pueblos. Luego el Inca capturó la fortaleza de Pucara, cerca de la actual Puno. Tras algunos años, Lloque Yupanqui se dirigió a la provincia de los collas, inmensa comarca en torno al Lago Titicaca, cuya población se dedicaba a la ganadería de auquénidos y a la agricultura. Los collas, a fin de escapar de la suerte de los ayaviris, se reunieron en Hatuncolla (Colla la grande) y aceptaron ser vasallos de los incas. La siguiente provincia en someterse a los incas fue la de Chucuito; otros pueblos siguieron su ejemplo. Al oeste envió a sus generales, que sometieron los poblados hasta las faldas de la cordillera de los Andes, ya cercana a la costa. Acabadas las conquistas, Lloque Yupanqui regresó al Cuzco y el resto de su vida los dedicó a los oficios de la paz. El autor deja por un momento de lado los relatos bélicos y pasa a exponer sobre las ciencias que los Incas desarrollaron. En Astrología supieron hacer la cuenta del año y los solsticios y equinoccios; narra también cómo explicaron los eclipses del Sol, y lo que hacían cuando ocurrían los de la Luna. En medicina conocieron muchas yerbas medicinales; también tuvieron conocimientos de Geometría, Geografía, Aritmética y Música. En el campo de la poesía tuvieron amautas o filósofos que componían tragedias y comedias, y a los haravicus o poetas, que recitaban poesías amorosas. Finaliza el autor este libro dando cuenta de los pocos instrumentos que los indios tuvieron para realizar oficios como la metalurgia y la platería, pese a lo cual destacaron en tales artes.

Libro Tercero

En este libro se relata la vida y hechos de los incas Mayta Cápac y Cápac Yupanqui. Mayta Cápac, el cuarto rey Inca, luego de visitar a sus vasallos, tal como era la costumbre de su casta, salió en campaña con 10.000 guerreros, en dirección al Collao, que por ser tierra plana parecía más fácil de conquistar. Llegó al Desaguadero al que cruzó con balsas; pasó cerca de las ruinas de Tiahuanaco, que el autor describe citando a otros cronistas. El Inca se dirigió hacia la provincia de Hatunpacassa, a la mano izquierda del Desaguadero, y conquistó Cac-yauiri, episodio del que se contaba la leyenda de que los collas dispararon sobre los incas sus flechas y piedras pero estas se volvieron contra ellos. Los collas, derrotados se rindieron y aceptaron ser vasallos del Inca. Conocido este suceso por los demás pueblos collas, muchos se redujeron voluntariamente, como las tres provincias de Cauquicura, Mallama y Huarina (al S.E. del lago Titicaca). Luego el Inca mandó a sus maeses de campo en dirección al mar, donde invadieron la provincia de Cuchuna, cuyos pobladores se atrincheraron en un fuerte (posiblemente Cerro Baúl, cerca de Moquegua) y se rindieron tras un largo sitio. Allí los incas castigaron severamente a quienes usaban venenos contra sus adversarios. Mayta Cápac prosiguió sus conquistas y sometió a otras tres provincias collas: Llaricassa (Larecaja), Sancauan (San Gabán) y Huaychu; en esta última sus habitantes opusieron resistencia pero luego se rindieron. Luego el Inca construyó el primer puente de mimbre o colgante que en el Perú se hizo, para cruzar el río Apurímac, causando gran admiración. Muchos pueblos se redujeron voluntariamente, atraídos por la fama del Inca. Las conquistas prosiguieron, llegando hasta Parihuana Cocha (Parinacochas) y Coropuna. A Lloque Yupanqui le sucedió su hijo Cápac Yupanqui, que se convirtió así en el quinto rey inca. Continuando la expansión del imperio, este Inca salió del Cuzco con 20.000 hombres y se dirigió al Cuntisuyu, donde conquistó más provincias. La provincia de Yanahuara se redujo voluntariamente, pero la Aymara, de naturaleza rebelde y agresiva, se negó a rendir vasallaje a los incas. Pero finalmente, al ver el poderío de sus adversarios, los aymaras se rindieron, y sus curacas se vieron obligados a besar las manos del Inca. También fueron sometidos los quechuas de Cotapampa y Cotanera. En la costa fueron anexados los valles de Acarí, Caravelí, Camaná y Quilca. Por última vez el Inca salió en campaña hacia el Collao; en el Desaguadero mandó a construir un famoso puente de paja y enea (puente colgante); y sometió Chayanta, así como otras cinco provincias grandes, entre otras menores. Por su parte, su hijo, el príncipe Inca Roca, redujo muchas y grandes provincias mediterráneas y marítimas, pasando por Amancay (Abancay), Nanasca (Nasca) y Arequipa. Por entonces se iniciaron los traslados de poblaciones a otras provincias, método de control político llamado mítmac (mitimaes). Luego el autor se explaya en la descripción de la casa y templo del Sol (Coricancha) y sus grandes

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