Cuento Para Niños

Pues me llamo Erick, y quiero decirles que yo no tuve la oportunidad de convivir mucho con mis bisabuelos porque fallecieron cuando yo era muy pequeño, pero tengo muchos primos un poco más grandes que yo, que sí llegaron a convivir y platicar con ellos, como mi primo Juan, y mi hermana Marysol, por eso ella me contó esta historia que me gusta tanto que ahora voy a compartir con ustedes.

Bueno, como es su cuento ella va a contarlo, espero y les guste tanto como a mí…

Un día que hacía mucho calor, nos llevaron a mis primos y a mí a la casa de mi bisabuela Tura, (le decíamos todos así porque su nombre era María Ventura) nos sentamos en su comedor y todos sacamos nuestros game boy, (que unos meses antes nos había traído el niño dios en navidad), todos jugábamos y nos divertíamos mucho, hasta que los pasos de alguien nos hicieron voltear hacia atrás y nos encontramos con mi bisabuelo Chon (la verdad mi hermana nunca me dijo porque le decían así) y nos vio, luego rió un poco y después nos dijo algunas cosas.

-mis hijos, ¿qué es eso que tienen entre las manitas?- sonrió, pero no dejo de mirar nuestros videojuegos.

-ay, pues son nuestros juguetes bisabuelito- Dijo uno de mis primos y siguió jugando

-Ay mis hijos, esas son como computadoras chiquitas y son para grandes, no para que niños chiquitos como ustedes jueguen- después de decir eso, se sentó en una silla y se quedó pensando un poco.

-Pero… entonces ¿con qué jugaban mi bisabuelita y tú cuando tenían nuestra edad?- dije yo haciendo a un lado mi videojuego para poner atención.

-ay mi niña, pues cuando su Tura (mi bisabuelita) y yo éramos chiquitos como ustedes, no nos sentábamos todo el día frente a una caja de colores, tampoco apretábamos botones… Nosotros salíamos al corral a jugar con las gallinas, amarrábamos una cuerda y una llanta a un gran roble que había en nuestro patio y hacíamos un columpio, jugábamos al trompo y a veces cuando era tiempo de feria, si teníamos suerte nos compraban unas canicas; también jugábamos futbol con balones viejos y hasta a las escondidas… Oh sí, teníamos baleros y pirinolas y apostábamos nuestras tapitas de los refrescos, porque para nosotros eso era nuestro dinero- Rió un poco más y siguió recordando.

-¿Y cómo jugaban las niñas bisabuelo? No creo que jugaran a las canicas o al futbol- Dijo una de mis primas emocionada por la historia.

-ah, no. Bueno una de mis hermanas jugaba mucho conmigo al futbol y a cosas de hombrecitos, pero mis otras hermanas jugaban a hacer la comida, agarraban los trastes de mi mamá y los traían rodando por toda la casa; hacían sus propias muñecas de trapo y las rellenaban con retacitos de tela de los vestidos que les hacía mi mamá; también les gustaba tejer y a veces jugábamos

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