Cultura General

En 1502, las expediciones de Rodrigo de Bastidas y de Alonso de Ojeda recorrieron la costa para establecerse en tierra firme. Los españoles emprendieron empresas de conquista conocidas como capitulaciones e introdujeron el repartimiento, forma de esclavización del indígena, que originó la desaparición de muchos pueblos.

Algunas culturas indígenas se ubicaban en el litoral, en las riberas de los ríos y alrededor de grandes ciénagas y los hortícolas transitaban todos los pisos térmicos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Entre las más antiguas de las grandes culturas se encontraron las de origen arahuaco que arribaron desde las Antillas Mayores, los chibchas desde Centroamérica, los Caribe desde las costas venezolanas y las Antillas Menores y los Chocoes desde las costas del Pacífico.

De este conglomerado cultural, se destacaban pueblos guerreros como los Caribes, pero también pacíficos, como los chibchas y los arahuacos. Los Tayronas, ubicados a lo largo de las cuencas de los ríos que descienden de la Sierra Nevada de Santa Marta hacia el mar Caribe, fueron constructores de grandes ciudades, acueductos, terrazas, centros ceremoniales en piedra, que pueden apreciarse en Ciudad Perdida. Poseían estructuras políticas complejas y practicaban el arte de la orfebrería; conocimientos astronómicos extensos y precisos; avanzados métodos matemáticos. Se distinguieron en la metalurgia, la cerámica y los tejidos.

Los Zenúes eran famosos por sus miniaturas escultóricas en oro fundido y cincelado. Sus actividades más importantes eran la agricultura, el tejido, la alfarería, la cerámica, la ingeniería hidráulica y la construcción de edificaciones, generalmente las paredes y el techo con barro, madera, paja, palma y bejucos. Desarrollaron conocimientos astronómicos. Como testimonio están los camellones, terraplenes y canales de irrigación de desagües que impedían las inundaciones en épocas lluviosas y abastecían de agua en épocas de sequía, cuyas huellas perviven a lo largo del río Sinú y las sabanas de Bolívar y Córdoba.

Las poblaciones del litoral eran hábiles en la fabricación de barcas, como las canoas y las piraguas de los Caribes. Las artes de la cestería, de la cerámica, el tejido, la orfebrería y la alfarería habían alcanzado gran desenvolvimiento. Se destacaban como productores de sal, cultivo y recolección de mariscos. Los pueblos de la Depresión Momposina y valle del Magdalena se distinguieron, además de la cerámica, por los tejidos y la talla de piedra, por la extracción y el trabajo del oro; construyeron caminos, puentes y acueductos. La introducción de la cerámica, ma

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