¿Cómo Están Mis Ventanas?

Es un hecho innegable que el ser humano siente, piensa y actúa basado en lo que percibe de lo que sucede a su alrededor, más allá de que aquella percepción se encuentre cerca o lejos de la realidad.

La forma en la cual se filtra y asimila la información que se recibe del exterior puede variar de persona en persona dependiendo fundamentalmente de cómo se conecta esa información con experiencias previas similares, y esto, obviamente, determina la toma de decisiones y la manera en la cual se actuará.

La Teoría de las Ventanas Rotas llega a la conclusión, entonces, de que si se percibe que algo está abandonado y destruido (aunque en realidad no lo esté) en primer lugar atraerá a personas que posean algún tipo de conducta destructiva, luego estas personas actuarán en consecuencia a lo que están acostumbrados a hacer y como resultado se multiplicará el daño y las conductas inapropiadas y delictivas. Por ello se puede entender que parte de los factores que activan una conducta inapropiada es cómo se aprecia que una “cosa” es independientemente a que esto sea así o no.

Esa “cosa” que se percibe como abandonada o descuidada puede tratarse de algo material, incluso podemos trasladar todo esto a nosotros mismos. Pero más allá de lo que los demás perciban de nosotros, es de suma importancia cuidar lo que nosotros sentimos y vemos de nosotros mismos, ya que esto nos llevará a actuar de cierta manera y determinará, por último, lo que los demás interpretan de nosotros.

Asegurémonos de ir reparando las “ventanas rotas” que podrían estar afectando la percepción que tenemos de nosotros mismos, no sea que con el correr del tiempo no solamente seamos nosotros los autores de nuestra propia destrucción, sino que terceros busquen seguir quebrando y destruyendo lo que nosotros mismos empezamos.

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