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DEL DESAMOR


Enviado por   •  20 de Mayo de 2014  •  581 Palabras (3 Páginas)  •  258 Visitas

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Un sentir tan común y a veces tan difícil de entender.

DEL DESAMOR

“El enamoramiento es un estado alterado de la conciencia, resultado de la producción excesiva de endorfinas” -El autor-

Desgraciadamente, todos conocemos el significado del título de este artículo y digo desgraciadamente porque el conocerlo no habla más que de vivencias en carne propia.

Es agobiante y desesperante el atentar contra nuestra propia naturaleza ya que, nos guste o no, el amor es parte natural y esencial del ser humano. Cuando sufrimos este mal, dan ganas de suicidarse -claro que en un sentido romántico- porque es razonable que nuestra mente no sea capaz de entender la lógica del desamor; pues nuestra cabeza se atiborra de pensamientos como: “Estoy enamorado(a) de esa persona y la quiero más que a nada en el mundo pero no la quiero tener cerca”; “cuando la tengo cerca nunca podemos estar en paz y vivimos agarrados del chongo”; “La amo, pero ya no me respeta”; “Quiero conservarla, pero ya no quiere caminar a mí lado” y muchos, pero muchos más. Este es el conflicto constante entre la primera faceta del amor y el raciocinio; y debo decir que en ninguna de las etapas del primero (del amor) son totalmente compatibles.

¿Qué es lo que sucede? El enamoramiento y la pasión te dicen que no dejes ir a ese ser que tanta felicidad te dio, sin embargo el raciocinio -generalmente más sabio- te dice que si bien es cierto que recibiste alegrías, risas, júbilos y demás bellezas de la vida, también lo es que ni todas esos regalos compensan la tristeza que esa misma persona nos genera o generó, es entonces cuando, con toda la congoja del mundo, debe pesar más ese cariño autónomo que como seres pensantes nos regalamos y tenemos obligación de cuidar, que el afán insulso de seguir con nuestro pequeño tirano.

Es imposible atentar contra la embriaguez del amor sin que medien angustias, desolaciones, desconsuelos y, sobre todo, un tristísimo luto por la decepción que nos provocó ese ser que en algún momento, a nuestros ojos, fue perfecto.

No hay cura, no hay pócima ni ejercicio infalible para dejar de desplomarse de vez en cuando porque esa persona no nos supo valorar, lo único que nos queda es razonar y darle vueltas 385,982 veces al asunto hasta que nos quede claro el hecho de que es lo mejor para nosotros y que seguramente, el personaje en cuestión, que no valía la pena hace 20 años, no valdrá la pena ahora, o también podemos llorar 500 veces y luego 100 veces más, hasta que logremos despojarnos de todo el dolor y todo el rencor y, lo más difícil de todo, dejar de lado nuestro orgullo lastimado, así como el enojo que nos produce ser rechazados; esto último, aunque no lo parezca, es lo más difícil. Todos expresamos que no es

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