DELINCUENTE
taz8028 de Septiembre de 2013
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TEORÍA DEL DELINCUENTE.
TEORÍA DEL DELINCUENTE
INTRODUCCIÓN
El delincuente es la persona física que lleva a cabo la conducta delictiva. Al delincuente, también se le llama agente o criminal, independientemente de su edad, sexo o nacionalidad.
En la terminología jurídico penal, también se conoce al delincuente como sujeto activo o agente; en la criminología también se le llama criminal o antisocial, e incluso desviado; en el derecho procesal puede conocerse como indiciado, presunto responsable, inculpado, procesado, sentenciado y reo.
La distinción entre cada uno de estos últimos términos, atiende a cada fase del proceso penal, o sea, aquella en la que el sujeto está cumpliendo o menos inteligentes. Apasionado, Lombroso se apresuró a traducir al italiano la obra de su nuevo maestro espiritual, y a buscar sus consecuencias en el campo de la Criminología. Habiendo constatado que el criminal, al igual que algunas especies animales como las ardillas o los castores, presentaba a menudo un hundimiento de la fosa occipital, dedujo que el delincuente constituía un ejemplo característico de lo que Darwin llamaba una "evolución atávica", haciendo regresar la especie humana hacia la animalidad, y que, por consiguiente, el comportamiento criminal no se debía en absoluto a un condicionamiento exterior, sino a una disposición natural en algunos sujetos, a los que llamó "Criminales Natos".
De 1869 a 1876, Cesar Lombroso trabajó intensamente para demostrar el fundamento de su teoría, que naturalmente sólo provocaba escepticismo entre sus colegas.
Coleccionando cantidades impresionantes de cráneos, igual que algunos coleccionan mariposas, estudiando la morfología de 27.000 criminales o personajes anormales (criminales, tarados, epilépticos, prostitutas, etc.), hizo un trabajo gigantesco y mostró los resultados en su obra principal "El Criminal". En ella hacía el inventario de los "estigmas" criminales aptos para traicionar a los delincuentes congénitos. Aparte de la famosa "fosa occipital hundida", la lista incluía particularidades físicas que aclaró: una caja craneana demasiado desarrollada, una frente demasiado huidiza, unas arcadas superciliares demasiado marcadas, asi como unos brazos demasiado largos y "colgando a lo largo del cuerpo como los monos". A aquellas anotaciones físicas, obtenidas gracias a unas estadísticas prolongadas, Lombroso añadía en su descripción del "criminal nato" unas indicaciones de orden psicológico e intelectual. Según él, los delincuentes se caracterizan por una ausencia casi total de sensibilidad, "son", decía, "unos psicópatas incapaces de sentir piedad y paradójicamente muy fácilmente sentimentales": sus defectos son lo bastante específicos como para que se pueda hacer un inventario. Los criminales son de buen grado versátiles, perezosos, hipócritas y -lo cual a menudo les pierde- se muestran generalmente "ligeros en sus actos".
El crimen nace con el hombre, cuando no existía un orden jurídico ni una sociedad organizada.
EL DELINCUENTE
Se dice cuando el derecho penal gira en torno a la ley, el delito, el delincuente y la pena, no se puede pasar por alto al protagonista del crimen.
Sería absurdo tratar solo el punto de vista jurídico como si el delito fuera una abstracción, cuando en realidad se trata de un acontecimiento que existe a causa del sujeto activo.
Aunque a la Criminología corresponde analizar a fondo al criminal desde su enfoque interdisciplinario (sociología, biología, antropología y psicología principalmente), también es cierto que desde el punto de vista del Derecho Penal se pueden apreciar ciertos aspectos necesarios para comprender los problemas que ofrece esta ciencia jurídica.
La experiencia diaria demuestra como en ocasiones el delincuente nos produce un daño. En tales situaciones afírmese la existencia del delincuente.
El crimen nace con el hombre, cuando aún no existía un orden jurídico, ni una sociedad organizada, el hombre aún no articulaba palabras, pero sin duda, ya desarrollaba conductas y actos que afectaban a la sociedad (conductas delictivas); de allí la necesidad de regular tales conductas y señalar castigos para lograr el orden y la convivencia pacífica por medio del surgimiento del derecho penal.
De manera genérica se puede definir al delincuente como la persona física que lleva a cabo la conducta delictiva. Esa persona es a la que técnicamente se la denomina de diversas maneras: sujeto activo o agente, criminal, reo y hasta desviado. El iusfilósofo Quiroz Cuarón decía: “Así como no existen enfermedades sino enfermos; de la misma manera no existen delitos, sino delincuentes”.
Tal definición sería simplista, sobre todo si se tiene en cuenta la multiplicidad de variables y elementos que entran en juego a la hora de determinar las características concretas del delincuente en cuanto tal; y es aquí en donde se entra en la que se denomina Teoría del Delincuente.
En la terminología jurídico penal, también se conoce al delincuente como sujeto activo o agente; en criminología se le llama criminal o antisocial, e incluso desviado; en el Derecho Procesal puede conocerse como indiciado, presunto responsable, inculpado, procesado, sentenciado y reo. La distinción entre cada uno de éstos últimos términos atiende a cada fase del proceso penal, incluida la pos penal, o sea, aquélla en la que el sujeto está cumpliendo la pena.Cuando se habla de delincuente se refiere siempre a la persona física, erradicando el error de creer que también la persona moral o jurídica puede serlo. En algunas ocasiones, aparentemente, es la institución la que comete un ilícito, pero siempre habrá sido una persona física la que ideó, actuó y, en todo caso, ejecutó el delito.
También se reitera que los animales sólo son instrumentos que eventualmente utiliza el hombre, pero la responsabilidad recae en el ser humano.
Antiguamente, dada la investidura de ciertas personas, cuando cometían algún delito se les llegaba a suplantar por un animal o cosa para que se aplicara la justicia y el delito no quedara impune, pero a la persona responsable se le exoneraba de sufrir la humillación del castigo, de ahí la conocida expresión de “chivo expiatorio”, por que el que expiaba la culpa del delincuente era un chivo, sacrificado mediante la hoguera.
También existió la llamada pena en efigie, cuando se hacía un muñeco que ocupaba el lugar del delincuente, muñeco que era colgado o quemado.
Rafael Márquez Piñero hace referencia, al tratar del castigo a animales, a situaciones por demás interesantes como éstas:
“La Edad Media fue la fase histórica en la que con mayor vigor se manifestó la tendencia en responsabilizar penalmente a los animales; así, se instruyeron procesos célebres contra ratones (en el siglo XVI en Autun, Francia), contra sanguijuelas (en el siglo XV en Berna, Suiza), contra las langostas (en España). El gran Jiménez de Asúa, en tiempos más cercanos, señaló tres casos: en Troyes, Francia, en 1845, se condenó a un perro por cazador furtivo; en Gran Bretaña, en 1861, en la localidad de Leeds, fue condenado un gallo por picotear a un niño en un ojo; y en Londres, en 1897, un elefante fue absuelto por un jurado que estimó que el animal había actuado en legítima defensa”
Durante la década de 1930, en diversas poblaciones del estado de Querétaro se llevaba al “Consejo”, que era una cárcel especial para animales y que se encontraba a un costado de la destinada a personas, a los burros o animales que invadían y causaban daño en terrenos ajenos (animales dañeros); los perros que tenían dueño, cuando mordían a alguna persona, eran encerrados en la cárcel y los dueños tenían que llevarles de comer, mientras duraban “privados de su libertad”, la cual recuperaban una vez que se pagaba la multa correspondiente.
En el contexto de las escuelas jurídico-penales, la escuela positiva se destacó por importantes aportes. Lombroso, Ferri, Garófalo, estudiaron en profundidad las características que definen o debieran definir al delincuente, destacando un perfil al que se puede calificar como el de “delincuente nato”. Lombroso, en particular, fundó sus aportes desde la antropología y la medicina, definiendo un modelo del que resulta un delincuente como “ser normal” y fatalmente determinado a cometer el delito. Ferri, quien comparte el criterio de Lombroso, desarrolla el principio y aumenta las categorías clasificando a los delincuentes como: natos, locos, habituales, ocasionales, y pasionales.
Garófalo y Bertillón, no solo coinciden con los anteriores en cuanto a la importancia del estudio de los factores antropológicos determinando los caracteres orgánicos y psíquicos del delincuente, sino que estudian también la manera en que influyen en la conducta del mismo la edad, el sexo, el estado civil, la profesión, etc.
Los estudios y conclusiones de estos criminólogos, fueron severamente criticados, aunque no es posible negar la importancia que su trabajo ha tenido en el desarrollo de la ciencia criminológica en general y de la teoría del delincuente en particular.
Gabriel Tardé, en la misma época en la que trabajaron los autores mencionados, hizo también sus estudios, efectuando un análisis desde el punto de vista sociológico. Tardé hace una interesante diversificación entre el delincuente profesional, el delincuente semiprofesional y el trasgresor por única vez.
En la actualidad se ha consolidado el concepto de “profesión del crimen”, que esta basado en el desarrollo del comportamiento
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