DIA D

DIA D

Te levantas cada día con la fuerza en tus manos, cada segundo cuenta en tu vida, te preparas para vivir el día como si fuera el primero, te miras y te aferras a tus ganas, miras a tu alrededor y te convences que bajo tu armadura se esconde una dulce amnistía, amnistía con tu cuerpo y tu franca mirada.

No temes, pero lloras, y tu llanto refresca las proposiciones, sonríes aunque la sonrisa disfraza la desbordada insensatez, es normal, en éste mundo cada vez más ajeno a tu aliento de vida, la desconfianza se va colando en los huesos y transpira por los poros de la monotonía.

Nuevamente te miras, y estás convencida, las situaciones diarias son sólo lecciones en la vida, no te preocupas, miras a los tuyos y suspiras... lo sabes, lo llevas tatuado en la piel, sós el soporte para tu familia, nada es equívoco y todo a tu alrededor espera tu aprobación, no es asunto de monarquía, aquí el corazón gana la partida.

Respiras, tomas tus armas de cada día, te separa un beso, un abrazo y alguna otra diaria instrucción... estás lista, quitas el cerrojo, abres la puerta, el sol toma tu situación...de nuevo respiras y te dices a sí misma: “Aquí estoy, dispuesta como guerrera sin cobardía, aquí dejo de lado lo niña y me proclamo valiente mujer”…das cinco pasos, levantas tu vista y con firmeza tomas éste grandioso día.

Alberto Pardo Ríos

Para todas las mujeres que laboran conmigo día a día, es un privilegio compartir batallas diarias con cada una de ustedes.

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