DINAMICA SOCIAL Y SU REWGULACION JURIDICA
elias26 de Septiembre de 2011
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El proceso de emancipación de las colonias españolas iniciado a comienzos del siglo XIX* culminó durante la segunda década de esa centuria, poniendo término al control ejercido por España en el Nuevo Mundo. En 1898, sus últimos bastiones en el continente --Cuba y Puerto Rico -- serán arrancados de sus manos por Estados Unidos cayendo luego bajo su tutela.
Una vez que se puso fin a los lazos de los países latinoamericanos con España, terminando el monopolio comercial que ésta última tenía, fueron mayoritariamente compañías inglesas y luego norteamericanas las que establecieron un neto predominio en América Latina.
La preponderancia inglesa que reemplazó al rígido monopolio español, se manifestó a lo largo del siglo XIX por el auge del comercio británico en las antiguas colonias españolas. Desde entonces fueron barcos ingleses los que atracaron en los principales puertos americanos tales como Veracruz, Buenos Aires, Valparaíso y El Callao.
Se trataba de una supremacía comercial que no buscaba el predominio político directo, aún cuando Inglaterra ya había tratado de obtener su propio espacio en el Nuevo Mundo, utilizando para ello la agresión armada: a la toma de Buenos Aires en 1806 le siguieron otros tantos desembarcos en territorios caribeños, incluso, la fundación de un fantasmal "Reino de Mosquitía" en la costa atlántica de Nicaragua y Honduras y la ocupación en 1833 de las Islas Malvinas, pobladas desde 1929 por colonos argentinos.
Inglaterra pudo imponerse en América Latina durante la primera mitad del siglo XIX a pesar de las pretensiones de Francia y de EEUU, que deseaban obtener también su cuota de influencia en la región.
Francia no pudo hacer frente con éxito a Gran Bretaña y debió inclinarse ante el poderío de la Royal Navy, al mismo tiempo que trataba de ganar o conservar territorios en algunos puntos del continente, particularmente en la Antillas, Guyana o México. Este último país, siempre había llamado la atención de los franceses y el primer conflicto franco-mexicano tuvo lugar durante la Monarquía de Julio con ocasión de la rocambolesca "guerreé des gâteaux" en 1838. Más seria fue la intervención de Francia y de las potencias europeas en 1861, intervención que terminó con la derrota y fusilamiento de Maximiliano de Austria en Querétaro, en 1867.
E.E.U.U. por su parte, trató en vano de disputar desde mediados del siglo XIX la hegemonía a los ingleses, contentándose faltos en ese tiempo de disponer de los medios para aplicar una política más ambiciosa con la absorción de territorios adyacentes a la costa Este. La hora de los "Anschluss" y de las intervenciones militares no había aún llegado.
Esta comenzaría en 1835, cuando la ola expansiva yankee se tragó la mitad de los territorios anteriormente pertenecientes a México. La secesión de Texas tuvo lugar ese año y pasaría a formar parte de la Unión desde 1848. Ese mismo año, California y Nuevo México fueron anexados por EEUU. En 1846, la Gran Bretaña les había cedido el Oregón en el noroeste y le comprarían Alaska a Rusia en 1867.
Hacia el fin del siglo XIX esta política de expansión les permitió la formación de un vasto territorio y después de la guerra de Secesión -que desvió la atención y los esfuerzos de los norteamericanos sobre sus problemas internos -- los EEUU tratarán de establecer su predominio político y económico en América Latina, reemplazando la hegemonía inglesa y lanzándose en un proceso de desarrollo e industrialización que los ubicará en el siglo XX a la cabeza de los países capitalistas.
Estas líneas quisieran narrar la historia de las intervenciones de EEUU en América Latina, intervenciones que le proporcionaron numerosos y riquísimos territorios y que acrecentaron el poderío del país que llegaría a ser la primera potencia del planeta y la punta de lanza del capitalismo mundial.
Paralelamente a este proceso, se fue desarrollando un fuerte sentimiento anti norteamericano, no sólo en los países directamente afectados y que habían sufrido expoliaciones por parte del "hermano mayor del Norte", sino que también en las otras naciones hispanoamericanas.
La política intervencionista norteamericana se manifestó desde muy temprano en América Latina. Aunque tenía un adversario de envergadura en este campo -Gran Bretaña-, los EEUU siempre miraron con codicia los territorios que durante tres siglos habían estado sometidos a España y que a comienzos del siglo XIX -- luego de su independencia -- conocieron largos períodos de anarquía, como resultado de las luchas intestinas que se desarrollaron en casi todas las jóvenes repúblicas.
El proceso de expansión territorial de los EEUU comenzó desde fines del siglo XVIII. Siendo la frontera "elástica" hacia el Oeste, adquirieron diversos territorios entre 1792 y 1821
Este proceso se prosiguió más hacia el oeste y hacia el sur, donde la voracidad de la Unión se tragó grandes regiones del "medo oeste", obtenidas por vía de la cesión o la compra de éstas a las potencias europeas. Compra o cesión que por cierto se hicieron a espaldas de la población autóctona -- "los pieles rojas" -- que fueron expulsados de sus tierras o exterminados. De esta manera los EEUU acrecentaron de manera significativa su territorio inicial.
A pesar de la posición de no intervencionismo oficial anunciada por George Washington en su "Mensaje de adiós" de 1796, los EEUU soñaron desde el primer momento con apoderarse de los territorios contiguos a aquellos de la Unión. Así ocurrió con La Florida.
Un vasallo del rey de España, Pedro Menéndez de Avilés, había fundado la ciudad de San Agustín en septiembre de 1565. La península fue ocupada a su vez por los ingleses entre 1763 y 1783. Los EEUU afirmaban por su parte que la frontera sur iba hasta el paralelo 31, pero España ocupaba efectivamente hasta el paralelo 33 y había una seria disputa en el Mississippi, cuya navegación estaba bajo control hispano debido al monopolio que ejercía la corona española sobre esta vía fluvial.
En 1811, aprovechándose de la presencia de las tropas de Napoleón en España, el Congreso norteamericano votó una resolución en la cual declaraba tener la intención de ocupar La Florida.
El texto es bastante explícito acerca de la naciente vocación intervencionista norteamericana: "Estados Unidos, en las circunstancias especiales de la crisis actual no pueden ver sin graves inquietudes que una parte cualquiera de estos territorios pase a manos de cualquiera potencia extranjera. Su propia seguridad le obliga a proveer en ciertas contingencias a la ocupación temporal de dichos territorios que continuarán en sus manos, sujetos a futuras negociaciones."
En 1818 el general Andrés Jackson ocupó definitivamente La Florida y al año siguiente España aceptaba vender a la voraz Unión, un territorio casi tan grande como Inglaterra, por la bagatela de 5 millones de dólares.
Pero la codicia de los EEUU no se limitaba solamente a La Florida. El embajador español de la época, Luis de Onís, alertaba a su gobierno sobre las ambiciones del gobierno norteamericano:
El descuartizamiento de México.
Texas con un territorio más grande que Francia -- siempre había pertenecido, desde la llegada de los conquistadores, a la corona española, luego a México independiente.
Las autoridades coloniales mantenían un control relativo gracias a la acción combinada de guarniciones militares y de misioneros católicos, localidades llamadas Presidios.
Desde el siglo XVIII, familias españolas se habían instalado en Texas. Pero hacia 1817, un proceso de infiltración -"inmigración clandestina" se diría hoy en día -- comenzó a desarrollarse. Así, norteamericanos, alemanes, polacos, incluso oficiales y soldados del ejército de Napoleón fueron expulsados por las autoridades después de incidentes habidos con la población española católica.
Las verdaderas dificultades comenzaron, cuando 300 familias anglosajonas fueron autorizadas por el Congreso mexicano, a establecerse en 30 000 hectáreas de tierras asignadas gratuitamente e introdujeron la esclavitud -- que había sido abolida en México --, pero el gobierno aceptó hacer una excepción, autorizando la instalación de los nuevos colonos.
En diciembre de 1826, el aventurero Hayden Edwards proclamó la "República Libre de Fredonia", que fue rápidamente aniquilada por el ejército mexicano. Otro intento independentista también fracasó al año siguiente. Sugestivamente comenzaron a aparecer en varios estados de la Unión, algunas publicaciones que denunciaban a México como culpable por haberse "apoderado" de Texas.
En 1835, cuando fue proclamada una nueva constitución -que será el origen de un conflicto entre federalistas y centralistas -- el colono yanqui Stephan Austin proclamó la independencia de Texas. Los Estados Unidos aprovecharon entonces la ocasión, la cual favorecía sus anhelos expansionistas, enviando barcos cargados de armas desde Nueva Orleans.
México quiso por su parte hacer respetar su soberanía y envió al célebre general Santa Anna. Luego de algunas batallas victoriosas ganadas por el ejército mexicano en San Patricio, Encinal del Perdido y El Álamo -que los periódicos presentaron a la opinión pública de Estados Unidos como la derrota de una causa sublime -- Santa Anna fue vencido el 21 de abril en San Jacinto. Prisionero, fue obligado a firmar un tratado leonino ("Convenio Público") en Puesto Velasco el 14 de mayo de 1836, en el cual quedaba convenido que los mexicanos se retirarían
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