De La Exclusión Al Amor

¿Vivimos? ¿Aún podemos seguir pensando que el cuerpo de nuestra cultura vive?

Para empezar quiero decir que no existe cultura, ni sociedad, ni cardumen si antes no existen los individuos. Nosotros, cada uno de nosotros somos los que brindamos la conciencia individual para gestar a posteriori una conciencia colectiva. Por esta sencilla razón la pregunta que cae es personal e Inmediatamente reconozco que el trabajo a hacer es microscópico, interno y único.

Quiero aclarar, rápidamente en estas líneas, (porque conozco a muchos abanderados de que el hombre es a partir de su entorno) que sin lugar a dudas el contexto influye, pero que este es una construcción en el entre.

Los seres y la vida se mueven en un constante flujo, son un siendo en la unidad y en la totalidad. Pero en primera medida es la conciencia individual la que va co-creando la realidad a cada instante. Estas ideas que para algunos suenan contradictorias ya no lo serán para el hombre venidero, porque formaran parte de su existir. De nuestro existir.

Entonces, me pregunto como individuo presente de este momento que escribo: ¿Estoy viviendo? A razón de mi corazón y al sentir de mi mente confieso que alterno entre la vida y la exclusión.

Hace tiempo que en mi balanza han dejado de estar las polaridades: vida y muerte. Mi conciencia entiende profundamente que la muerte es parte de la vida, por lo tanto la abrazo y la venero. Es un paso importante incorporar a la muerte porque abrimos la oportunidad de aceptar absolutamente todos los cambios.

Con la vastedad de la vida delante de mis ojos note que seguía viviendo bajo la condición de la muerte, pero esta vez la muerte era real, y esta se presentaba como la exclusión. ¿Cómo puedo decir que estoy vivo y no aceptar a la existencia en su totalidad?

Si intento deshacerme o evitar lo que me desagrada, sin entender el porqué y el para qué. Estoy nuevamente dividiendo la vida. Rechazando la naturaleza de la existencia que es la integración de todas las experiencias.

Carl Gustav Jung decía que el hombre debe integrar sus sombras para utilizarlas como herramientas a su favor. Sin dudas, Jung era un gran místico ya que en esta sencilla idea plantea de qué se trata la espiritualidad. Durante mucho tiempo hemos creído que la espiritualidad era ver flores de colores y Cristos abrazándonos en meditación. Esa es una concepción infantil que nos ayuda a relajarnos un poco de los quilombos diarios que vivimos. El viaje hacia nuestro interior es un camino oscuro, lleno de sombras y asperezas. Esas sombras son producidas por nuestro ego condicionado que se interpone ante la luz del ser.

Por lo tanto, lo primero que debemos reconocer son nuestras sombras, aceptarlas e integrarlas, para ir conociéndonos. Al ego siempre se lo dramatiza y se lo intenta eliminar. No estoy de acuerdo con ello en absoluto. El ego es una bendición

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