Delicado Equilibrio-Eduard Albee (sólo De Muestra)
elgranpretender15 de Junio de 2013
566 Palabras (3 Páginas)380 Visitas
Colección Teatro
Delicado equilibrio
EDWARD ALBEE
EDITORIAL SUDAMERICANA
Después de “La historia del zoológico", "El sueño norteame-ricano" "¿Quién teme a Virginia Woolf?" y "Tiny Alice", Edward Albee prosigue en "Delicado equilibrio" su corrosiva, despiadada indagación de los conflictos y ten¬siones que asechan bajo la apacible convivencia sub¬urbana en Estados Unidos o en cualquier otra sociedad avanzada contemporánea. Los gestos son más mesurados y el lenguaje dramático más depurado y suelto que en "¿Quién teme a Virginia Woolf ?", pero la angustia íntima se ha quintaesenciado hasta el aullido de terror absoluto, desesperanzado, y la solidaridad y la compasión se han evaporado dejando apenas rutina y vacío.
EDWARD ALBEE - DELICADO EQUILIBRIO
Traducción de LUCRECIA ELENA CASTAGNINO DE MATHÉ
Revisión de ALBERTO VANASGO
EDITORIAL SUDAMERICANA
BUENOS AIRES
PRINTED IN ARGENTINA IMPRESO EN LA ARGENTINA Queda hecho el depósito que previe¬ne la ley 11.723. © 1969, Editorial Sudamericana Sociedad Anónima, ca¬lle Humberto l9 545, Buenos Aires.
© 1966 by Edward Albee, Atheneum, N. York
TÍTULO DEL ORIGINAL EN INGLÉS: "A DELICATE BALANCE"
Para John Steinbeck
con afecto y admiración
PRIMERA REPRESENTACIÓN
12 de setiembre de 1966, en el Martin Beck Theatre, de la ciudad de Nueva York.
JESSICA TANDY como AGNES
HUME CRONYN como TOBÍAS
ROSEMARY MURPHY como CLARA
CARMEN MATHEWS como EDNA
HENDERSON FORSYTHE como HARRY
MARIAN SELDES como JULIA
Dirigida por ALAN SCHNEIDER
LOS PERSONAJES
AGNES: Una elegante mujer al finalizar sus cincuenta años de edad.
TOBÍAS: Su marido, unos años mayor.
CLARA: La hermana de Agnes, varios años más joven.
JULIA: La hija de Agnes y Tobías, 36 años, facciones angulosas.
EDNA Y HARRY Muy del tipo de Agnes y Tobías.
LA ESCENA - El cuarto de estar de una casa de las afueras amplia y bien ubicada. Época actual.
ACTO PRIMERO
En la biblioteca-living. Agnes sentada en una silla, Tobías ante un estante examinando botellas de licor.
AGNES (habla en general con suavidad, con una leve insinuación de sonrisa en su cara: ni sardónica, ni tris¬te... pensativa, tal vez). — Lo que me parece más asombroso aparte de mi propia creencia, que siempre me ha sorprendido por el simple hecho de no resultarme desagradable en absoluto, la creencia de que yo podría muy fácilmente — como dicen ellos — perder la razón algún día, no porque sospeche que me pueda suceder, o que esté cerca...
TOBÍAS (habla casi de la misma manera). — No hay mujer más cuerda en el mundo, Agnes. (Golpetea las botellas.)
AGNES. — ...porque no soy de esa clase; simplemen¬te que no está más allá de lo posible... una suave li¬beración de las amarras, que deja el globo a la deriva — y yo creo que eso es lo más importante: ir a la de¬riva ... llegar a ser un extraño para... el mundo, total¬mente... desligada de todo, porque nunca lo veo como algo violento, sólo un dejarse ir a la deriva — ¿qué estás buscando, Tobías?
TOBÍAS, — Todos nos volveremos locos antes que tú. El anís.
AGNES (con una breve risa feliz). — Gracias, querido.
Pero nunca podría hacerlo — irme a la deriva — porque ¿qué sería de ti? Como decía, lo que encuentro más sor¬prendente, al margen de aquella especulación — y a veces
...