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Diario de un cruzado: Provenza, 1913


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2015  •  Resúmenes  •  372 Palabras (2 Páginas)  •  112 Visitas

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Provenza, 1913

Después de haber atravesado un arduo camino, me encuentro de vuelta en mi hogar, con mi familia incompleta porque las inclemencias del tiempo y de las epidemias han atentado contra la vida de varios de ellos, hace ya una buena cantidad de tiempo que emprendí el viaje que cambiaría mi vida y que desde el primer momento sin informarlo a nadie más, atemorizo mi ser. Cuando las amenazas que apremian contaminan la tranquilidad propia, es difícil ser consistente, perseverante y decidirse por cumplir con responsabilidad los designios, sin embargo, el pensar en la indulgencia que se me concedería por los pecados cometidos en mi pasado, fueron motivo suficiente para volverme un cruzado.

Salí pues de mi localidad, la cual por cierto no ha cambiado tanto, a finales del mes de Agosto de 1906, pasé a formar parte de uno de los cuatro principales ejércitos cruzados que salieron de Europa, todos, aunque por caminos distintos, nos dirigimos hacia Constantinopla, llegamos a las afueras de la misma entre el último mes de 1096 y los primeros de 1097, conocí a varias personas admirables e importantes como Godofredo y Raimundo, junto con quienes luche hombro a hombro contra los infieles, por cosa de nada el hambre se quedaba de alcanzar a la inanición. Después, en ese mismo año, emprendimos camino hacia Asia Menor y alcanzamos Antioquía en donde enfrentamos una batalla que duro cerca de ocho meses.

Así, luchando a mitad del camino entre Jerusalén y Constantinopla, vencimos aunque terminamos siendo aún más pobres de lo que llegamos y partimos hacia nuestro objetivo final, fue el día 7 de Junio de 1099 cuando llegamos a la meta y tuvimos que enfrentarnos con los Fatimíes egipcios, a pesar de ser vencedores de las batallas momentáneas, las crisis eran agudas y si no hubiera sido por una expedición privada genovesa que llegó a Tierra Santa buscando nuevas rutas comerciales, no habríamos sobrevivido, logramos abastecernos de lo suficiente para sobrevivir por cierto tiempo más, al vernos limitados de estos últimos recursos, algunos, entre ellos yo, decidimos volver, con los pecados ya perdonados y una vida de sacrificios otorgada por varios años, mi alma se siente calma y puedo disfrutar de los míos en paz.

Raimundo de Tolosa

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