Difrasismo náhuatl que literalmente significa “flor y canto”
Enviado por otero_overdose • 27 de Agosto de 2014 • 508 Palabras (3 Páginas) • 580 Visitas
Difrasismo náhuatl que literalmente significa “flor y canto”. Metafóricamente equivale a los conceptos de poesía, arte y símbolo. Los tlamatinime, sabios o filósofos), en su afán de encontrar fundamento y raíz, se preguntaron acerca de la “verdad de los hombres” y de la posibilidad de decir “palabras verdaderas” en la tierra. La respuesta la encontramos en varios poemas, pero de manera magistral en el diálogo de “La flor y el canto” y en las reflexiones de Nezahualcóyotl.
Así pues, in xóchitl in cuicatl es tal vez la única manera de decir palabras verdaderas, es el camino a la verdad del misterio de la vida. El hombre como artista puede sobreponerse al límite de todo lo que desaparezca, de llegar a lo que es el fundamento de todo y a lo que dará un sentido a su existencia.
La Poesía Náhuatl se compone de los siguiente géneros según su temática:
• Los Teotlatolli: trataban sobre los orígenes del mundo y el universo divino.
• Los Teocuícatl: eran himnos en honor de los dioses.
• Los Xopancuícatl: eran cantos a la vida, a la alegría y la belleza del mundo.
• Los Xochicuícatl: eran exaltación de la amistad y la nobleza humana.
• Los Yaocuícatl: eran cantos guerreros y heroicos.
• Los Icnocuícatl: expresaban angustia, tristeza y reflexión sobre la muerte.
Hubo toda una serie de pensadores o tlamatinime —«aquéllos que saben algo»— que se dedicaron a pensar nuestra condición humana por fuera de este misticismo guerrero. Entre ellos se podría destacar a Nezahualcóyotl, Tecayahuatzin, Ayocuan, Tochihuitzin o Totoquihuatzin.
Los sabios y artistas nahuas se consideraban herederos de su pasado tolteca. Así lo pensaban debido a su predestinación; el artista era asignado de este modo por el calendario adivinatorio. Pero no bastaba con nacer como artista.
El artista náhuatl debía hacerse digno de su destino al concurrir a los centros nahuas de educación: los cuicacalli o «casas de canto». Allí conocía tanto los mitos y tradiciones de su pueblo como las técnicas para crear. Así, llegaba a ser un ser que sabe «dialogar con su propio corazón». De este modo, el artista no descansaba hasta descubrir por sí mismo las flores y cantos que darían raíz —verdad— a su vida para poder incorporarlas en la materia inerte —las plumas, los códices, el oro— y transmitir su mensaje al pueblo. El artista náhuatl tenía siempre en mente al pueblo; pretendía en todo momento humanizar su corazón y hacer más sabio su rostro. No como sucede en el mundo actual, en que la creación artística es muchas veces privilegio de una élite alejada de los sentimientos
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