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Discurso Pubico


Enviado por   •  17 de Agosto de 2012  •  839 Palabras (4 Páginas)  •  438 Visitas

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siempre estuvieron presentes. En ocasiones nos costó, tropezamos varias veces al año con el cansancio y el hastío. No obstante sacamos lecciones de las derrotas y nos confortamos en las victorias; lo más importante es que jamás nos quedamos detenidos.

Y ahora de pie aquí, frente a ustedes, debo confesar que pensé estas palabras tantas veces; pensé en un discurso irónico y satírico, cargado de superficialidad y decepción. Pero no fue así, ya que también al igual que ustedes, oí vibrar distinto mi corazón. Y no es casualidad, es responsabilidad de la emoción, la que logró traspasar las fronteras de esa represa mental llamada razón.

De algo estoy segura: el combustible de los sueños, fue el amor. El que sentimos de los que fueron nuestros amigos cuando correr era tan necesario como comer para nuestras cortas e inquietas extremidades. Mas tarde, el amor que vino de los amigos que estuvieron dispuestos a estar cuando en realidad preferían irse.

Ojalá hubiera una nueva página, donde todos volviésemos a entrar a la sala. Donde tuviéramos que sentirnos felices de escuchar el timbre para salir a recreo o la ya más distante y anciana campana de los recesos en básica.

No podemos negarlo, alguna vez condenamos esto al poco decoroso título de cárcel. Amigos; si así fuera, les aseguro que ni un reo ha sentido tanta nostalgia y pena de los días que duró su condena.

Ahora debemos partir, siempre supimos que iba a ser así. Esto no significa que hoy algo muera, de lo contrario, es toda esta multitud la que nos invita a descubrir un nuevo mundo. Los que nos rodean aquí trabajaron arduamente preparándonos para el gran camino. Es tiempo de elegir; sí, ahora sí lo que viene no es más un accidente, es parte de nuestra decisión.

Este es el ocaso de un titán con los pies cansados, agotados del calzado escolar, que en su momento nos brindó protección. Ahora es la seguridad la que cubre nuestros pies descalzos. Seguridad de lo que somos, porque es hoy el día en que todo lo dejamos, pero con orgullo de ser nosotros los dueños de lo que se forjó. Sin vergüenza de nuestra esencia ni de nuestros corazones. Este es el término de la travesía, que nos hizo conocer no a uno, sino a 45 hermanos.

¡Levántense cuartos medios a despedirse con las pupilas en lo alto! ¡Estrechen ese abrazo que por tanto tiempo se guardó! ¡Vivamos la hermosa cosquilla de sentir! ¡El tesoro de ser más que nunca frágiles seres humanos! Sonrían, pero de aquí, del alma.

Lo que da esplendor a todo lo que existe es encontrar algo nuevo a la vuelta de la esquina. ¡Y miren qué nuevo es lo que se acerca! Lo que se aproximó por tantos años.

La esperanza no es lo último que se pierde, sino que es la fuerza que abre las puertas de los sueños por cumplir. Que nos mueva el deseo de ser mejores, que no

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