ECONOMIA CIVILIZADORA Y CONDUCTAS AMBIENTALES

ECONOMIA CIVILIZADORA Y CONDUCTAS AMBIENTALES

Teniendo en cuenta el crecimiento poblacional mundial, las proyecciones prevén un aumento de 2.452’000.000 habitantes entre el año 2014 y el año 2050, para un total de de 7.250’800.000 habitantes1, este hecho inevitablemente obligará a abastecer a dicha población de alimentos, agua y recursos. Ante lo cual de no modificar nuestras conductas ambientales y el actual sistema de explotación de recursos, producción, comercialización y disposición final o reconversión, agudizará aún más la creciente crisis del cambio climático, todo esto, mientras las potencias mundiales luchan por la dominación territorial y el aseguramiento de los recursos naturales contenidos en ellos para su explotación comercial y así asegurar la estabilidad de sus economías a futuro. Lo anterior a costa de sobreexplotar y destruir los ecosistemas que soportan y garantizan la vida. De no concientizar a la población mundial sobre los posibles efectos y las causas del cambio climático, de la importancia del equilibrio ambiental, del su rol como individuos motivadores y generadores del cambio, y asumamos una conducta sustentable2 desde todas las esferas humanas, estaremos avocados en un futuro a migraciones ambientales producto de la escases de comida, agua, y refugio, condiciones climáticas adversas, epidemias, guerras ambientales.3 Amenazando a futuro la vida en nuestro planeta.

La Conducta Sustentable debe estar guiada por un conjunto de acciones efectivas, deliberadas y anticipadas que resultan en la preservación de los recursos naturales, incluyendo la integridad de las especies animales y vegetales, así como en el bienestar individual y social de las generaciones humanas actuales y futuras4.

Como acciones o dimensiones psicológicas, tanto individuales como de grupo, requeridas para fomentar una conducta sustentable a incentivar, se proponen: la efectividad, la deliberación, la anticipación, la solidaridad y la austeridad.

Efectividad: Consiste en la necesidad de desarrollar las habilidades necesarias para responder de manera efectiva ante problemas de degradación ambiental y/o social, para conservar la calidad de los recursos existentes, que respondan a los criterios y realidades específicas que las diversas culturas les señalen a sus integrantes. Incluyen tanto los retos que el medio físico impone a los individuos, así como las exigencias normativas y las disposiciones individuales (actitudes, creencias, percepciones) que los individuos generan como auto exigencias para obligarse a actuar de manera responsable con el medio ambiente y con sus semejantes.

Deliberación: La intención de actuar de manera pro-ambiental. Significa que la conducta debe producirse teniendo el propósito o la intención específica de cuidar el ambiente y propiciar el bienestar humano y de otros organismos en el entorno.

1. http://www.prb.org/wpds/2014/

2. CORRAL VERDOGO, Víctor, QUIEROZ PINHEIRO, José.

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