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EL AMERICANO FEO Y UN ENSAYO LITERARIO : AMERICANO "LINDO" POR DOEL LÓPEZ VELÁZQUEZ

lucia2302016 de Febrero de 2015

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AGUILA BLANCA

ENSAYO

MENCION HONORIFICA EN CERTAMEN DE ENSAYO DEL ATENEO

PUERTORRIQUEÑO EL 28 DE ENERO DE 1997

ALGUNOS DATOS SOBRE EL AUTOR

Doel López Velázquez ha participado en otros certámenes de ensayo donde

han sido premiados sus temas. En el año 1976 mereció el primer premio

del Ateneo Puertorriqueño por su ensayo El erotismo en la poesía de Luis

Llorens Torres; en el año 1982, La Casa del Autor Puertorriqueño le

otorga el segundo premio por su ensayo El erotismo en la poesía de Julia

de Burgos; en el año 1990 su ensayo Patria, amor y dolor en el Cerro

obtiene el primer premio del Ateneo Puertorriqueño. Este año(1997), el

Ateneo Puertorriqueño vuelve a premiarlo por su ensayo

¿Partidas Sediciosas o Liminalidad Milenarista? ¿Águila Blanca, ¿Héroe o Villano?

Con estos breves antecedentes podemos afirmar que la labor de creación literaria de Doel

continúa vigente, presente y excelente.. .

Profesor Enrique Díaz González

Universidad Interamericana - Recinto de Ponce 2

EL AMERICANO FEO Y UN AMERICANO “LINDO”

POR DOEL LÓPEZ VELÁZQUEZ

Ensayo literario premiado con mención honorífica por el Círculo

de Recreo de San Germán.

Los autores del libro El americano feo, William J. Lederer y Eugene Burdic,

quisieron explicar, adrede, la conducta moral de su nación norteamericana con los

atributos de la estética. Gracias a la sinestesia consiguieron el interés inmediato de sus

conciudadanos y su libro se convirtió en un “best seller” en aquella época: 1959 cuando

salió la primera edición del libro. Conocían los autores la estrecha relación de la moral

con la estética.

“Yo creo indudable que el que ha aprendido a distinguir lo delicado de lo vulgar, lo feo

de lo hermoso, lleva hecha media jornada para distinguir lo malo de lo bueno”.1

Esta hábil transposición de atributos morales en la categorización de la estética ayudó a la

nación norteamericana a una introspección para reordenar valores ¿ordenaron la casa?

Hablamos.

Estados Unidos de Norteamérica se ha alineado a las tres corrientes ideales de la

civilización moderna: la democracia, la ciencia y la economía de mercado. La

democracia, por lo de niveladora social, apasiona a la multitud, a la masa indiferente del

compromiso social individual, y la hace plasticina maleable para las encuestas de

aceptación popular y para el número electoral.

“La multitud, la masa anónima, no es nada por sí misma…será un instrumento de

barbarie o civilización, según carezca o no del coeficiente de una alta dirección moral”(2)

La ciencia adelanta la técnica para el progreso mecanicista que es el pivote para la

fuerza y el poder, y el mercado promociona la plusvalía que compra productos y

conciencias. Las tres fuerzas son hitos de esperanza en espacios de moral social. La

democracia porque dentro de su teoría funcional tiene la capacidad para promover la

inteligencia y la virtud por el mérito individual; la ciencia porque por su estudio metódico

y organizado pone a disposición de la masa los misterios del saber al alcance del progreso

para la vida sana, útil y feliz y el mercado pone, en cada mano individual, la posibilidad

real de disfrutar la funcionabilidad de la democracia y los avances de la ciencia en la

salud y el confort. Proyección en el enfoque utópico de la teoría. El reverso de ese

enfoque ideal, en el uso de esas tres fuerzas, sería la admonición de Dante que se

encuentra como advertencia fatídica en la entrada del infierno: “Perded toda esperanza

los que entren por aquí”. Del dueño y señor de esa fuerza acumulada depende la

1

Rodó José E.,Ariel,Editorial D.I.P.R.,San Juan, P.R. 1971,Pag. 29. 2

Idem Pag., 423

humanidad para cortejar la colindancia de los dos espacios de La Divina Comedia. Hay

tiempo para acuartelarnos en un espacio protegido con la esperanza del triunfo de Ariel

sobre Calibán si cortejamos y nos alineamos al americano “lindo” ( Washington,

Lincoln, Martin Luther King, Walter Mck. Jones…) como un detente al americano “feo”.

La democracia utilitaria norteamericana, que ha asombrado al mundo y que gira

todo su universo de poder en la pasión por el trabajo remunerado, en la rentabilidad del

dólar y en la confianza en un poder parlamentario, firme y arraigado, empieza a cortejar

la ley universal del desgaste al inventarse una nueva pasión para un viejo vicio

imperialista: el padrinazgo; el mesianismo del hermano mayor. No se puede ser padrino

sin que lo desee el compadre. La hermandad es superior al padrinazgo. La hermandad ha

sido, es y será la agenda social niveladora de la armonía a disposición de los grupos

marginados y dispersos. Se les llama fraternidades porque fraternizan sin gradaciones.

Todos son hermanos sin jerarquías . Alguien dirige sin intenciones hegemónicas. Cuando

se hegemoniza se camina inexorablemente al desfase de la armonía. Hegemoniza el que

detenta la fuerza y el poder y los usa contranatura.

El poder y la fuerza son valores genéricos: están a la disposición de la disciplina

del mejor organizado. Son fuerzas que podrían ser virtudes de acuerdo con su utilidad. Se

admira y se desea el poder y la fuerza cuando se asocian con la esperanza del rescate de

la debilidad y la desesperanza, pero se odia con mayor intensidad que al vicio más odiado

cuando promueve la indiferencia y permite la humillación. Nadie espere la nivelación

social graciosa y automática del que los posee. El acaparamiento del poder y la fuerza

en una persona, grupo o nación, será siempre anatema. La moral, como la salvación, es

siempre individual e intransferible. De la convivencia social del uno individual nace la

conducta del grupo. No habrá moral colectiva sin la suma de la moral individual. El

sátrapa es la hechura de la indolencia del pueblo. Aunque uno o dos hombres puedan

decidir, en algún momento, el destino de un grupo o de un pueblo, ningún pueblo llevará

eternamente la marca de un solo individuo. No puede el pueblo hebreo cargar

eternamente con el estigma de Herodes. Desea ardientemente el pueblo alemán el

borrador del tiempo o la amnesia colectiva, si fuera posible, para erradicar del

pensamiento humano la figura neurótica de Hitler. Herodes y Hitler son antihistóricos en

la escalada de la moral natural, aunque sean, como es natural, entes de estudio en la

cronología temporal para la pedagogía de la exclusión. No podemos dormir

tranquilamente mientras el Señor vela por nosotros. Sin vigilia continua pasan y posan,

sigilosamente inadvertidos, con la caravana de los buenos, los herodes y los hitlers. Ya

dentro del grupo el hombre "feo" se encargará de disimular su fealdad hasta asegurarse

que la puede mercadear como una obra estética, útil y necesaria. La civilización

estadounidense está minada por esta subcultura de hombres feos y parecen padecer de

estrabismo cuando miran hacia adentro.

La historia objetiva universal debe aceptar que E.U. representa el ensayo de un

proyecto de gobierno democrático muy útil y necesario en este momento, pero tienen

que “ gardear “ al enemigo, interno y externo, a cancha completa y proteger su ventaja

con la cuenta del reloj, segundo por segundo, porque la carne es flaca y el narcisismo

envanece.

La nación norteamericana, nacida de una experiencia innoble y fatal, de negación

de valores, recobra a fuerza y sangre su libertad conculcada y levanta los principios

fundamentales de su fuerza y su poder sobre el excelso principio de que todos los 4

hombres fueron creados iguales. Ensayan y consiguen la mejor forma funcional de

gobierno en una democracia verdaderamente representativa; consiguen los científicos y

se apoderan de la ciencia en un proceso, no de autoría, sino de derechos de autor, y sin

mucha genialidad de adentro, sino con intelecto importado, crean el dinamismo

empresarial de producción en masa más asombroso en la historia de la humanidad donde

dominan: tierra, mar y cielo. Como creadores han creado una nueva religión: el evangelio

del trabajo. De la rudeza de la mecánica laboral y de la fatiga y el sudor corporal han

creado la estética del confort en la rentabilidad del trabajo. Han enseñado al mundo a

trabajar no con la teoría sino con el ejemplo. Ayudaron, junto con las Naciones Unidas y

con las Repúblicas Democráticas Europeas, a desmantelar el asalto a la democracia y a la

libertad individual de la teoría inmoral del gobierno totalitario comunista. Sin embargo,

con toda la fuerza y el poder del gobierno, ciencia y trabajo, no han podido crear la

mecánica útil que selle el salidero de la arrogancia del "americano feo". El americano feo

lo definieron William J. Lederer y Eugene Burdic (los autores del libro El americano

Feo) como el estadounidense arrogante, borracho de protagonismo y de poder, con

poderes mesiánicos autoproclamados, con sentimientos fraternos de hermano

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