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El Amor En Los Tiempos Del Colera

juanpi00915 de Junio de 2013

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Poder, Gobierno y movimientos sociales

UNIVERSIDAD DEL CAUCA

FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES

YULIANA ALEJANDRA BASTIDAS OVIEDO

SEMINARIO TEORIA DE LOS MOVIMIETOS SOCIALES

PONENCIA: LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

El objetivo de la ponencia, es estructurar y sintetizar aspectos generales y fundamentales en el estudio de los movimientos sociales que permitan desarrollar el tema, abordando elementos desde una óptica social hasta la base principal de los movimientos sociales, y analizando a groso modo la trayectoria política de estos movimientos y la trascendencia social que han tenido en los diferentes contextos de nuestra realidad. En todo el desarrollo de la ponencia voy a tomar como referencia a algunos autores que han dedicado su tiempo al análisis de los movimientos sociales o temas estrechamente relacionados con este, entrelazare los textos que me sirvieron de soporte para desprender mis argumentos y tratare de ser clara llegando hasta donde mis conocimientos me lo permitan, considerando a los movimientos sociales, como lo expresa Raymi Padilla Vargas, “como forma de expresión ciudadana de trascendencia colectiva y dinámica deliberativa, así como instrumento teórico para el discernimiento académico”.

Los movimientos sociales es una figura que si bien en tiempos muy remotos no tuvo gran notoriedad o se limito demasiado frente a otros factores que se tornaban más fuertes, se ha caracterizado por su rápida evolución en los últimos años tanto en la variedad de sus formas organizativas como en la intensidad de su presencia en la sociedad actual. Si bien es evidente a estas alturas, que la historia de los movimientos sigue estando atravesada por las singularidades de cada contexto estatal, resulta también más necesario que nunca pensarlos desde una perspectiva global. Por ello, tanto la heterogeneidad de experiencias colectivas contenidas bajo el referente de los nuevos movimientos sociales como la necesidad de situarlas en su contexto concreto, ahora no sólo estatal, sino mundial, convierte en imprescindible la tarea de sintetizar brevemente su situación actual.

Las sociedades latinoamericanas han experimentado un conjunto de profundas transformaciones en las diferentes esferas sociales, observando grandes cambios en la configuración de las relaciones entre el Estado y los demás actores de la sociedad. Estos cambios se han dirigido a recomponer las falencias de la convivencia y el razonamiento de nuestra realidad, y a la reconstrucción de las identidades como pertenecientes a una cultura y como participantes en la formación del futuro ciudadano. Sin duda alguna en este proceso de reconstitución social, los movimientos sociales, tradicionales y nuevos, han sido protagonistas de este conjunto de cambios y manifestación de las nuevas prácticas colectivas.

En la evolución de los movimientos sociales, han tenido gran importancia las teorías del comportamiento colectivo, así como la psicología de masas y del racional choice, entre otras. Pero uno de los aspectos más importantes que permite caracterizar a los movimientos sociales es su observación como agente de cambio social, de transformación sobre algunas esferas de la sociedad, de permanencia o de conservación de normas o formas, o de incidencia en procesos sociales, políticos, y económicos que repercuten en el desarrollo de la comunidad. Parafraseando a Manuel A. Garreton, los movimientos sociales “ deben observarse como una forma de agrupación colectiva con algún grado de organización y estabilidad en el tiempo, pero que su orientación se conduce hacia cambios o conservación de una esfera de esta: orientación que gira en torno a dos polos, ya sea como respuesta a las contradicciones sociales a las que busca poner fin, o ya sea como depositario o portador de un sentido de la historia, y en el que sería principal agente de cambio”.

Generalmente, al estudiar los movimientos sociales, se pueden identificar tres elementos que inciden en su formación, el actor mismo, es decir, su esencia, la construcción de su ideología, de sus metas y propósitos, su estructuración tanto interna como el modelo de exteriorización; el adversario, bien sea organismo, institución, corriente de pensamiento, proceso, entre otros, como aquel sistema ante el cual se oponen parcial o totalmente; y un conflicto por el cual se forma y lucha.

Los movimientos sociales cuestionan el ejercicio de la política, en relación con el Estado, se ejerce mayoritariamente por el liderazgo de la elite, canalizando a través de los partidos tradicionales y del control que estos hacen del aparato del Estado. Sin embargo, ante este panorama, la lucha política y la historia política de los pueblos demuestran que aunque todavía seguimos bajo el mando de regímenes autoritarios, se abren paso procesos de resistencia que confrontan el orden social dominante y que incuban o protegen en su lucha diaria proyectos alternativos de sociedad y de cultura.

El marco del ejercicio de la resistencia, supera la acción directa y la violencia y se extiende a todo tipo de práctica social y cultural, y se expresa como una forma del ejercicio de poder y las relaciones de fuerza de múltiples prácticas sociales. La memoria histórica se desdobla y permite hacer aparecer los sueños ocultados, las utopías represadas, la creatividad sometida, el lenguaje silenciado, los símbolos aprisionados, las libertades cercenadas. Esto hace que la resistencia no sea una forma de confrontación a un ejercicio dominante de la política de la cultura. Es también la construcción de proyecto de vida y de sociedad.[1]

La reconstrucción del tejido social, es uno de los ejes transversales que la mayoría de organizaciones, movimientos o asociaciones se han planteado como tarea principal en el objetivo de visualizar las tareas y acciones que se deban tomar para tal propósito. La presencia de organizaciones sociales en un territorio, implica que haya una permanencia o una constante replica de acciones colectivas.

Las acciones colectivas expresan la necesidad de conseguir resultados, son constantes en la permanente búsqueda de cambios ya sean estos de tipo estructural o simplemente cambios que denoten algún tipo de transformación o deleguen un nuevo proceso. Las organizaciones sociales, a través de las acciones colectivas expresan su deseo de lograr su objetivo y son estas las que denotan el poder y la fortaleza de ese tipo de organizaciones. Las acciones colectivas le dan continuidad a un movimiento u organización que desea que la agenda temática que ha sido determinada por los mismos se mantenga en el tiempo y en el espacio en donde pretenden hacer los respectivos ajustes en cuanto a transformación se refiere.

Desde esta perspectiva, podemos inferir que las acciones colectivas son el motor de la permanencia de las organizaciones sociales a través del tiempo. Las acciones colectivas denotan la fortaleza y la resistencia de todo movimiento u organización social que haya decidido entrar en escena. Ahora, la agenda temática que plantean las administraciones que logran llegar al poder irrumpen con los propósitos de todos aquellos que están en constante búsqueda del bienestar, es ahí donde las organizaciones sociales, movimientos o asociaciones se organizan con el propósito de impedir que los intereses particulares se sobrepongan a los intereses generales, en donde las acciones colectivas deberán tener un direccionamiento claro y contundente para lograr dicho objetivo.

Los movimientos sociales se forman a partir de las oportunidades que ofrecen las estructuras políticas, están determinados por los ciclos o acaecimientos que el ente político padece en su proceso de evolución, como si el escenario político creara, configurara y actuara como punto de partida para el establecimiento y composición de los movimientos sociales. Existen básicamente dos maneras de analizar la relación entre estructuras políticas y acción colectiva: la vía trans-seccional y el enfoque dinámico.

La via trans- seccional, hace referencia a un análisis estático de las estructuras de oportunidad, se inclina hacia la observación de políticas, dentro de un enfoque concreto, y la contemplación de las ocasiones en las cuales se puede construir la acción colectiva; en torno a situaciones político /administrativas especificas como detonantes de los criterios e iniciativas de los movimientos sociales, o en torno a los posibles cambios que se dan con el paso del tiempo a nivel interno. Desde una aproximación estatalista, la vía trans- seccional que ofrece el estudio de la estructura de la oportunidad política alude a los tipos de estado, estudiando su disposición ante las fuerzas externas, y, tomando como variable si se trata de un sistema abierto o un sistema cerrado y relacionándolo con el grado de accesibilidad de las acciones colectivas en la pluralidad de aspectos que cobijan la sociedad en general, y con el nivel de implementación que tenga frente a las propuestas de transformación social presentada por los movimientos sociales como receptores directos, en mayor o menor intensidad, de las inconformidades sociales. De manera general, porque para poder afirmar alguna situación específica hay que tener en cuenta la evolución política, económica y social que tenga una comunidad, los sistemas abiertos facilitan la constitución de acciones colectivas y por ende, en casos concretos, la inclusión de políticas en la conformación de la estructura social, es decir, que el sistema da espacio a el desenvolvimiento de movimientos que pretendan participar en las decisiones políticas,

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