El Viaje De La Marmota

El viaje de la marmota

Beatriz Rojas

Lucero es una adolescente, que vive en San Isidro, en el valle del Elqui. Vive rodeada de sus amigas y compañeras de curso, su familia que son: Maximiana su abuela materna, Pacho su abuelo materno y Pilo su padre.

El padre trabaja en el Observatorio de Mamalluca, allí pasa los días encerrado, evitando el contacto con su hija y escondiendo el dolor que le causó la muerte de su esposa Dolores, quien murió producto del cáncer, cuando Lucero tenía 4 años de edad.

Lucero visita a un iriólogo junto a su abuela, por algunos malestares que estaba sintiendo, él con algún grado de acierto, se da cuenta que la joven no se encuentra bien de salud, y recomienda a su abuela que le realice algunos exámenes.

Organizan el viaje a Santiago, para uno o dos días, pero al llegar, las cosas van tomando otro rumbo.

Al llegar al hospital, Lucero cae desmayada, al despertar, se encuentra con la voz de Mercedes, la enfermera a cargo del piso 8, quien le informa que debe hacerle un hemograma, que es como un examen que lee la sangre.

Al terminar el examen la enfermera les pide que la esperen ya que pronto las visitará la doctora W.

Lucero recuerda en silencio las palabras del Iriólogo y la distrae pensar si ella tendrá también un don, y si es así, cuando lo descubriría, para contarle a Pilo y hacerlo sentir orgulloso de ella aunque fuera una vez.

Cuando la paciente se incorpora, escucha una voz alegre, era la doctora Weschenfweller, conocida como la doctora W, por lo difícil de pronunciar su apellido. Ella les informa que deben tomar nuevos exámenes, para asegurar el diagnóstico, deberán tomar una muestra de medula espinal.

Lucero no cree en todo lo que está sucediendo, hace menos de un día estaba junto a sus amigas…Las Alfa, las había bautizado así como las estrellas más brillantes.

El día anterior al viaje, Lucero le comenta a una de sus amigas que su única preocupación es el viaje de estudios…. Como nos cambia la vida, piensa al día siguiente.

Paulo, a quien llaman niño lindo, se presenta ante ella hablando le de ópera y música, Lucero piensa que puede estar loco o drogado, no es común que un joven pueda escuchar esa música.

Ella le comenta que solo está de paso y que apenas termine va a volver a su casa en el Valle, y le pregunta a Paulo si él vive acá, a lo que él responde si la pregunta es ¿en Santiago o en el hospital?, ella le responde: ¡nadie vive en un hospital!, y comienza a contarle la vida en el hospital, como por ejemplo que él vivió 8 meses ahí, le habló del desarrollo de su enfermedad.

Cuando la doctora W, junto a Mercedes le informan que deberá quedarse en el hospital por mas tiempo, Lucero reacciona con miedo, a lo que Mercedes responde que se encontrará en un periodo de cansineo o descanso al igual que las marmotas, que usan este periodo de hibernación, para descansar y aparecer en primavera.

Lucero tiene un solo deseo: “Quiere vivir hasta los 80 años, ser anciana, vieja y arrugada.

Ella comienza a conocer a los demás niños que viven y transitan por el hospital, Ignacio o Nacho, La cata, Martina; al entrar en sus vidas, Lucero con rabia no comprende lo injusto de la enfermedad, niños pequeños, alejados de sus familias, de sus amigos, de los juegos, luchando contra la enfermedad.

Susana la madre de Paulo, vive para sanar el dolor de su hijo, es terapeuta floral y utiliza todo lo natural para dar fuerzas a Paulo y aliviarlo del dolor.

Paulo, logra refugiarse en la música, gracias a su profesor Pamparana, él es una de las personas más importantes en su vida, él lo invitó a unirse al coro del colegio y comienza su pasión por la música.

Los exámenes de Lucero arrojan que tiene Leucemia, debe someterse a quimioterapia, reniega del amor de Dios, y lo culpa de la partida de su madre, pero por sobre todo, se siente culpable de estar enferma y tiene miedo a la reacción de Pilo.

El tener que quedarse en Santiago, para recibir su tratamiento, trae devuelta a su vida a sus abuelos paternos

Para ayudarla con sus miedos, Elvira, la psicóloga decide hablarle no de su enfermedad, sino de su madre Dolores. Le dice que recordar viene del latín “recordare”, el prefijo re significa de nuevo y cordaris se refiere a corazón:

“- Recordar significa mucho más que tener a alguien en la memoria. Significa volver a pasar a esa persona por el corazón. Si le dices a alguien que la recuerdas, le estás diciendo que está presente en tu corazón. Recordar no tiene nada de malo, es una forma de amar.”

Lucero había pensado, al llegar al hospital, que lo que les ocurría a ellos, los del octavo piso, era terrible y que con decir pobrecitos había logrado ponerse en su lugar, pero haber recibido su diagnóstico es el que le hace entender que ahora ella también es parte de

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