El horror economico

El Horror Económico.

La importancia de una vida laboral activa (empleo o trabajo), es una forma de supervivencia en la actualidad que encaramos hoy en día. Y todos nuestros esfuerzos están encaminados a un solo propósito: “generar ganancias”, por lo que el derecho a sobrevivir se defiende en la utilidad que cada persona representa para la sociedad. Por lo que una persona sin ocupación laboral por desempleo o por falta de actitudes laborales comienza a ser replegada de la población activa (excluida), así se induce a aquellas personas en busca de trabajo fijo a una esclavitud moderna para no formar parte de las estadísticas y tener la sagrada oportunidad de percibir un salario, las riquezas que se acumulan se distribuyen de forma imparcial por ende los ricos son más ricos y escasos que la clase trabajadora con carencias y mas abundante. El trabajo tiene una fuerte relación con la industria en la cual los capitalistas (manipuladores) ponen las reglas a seguir. Y la plusvalía favorece a los empresarios, el estado se encuentra en desventaja ante los empresarios despojándolo de ese poder regulador, y los únicos personajes que les pueden hacer frente ante su crecimiento son empresas semejantes con fines similares o las cuales afectan sus intereses. En estas últimas décadas el trabajo se ha convertido en un mercado en el cual solo entran los más preparados que pueden hacer mucho y cobrar poco.

La tecnología y la automatización han incursionado un nuevo mercado laboral, la era digital llego para quedarse a pesar de que no tiene una relación directa con las actividades reales y viene a desplazar a empleados costosos. En la actualidad se enfrenta un problema demográfico la miseria suele dar ganancias a las ganancias. No hay países perfectos en los cuales sus habitantes pueden vivir de manera estable, en todos los lugares sobre la faz de la tierra hay crisis, pobreza y sufrimiento llevando a la población al extremoso y precario mundo de la “marginación”, pero depende de cada estado regular estos eventos de tal forma que afecten lo menos posible; la realidad es que se vive en un mundo acorde a sus habitantes y que la riqueza de un país no lo conduce a la prosperidad.

La globalización nos abre las puertas a diferentes medios de información y es tan sencillo accesar a la red con un clic, sentir pena por la desgracia ajena unos minutos y continuar con el resto del día, se ha llegado un punto en el cual la indiferencia es tan común como el desempleo. Es curioso como las víctimas de la situación son las empresas, entidades que arriesgan todos los días, estas masas vivas que dotan a la sociedad de empleo, para los jóvenes egresados de las universidades el futuro no pinta bien pareciera que se les niega la participación en el mercado laboral.

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